_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La pereza

La desidia hacia los profesionales de la educación que muestran nuestros líderes no es nueva y no es distinta a la de la sociedad común. En esto sí que nos representan

Lola Pons Rodríguez
Imagen de archivo de un colegio en Valdemoro (Madrid).
Imagen de archivo de un colegio en Valdemoro (Madrid).Óscar J.Barroso - Europa Press - Archivo (EUROPA PRESS)

Todas las vueltas al cole felices se parecen, pero esta vuelta al cole nos inquieta a cada familia de una manera. En la sobremesa de una comida, hay un hombre preguntándose cómo afectará un colegio cerrado al progreso de su niño con discapacidad, hay una mujer desvelada por no saber dónde dejará a su hijo si las aulas no se abren, hay familias agotadas de teledocencia que tiemblan ante la posibilidad de que la experiencia se repita. Hay padres alarmados por la formación de sus hijos y otros intranquilos por la logística de la casa. Todo es comprensible, todo es lícito, pero en esas conversaciones domésticas ¿quién se acuerda del profesorado?

Yo pienso en tantos profesores que de un día para otro se inventaron recursos de la nada, se adaptaron como pudieron a la enseñanza en línea con sus propios medios y llegaron exhaustos a final de curso; pienso en esos cuya vocación estuvo a la altura de su entrega y que aún no tienen información de qué pasará en septiembre: ¿les hemos reconocido su esfuerzo? Cuando legítimamente nos hemos preocupado por los ingresos de bares, discotecas, teatros y cines, ¿quién se ha interesado por esa enorme red de pequeños negocios que rodea a la educación: profesores de academias, de extraescolares...? ¿Y ahora nos escandalizamos porque los responsables políticos no han previsto bien la vuelta al colegio? La desidia hacia los profesionales de la educación que muestran nuestros líderes no es nueva y no es distinta a la de la sociedad común. En esto sí que nos representan.

La pereza es un pecado muy veraniego y, ciertamente, eso que en México llaman estar acostadote es una holganza excusable en agosto. Pero, con toda razón, la pereza se llamó también en la Edad Media acidia, una palabra tomada del griego que significa “indiferencia”. Esa acidia que rima con desidia ha sido el pecado constante de España en materia de educación.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Quizá porque pertenezco al gremio sea poco objetiva, pero tengo claro que si este curso tan frágil no se derrumba al poco de empezar será de nuevo por la tenacidad comprometida de muchos de los profesores. A ellos dedico mi última columna veraniega. Hoy me despido de esta tarima; dejo de cometer un pecado a la semana. He cumplido la cita: del pecado de la pereza, al menos, espero estar absuelta. @Nosolodeyod

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Lola Pons Rodríguez
Filóloga e historiadora de la lengua; trabaja como catedrática en la Universidad de Sevilla. Dirige proyectos de investigación sobre paisaje lingüístico y sobre castellano antiguo; es autora de 'Una lengua muy muy larga', 'El árbol de la lengua' y 'El español es un mundo'. Colabora en La SER y Canal Sur Radio.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_