Nueva inyección en EE UU
El paquete económico aprobado por el Congreso, aunque corto, supone un alivio ante la crisis
El Congreso de Estados Unidos ha aprobado una nueva inyección de dinero público para rescatar a la economía del país, especialmente al pequeño comercio, desempleados y hogares más vulnerables, de los efectos de la pandemia y de la recesión, y a la vez para financiar los tratamientos médicos y la campaña de vacunación. Los 900.000 millones de dólares —unos 735.000 millones de euros—, votados tanto por demócratas como por republicanos, llegan en plena oleada de infecciones y en mitad de los más devastadores efectos recesivos provocados por la covid-19. Por sus dimensiones, es el segundo paquete de ayudas directas de la historia del país, después del aprobado el pasado mes de marzo, por valor de 1,8 billones de euros, y supera el que obtuvo Obama en 2008 como primer estímulo anticrisis de su presidencia.
Para el presidente electo, Joe Biden, es solo el aperitivo de lo que necesita la economía estadounidense, justo para superar las estrecheces del invierno y el incremento de la curva de infecciones hasta que se empiecen a notar los efectos de las vacunas. Para los republicanos, en cambio, debería ser el último esfuerzo de dinero público y la preparación de la resistencia a ofrecer nuevos márgenes de gasto a la futura Administración demócrata. La negociación en el Congreso ha llevado muchos meses y ha ido acompañada de la acostumbrada amenaza de cierre de la Administración por falta de consenso sobre el presupuesto, como ya ha sucedido en otras ocasiones, pero esta vez en mitad de una crisis económica y sanitaria excepcionales y justo antes de unas navidades semiconfinadas.
En este nuevo paquete, los ciudadanos con rentas bajas recibirán directamente cheques de 600 dólares, la mitad de la cantidad recibida nominalmente en marzo, en plena campaña electoral, entonces acompañados de la firma presidencial de Donald Trump. Este nuevo rescate llega tarde y también se queda corto si se atiende a la enormidad de la incertidumbre, pero constituye un alivio efectivo y a la vez un esperanzador mensaje de colaboración bipartidista tras nueve meses de continuos enfrentamientos y desacuerdos entre republicanos y demócratas, concentrados en la pelea electoral.
Han quedado fuera las ayudas a los Gobiernos estatales y municipales propuestas por los demócratas y las exigidas por los republicanos a los hospitales y negocios que han permanecido abiertos durante la pandemia, pero hay capítulos para la promoción de energías limpias y para combatir el cambio climático, que constituyen una novedad dentro de la presidencia de Trump y anuncian ya el giro político que se prepara con la llegada de Biden. Conviene señalar que esta nueva inyección de ayudas directas es de una envergadura similar al fondo para recuperar y transformar las economías europeas.
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