_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El futuro europeo se juega en Washington

No es una cuenta con el pasado lo que está pendiente. Es la posibilidad de que Trump, o alguien como él, pueda regresar a la presidencia en 2024

Asalto al Capitolio en Washington Estados Unidos
Asalto al Capitolio de Washington el 6 de enero de 2021.Jim Lo Scalzo (EFE)
Lluís Bassets

Pasar cuentas con los responsables del asalto al Capitolio no es una tarea fácil. Ni siquiera está claro que lo consigan el departamento de Justicia, con el auxilio del FBI, y la comisión especial de investigación de la Cámara de Representantes. Los medios desplegados son notables, como lo es la documentación sobre el asalto: grabaciones de video, registros de llamadas, mensajes digitales, testigos de las reuniones preparatorias, testimonios de las víctimas de las agresiones...

El mayor obstáculo lo constituye una institución tan veterana y fundamental en el sistema político estadounidense como es el partido republicano, ahora en la oposición, con sus 50 senadores, sus 212 congresistas, los 28 gobernadores y los seis jueces del Supremo nombrados por presidentes republicanos. En manos de los republicanos estuvo la culminación de los dos fracasados juicios de destitución o impeachment contra Trump, el primero por abuso de poder y obstrucción a la justicia iniciado el diciembre de 2019, y el segundo, por incitación a la insurrección, en su última semana presidencial.

La acción de la policía y de la justicia se ha demostrado sumamente eficaz en la investigación y persecución de los asaltantes, gracias a la colaboración involuntaria de los exhibicionistas rebeldes trumpistas, que recogieron en sus teléfonos móviles un rosario de pruebas de sus hazañas. No está claro, en cambio, que el castigo alcance a los responsables máximos del intento insurreccional y del autogolpe de Estado perpetrado desde la Casa Blanca. Son muy pocos los republicanos que han podido escapar de la capacidad de intimidación del trumpismo para que no colaboraran en la investigación. No pudo constituirse la comisión bipartidista que correspondía a la gravedad de los hechos, y los demócratas tuvieron que conformarse con una comisión solo de la Cámara de Representantes, donde cuentan con mayoría, salvada a efectos bipartidistas por la vicepresidencia de Liz Cheney, la muy conservadora pero dignísima hija de Dick Cheney, que fue vicepresidente de George W. Bush.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El trumpismo está recurriendo a todos los medios a su alcance, como desatender las convocatorias o negarse a entregar documentos, aun a riesgo de incurrir en desacato, seguidas de recursos judiciales, que en el caso de Trump terminarán en el Supremo, donde se dirimirá si el expresidente puede acogerse todavía al privilegio de reserva presidencial como sostiene. El objetivo es llegar a las elecciones de mitad de mandato del 8 de noviembre de 2022, que pintan mal para los demócratas, sin que la investigación haya llegado al núcleo de la conspiración, es decir, a Donald Trump.

No es una cuenta con el pasado lo que está pendiente. Es la posibilidad de que Trump, o alguien como él, pueda regresar a la presidencia en 2024. También el futuro de la democracia en Estados Unidos, del que depende en buena parte el futuro de la democracia en el mundo. Si la democracia se hunde en Washington, la autocracia sube en todas partes y especialmente en Europa, donde ya está al acecho en Moscú.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_