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Columna
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Novela del Rey

Felipe VI presenta mañana un cortometraje que no competirá en festivales pero en el que se juega mucho, ante unos, sus enemigos, y ante otros, los que no lo somos de forma incondicional

Vicente Molina Foix
El rey Felipe VI en un momento de su discurso de Navidad de 2019.
El rey Felipe VI en un momento de su discurso de Navidad de 2019.Europa Press

Hará de esto más de 30 años, y no sé si el coprotagonista lo ha contado por escrito, aunque lo recordará; yo recuerdo su relato oral. El actual Rey de España era entonces un Príncipe estudiante, y por iniciativas del aparato real o propias se solicitó a un destacado novelista aún joven y de creciente prestigio internacional darle al heredero unas lecciones privadas sobre literatura y novela. El improvisado profesor, que también lo fue de rango universitario y aceptó, referiría después ante unos amigos el interés genuino, las preguntas y la atenta escucha un tanto ingenua, pero no bobalicona de aquel Felipe que aún no había pisado el umbral de la historia de nuestro país.

Me he acordado de esa visita sin lucro a palacio ahora que el Rey se enfrenta a un trascendental episodio de ficción en monólogo. Felipe VI presenta mañana un cortometraje que no competirá en festivales pero en el que se juega mucho, ante unos, sus enemigos, y ante otros, los que no lo somos de forma incondicional. Alguna que otra vez me he preguntado quién filma los discursos regios (o los presidenciales) en países en los que el cine es un arte mayor. ¿Llama aquí la Casa Real a Isabel Coixet para la puesta en escena? ¿Pone las luces Alcaine? ¿Quién dispone la foto familiar y las banderas de atrezo? Las corbatas la verdad es que no suelen relampaguear, y en la música de fondo, predeterminada por el himno nacional, poco podría hacer Alberto Iglesias. Todo esto no es manía de cinéfilo ni frivolidad de alta costura. El guion sí que importa: el Rey ha de vivirlo con convicción, sin representarlo.

Cinéma vérité. Si lo hace bien, podría ser la película del año. La que dejara, ya que no dinero en las arcas de la castigada industria, un buen sabor de boca. Mal nos irán las cosas si sale un bodrio.

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