Ortografía bajo mínimos
Los lectores opinan sobre las faltas de ortografía, los jóvenes y el mercado laboral, la Sanidad madrileña y sobre la contaminación acústica
La ortografía está en sus mínimos históricos y la pandemia no ha tenido nada que ver. A la extraña desaparición de los acentos, similar a la de los dinosaurios en el Cretácico, siguió la práctica extinción de las comas y otros signos de puntuación. Ahora, para rematar, algunos se empeñan en eliminar las mayúsculas tanto del nombre como de los apellidos. Dense una vuelta por las redes sociales y comprobarán que no exagero ni un pelo. Ante tanto disparate ortográfico, del que no se salva ni el apuntador, sería interesante que la Real Academia Española se pronunciara, aunque solo fuese para confirmar que aquello de diferenciar entre nombres comunes y nombres propios mediante mayúsculas y minúsculas —felicidad y Felicidad, por ejemplo— que nos habían enseñado en la escuela no es algo caduco, aunque ahora parezca que lo que toca es escribir todo en minúsculas. Y a poder ser, sin tildes.
Ignasi Castells Cuixart. La Garriga (Barcelona)
Demos paso a los jóvenes
He leído en las dos últimas semanas los reportajes sobre la juventud actual, su falta de expectativas, su falta de trabajo, etc. Es descorazonador leer la amargura que transmiten en las entrevistas. Jóvenes treintañeros que siguen viviendo con sus padres porque no tienen ingresos propios, no tienen un techo propio ni pueden plantearse formar una familia propia. No creo que la mejor forma de acabar con la tragedia del paro juvenil sea alargar la vida laboral de los que nos acercamos a la edad de la jubilación. Yo seguiré cotizando hasta los 67, 68 años, o más, pero un joven no podrá cotizar para mi jubilación ni para la suya porque les estamos impidiendo el paso al mercado laboral, ocupado en buena parte por gente que no podrá jubilarse a los 65 años.
Paulino Cazallas Escribano. Ciudad Real
La imposible sanidad madrileña
Vivo en la Comunidad de Madrid. Intento pedir cita en mi centro de salud con la doctora mediante la aplicación de cita sanitaria, y esta me devuelve este mensaje “no se encontraron citas libres en los 14 días siguientes a la fecha indicada”. Llamo al centro de salud más de diez veces, en cada llamada se pierden aproximadamente unos cuatro minutos entre las indicaciones del coronavirus y dar los datos al ordenador; y cuando te pasan cuelgan o se corta la llamada. No quiero esta libertad, me aterra.
Joaquín Vicente Mateos. Madrid
Lucha contra la contaminación acústica
Agradecería que ante la gravedad y reincidencia de saltarse la ley que cometen infinidad de personas modificando en coches, motos y motocicletas los tubos de escape y demás componentes para conseguir más potencia y sobre todo para hacer muchísimo más ruido, se iniciara una campaña de educación y seguimiento por parte de la Policía Local para que se cumplan las leyes y ordenanzas municipales, y especialmente para que se eviten las grandes molestias que producen. Tampoco estaría de más que fueran conscientes de los daños de gravedad que puede sufrir su salud auditiva en cuanto pasasen unos años.
Policarpo Muñoz Martínez. L’Eliana (Valencia)
Los textos de esta sección tienen que enviarse exclusivamente a EL PAÍS y no deben tener más de 100 palabras (700 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, teléfono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PAÍS se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos o extractarlos. No se dará información sobre estas colaboraciones. La dirección para escribir en esta sección es CartasDirector@elpais.es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.