_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Existió Jesús? ¿Era realmente Dios? ¿Nos ha quedado alguna frase de él considerada auténtica?

Al final Jesús significa el ideal de la humanidad, la esperanza de que el hombre fue creado para la felicidad y no para el dolor

Juan Arias
El Papa Francisco celebra la misa navideña en el Vaticano, este jueves.
El Papa Francisco celebra la misa navideña en el Vaticano, este jueves.POOL (Reuters)

Cada Navidad se plantea la pregunta sobre si existió Jesús. ¿Es un personaje histórico o fue creado con retales de las viejas mitologías? Nada que ello influya en la vida de los cristianos ni resquebraje su fe, pero tampoco es pura curiosidad.

¿De dónde nacen las dudas sobre la figura histórica de Jesús cuya doctrina es profesada por un tercio de la Humanidad y es mayoría absoluta en Brasil entre católicos y evangélicos? Del hecho que en ningún documento histórico de su tiempo se habla de su existencia. Por ejemplo el filósofo Filón de Alejandría, que sobrevivió a la muerte de Jesús, en ninguno de sus 50 escritos conservados nombra a Jesús a pesar de que se interesó por la gran actividad de sectas dentro del judaísmo de aquel tiempo.

De ahí la alegría de la Iglesia al descubrir que el famoso historiador judío de finales del siglo Flavio Josefo hacía alusión a Jesús, pero, con tantos elogios que parece imposible que fuera escrito por un judío. De ahí las dudas de que el texto haya podido ser modificado más tarde por los cristianos. De hecho, el teólogo español Juan José Tamayo en su obra Por eso lo mataron, escribe; “Parece tratarse de un texto muy modificado sobre cuya autenticidad se cierne una larga serie de dudas”. Y en efecto el texto parece falso en su totalidad, ya que refleja más bien la predicación cristiana de Jesús en clave totalmente apologética en la línea de los evangelios y no de un historiador judío del tiempo de Jesús. Sin embargo, muchos piensan que aunque pudo ser manipulado más tarde, en realidad es la única alusión de que Jesús existió.

Y si de los historiadores judíos de aquel tiempo prácticamente nada sabemos sobre la existencia de Jesús, lo que sí parece imposible es que se hubiera tratado solo de un mito, ya que el influjo que acabó teniendo en la historia aquel profeta que acabó crucificado por el poder religioso y civil de aquel tiempo como subversivo, parece imposible que no hubiese existido.

¿Y los evangelios que la Iglesia? Es otro tema muy controvertido, ya que existieron decenas de evangelios cuya autenticidad es difícil de probar. Incluso los cuatro evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan que la Iglesia acabó considerando canónicos, el más antiguo, es el Marcos escrito ochenta años después de la muerte de Jesús. Saber lo que en ellos hay de realmente histórico y no de mitificación del personaje no es fácil.

Tanto es así que los expertos en estudios bíblicos consideran que de todo lo que atribuye en los evangelios dicho por Jesús solo 12 frases serían literales. El resto es difícil saber si eran de él o de los evangelistas. De la dificultad de poder llegar a una reconstrucción de las palabras pronunciadas literalmente por Jesús durante su vida pública habla muy clara la experiencia hecha por Robert Funk, del Westar Institute. Se convocó un encuentro internacional de expertos católicos y protestantes para intentar reconstruir las palabras realmente pronunciadas por Jesús. Los eruditos trabajaron en varias universidades durante cinco años para separar las frases que consideraron pronunciadas literalmente por Jesús.

La tarea de aquellos expertos fue desesperada, ya que ni siquiera ellos consiguieron ponerse de acuerdo. Lo que hicieron entonces fue poner a votación para que cada uno con su especialidad votara qué frases se podían considerar auténticas o no. Votaron con bolas de cuatro colores. La roja significaba que “eso lo dijo Jesús”, la rosa que debía haber dicho “algo parecido”, la gris que “esto no lo dijo Jesús, pero pertenece a sus ideas”, y la negra “esto no lo dijo Jesús de ninguna forma” y fue fruto de la catequesis de los primeros cristianos. Aquel trabajo con los colores de las bolas fue publicado en un grueso volumen titulado de Five Gospel. What did Jesus really say. Solo 12 frases fueron votadas en rojo, es decir consideradas como auténticas. Entre ellas la ya famosa “nadie es profeta en su tierra”, la parábola del Buen samaritano, ya que es una condena clara de los creyentes. El que ayuda en realidad al herido en la calle era un ateo. El creyente pasa de largo. Otras dos consideradas auténticas es la de “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, la de que es “más difícil que un rico se salve que el que un camello pase por el ojo de una aguja”. También son consideradas auténticas las bienaventuranzas por su radicalidad.

Otro de los puntos más delicados y controvertidos de la historia de Jesús era si era o no Dios. Los teólogos modernos sean católicos que protestantes hoy están prácticamente de acuerdo que en ningún momento Jesús se proclama Dios. Al revés se llamaba “hijo del hombre” que en su dialecto arameo significaba simplemente “hombre”. Jamás se proclama Dios. Más aún, en el momento de su muerte, cuado agonizaba en la cruz se queja a Dios por haberle abandonado.

Si todo esto puede ser importante de un punto de vista puramente histórico, lo cierto es que Jesús ha sido el personaje que más influjo ha tenido en la historia. Su revolución ética, su defensa siempre de los últimos, su sentido de justicia, sus anatemas contra quienes desprecian y pisotean a los más desvalidos, su visión sobre la vida y la muerte, su influencia no solo religiosa sino laica de la vida y de la humanidad han resistido intactas en estos más de dos mil años.

Ningún otro movimiento religioso y humanista, seguido hoy por un tercio de la humanidad ha tenido tanta influencia no solo en el campo religioso sino también en la cultura y en el arte, así como en las costumbres y en la política. Al final Jesús significa el ideal de la humanidad, la esperanza de que la muerte no acaba en la tumba, que el hombre fue creado para la felicidad y no para el dolor.

En nombre del cristianismo se han librado guerras, inquisiciones y exterminios pero también millones de acciones en defensa de los últimos y a favor de los derechos humanos.

La Navidad al final nos regala cada año con la linda leyenda del nacimiento de Jesús sentimientos de fraternidad, deseos de afecto, amor por la vida, y la esperanza de que los sentimiento de vida superan a los de la muerte. ¿Les parece poco?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_