_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Urnas y sables

Hace falta rigor ante los eventuales brotes subversivos; también responsabilidad, privando de coartadas a los enemigos de la democracia

Antonio Elorza
Candidatos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid
Los candidatos a la presidencia de Madrid, en el plató del debate electoral celebrado en Telemadrid el 21 de abrilJesús Hellín, JESUS HELLIN (Europa Press)

En esta ocasión, resultó útil la propaganda electoral, tanto para entender el sentido de las ofertas como los resultados en las urnas. Así, en el caso del PP, los enormes carteles que siembran la capital y los envíos por correo nos evitaban formular preguntas. La oferta se ceñía a la figura de Isabel Díaz Ayuso, con su aire de peponcita del cine mudo, una pizca posmoderna. Asumió el relevo del caudillismo de su enemigo visceral, Sánchez, en una partida del todo o nada, y transmitió siempre la seguridad en la victoria. Los eruditos pudieron comprobar en su web que el PP seguía donde siempre: bajos impuestos (menos servicios públicos), enseñanza privada, adelante los empresarios. Y óptimo balance de “libertad”: diversión y contagios. La tragedia fue rentable.

La antítesis era la oferta de Ciudadanos: bastión centrista que opta por la derecha, con Vox dentro. Resultado: justo castigo. Se lo ganó también Iglesias, al fallar la captación de Más Madrid, para presentarse como verdadera izquierda frente al PSOE. Su programa dejaba claro que el objetivo no era Madrid, sino la guerra social sobre el dilema “fascismo o democracia”, contagiando al PSOE. Solo ha servido para impulsar a Vox, creando un ambiente irrespirable. En cuanto a Vox, sale afirmado al consolidar un neofranquismo puro y duro, derrotando al “Frente Popular”; exhibió una líder que aporta el toque de ferocidad propio de la ultraderecha cubana. Más nacionalcatolicismo.

Lastrado Gabilondo para capitalizar su bagaje de gestor, sin estilo de candidato, pasando inseguro del “Pablo, no” al “Pablo sí”, la única ruptura activa del cerco correspondió a Más Madrid. Fue el único discurso a ras de realidad. Nadie profundizó en ello. Careció de medios de comunicación afines: como mucho era la buena sanitaria para acompañar al PSOE. Debió ser más, aunque los ciudadanos lo entendieron.

Una crispación semejante erosiona la democracia, a pesar de la alta participación. Esperemos que no abra puertas al regreso de los muertos vivientes, no solo presente en España. El manifiesto de los generales retirados de diciembre en España encontró eco en otro similar en Francia, con el retiro usado como protección para esgrimir fraudulentamente el “honor militar”. Un 21 de abril, cuarenta años tras el putsch antigaullista de Argel. Acompañaba la llamada al golpe de los militares activos y, tanto en España como en Francia, conecta con una derecha irresponsable (LePen, Ayuso). Más Vox.

El episodio interpela a la izquierda, tras romper Iglesias los moldes de la convivencia política, mientras Sánchez presionaba sobre el marco legal y judicial en su cortejo a ERC. Hace falta rigor ante los eventuales brotes subversivos; también responsabilidad, privando de coartadas a los enemigos de la democracia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

¿Aprendió de veras Iglesias la lección dimitiendo? Mejor Yolanda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_