¿Quién se atreve a organizar una fiesta de Navidad?
El Partido Popular ha cancelado sus cenas, con la previsible oposición de Isabel Díaz Ayuso
El último desencuentro entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado ha venido por las cenas de Navidad del Partido Popular. Al final no se celebrarán, una decisión que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha aceptado de mala gana. Igual mis amigos piensan que me ha dado un omicronazo y que deliro por la fiebre, pero entiendo a Ayuso. Llevamos casi dos años portándonos bien, llevando la mascarilla a todas partes, evitando los interiores y vacunándonos. Parecía que estábamos saliendo de esta y que íbamos a pasar unas Navidades casi normales, con cenas familiares y celebraciones con amigos. Pero ha llegado una nueva variante y cada día nos enteramos de que algún conocido se ha contagiado. Pues iremos con cuidado, claro, qué remedio. Pero fastidia un poco, no lo vamos a negar.
Además de todo esto, estamos totalmente desorientados tanto con la pandemia como con los líos del PP: ¿esta discusión por la cena era una nueva excusa para escenificar una pelea, como sospechaban muchos tuiteros? ¿O se trataba de una nueva temeridad de Ayuso en un momento de subida de contagios, como pensaban otros?
Tengo una duda... ¿y le habrá preguntado Casado a Ayuso qué coño está haciendo animando a la gente a irse de cena en plena sexta ola?
— Pedro Blanco (@pedroblancoa) December 15, 2021
Es posible que mis amigos se asusten ya del todo y llamen a emergencias, pero he de decir que también entiendo a Casado. Es mejor evitar riesgos, siempre que se pueda. No solo los sanitarios, sino también los políticos. Sobre todo teniendo en cuenta la crisis por la que está pasando el primer ministro británico, Boris Johnson: estos días se ha publicado en prensa y compartido en redes una foto de la fiesta del partido conservador durante las Navidades de 2020, imagen que se une a las informaciones sobre la celebración en Downing Street en las mismas fechas. Estas reuniones celebradas en momentos muy duros de la pandemia le están suponiendo críticas y palos por todas partes.
Para que se hagan una idea, incluso Ryanair se está ensañando con el líder británico. La aerolínea publicaba hace unos días un tuit en el que advertía de que el riesgo de covid había subido de 3 a 4, por el mayor número de contagios. Y en una tabla se mostraba lo que este incremento de riesgo significaba para las fiestas del Gobierno. Para el nivel 4 estamos hablando de un Boris Johnson descamisado y preguntándole al retrato de Margaret Thatcher si viene mucho por aquí.
The UK Covid Alert Level has been increased from Level 3 to Level 4 pic.twitter.com/7TTpwIDz98
— Ryanair (@Ryanair) December 13, 2021
Esta empresa es mejor con los tuits que con los vuelos. O, como apuntaba un comentarista: “Ryanair tiene más autoridad moral que los tories, Dios mío”. Unos cuantos aprovechaban la viralidad de un mensaje compartido 30.000 veces en tres días para reclamar devoluciones pendientes de cargos indebidos. “Tenéis tiempo para hacer chistes, pero no para responder a las quejas de los clientes”, decía uno, a lo que otro contestaba: “¿Te imaginas el número de reclamaciones que tienen? Estarán aún por 2010″. Mucho se ha hablado del Twitter político y del Twitter de humor, pero desde sus inicios esta red social ha sido utilizadísima para reclamar paquetes extraviados, exigir devoluciones por billetes cancelados y quejarse de productos defectuosos, no siempre con la educación y amabilidad que serían deseables.
Volviendo a Madrid, no es de extrañar que Casado no quiera arriesgarse a que se burlen de él tuiteros y empresas. Igual Ayuso puede conformarse con algo más tranquilo, como una caña en una terraza, con un buen abrigo, bufanda y guantes. No pasa nada si estamos un año más sin bailar la conga y evitamos, en la medida de lo posible, contagios, ingresos hospitalarios y, en este caso, los peores enemigos de los políticos: tuits hirientes y los memes que circulan por los grupos de Whatsapp.
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