_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cucufata

Sánchez nos ha traído la buena nueva de la única política posible, la que nos llevará a la ignota Nueva Normalidad, un pedazo de concepto digno de Montesquieu

Jorge M. Reverte
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados.J.J. Guillen (Europa Press)

“Santa Cucufata parió por un deo. Será verdad, pero yo no me lo creo”. El tan elogiado saber popular español, profundo como un pozo sahariano y lleno de ironía como el discurso de un gobernador franquista un 18 de julio, se muestra una vez más como de inexcusable consulta ante los hechos políticos que rodean al bicho asesino.

El miércoles pasado pudimos asistir en el Congreso a algunos prodigios dignos de Cugat, que es como se llamaba el santo, que no era santa, en catalán. Un regalo del coronavirus para celebrar su posible último periodo de relativa libertad, amparada según algunos sabios de extrema derecha, por los sucesivos estados de alarma que les ha pedido el presidente Sánchez a los diputados.

El jefe de la derecha franquista española, Santiago Abascal, se ha llevado los mejores galones. Abascal defendió la libertad en alguna de sus variantes, ya ni me acuerdo, y le cuesta decir la palabra, al pobre. Defender cualquier libertad, aparte de la de fusilar, le tiene que ser difícil.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pero le llegó el turno a Casado, que tenía que explicar al público su oposición al plan del Gobierno. Y no encontró las palabras, por mucho que Cayetana le diese ánimos a distancia. La exigida por el estado de alarma. Y el jefe de la oposición volvió a lucirse con una exhibición argumental que pretendió demostrar su sentido de la lealtad al Gobierno con ideas que lo rechazaban de plano.

Los nacionalistas catalanes actuaron juntos esta vez, al toque de corneta de san Cugat, para demostrar que los socialistas no son de fiar, como no lo han sido nunca. Azaña, aunque no era tal cosa, se habrá removido en su tumba. Arrimadas decidió, por fin, que Ciudadanos es un partido de centro, y Joan Baldoví dio, como siempre, el mejor y más libre de los discursos.

En medio de un solar donde se pudieron escuchar tan escasos argumentos genuinos, el presidente Sánchez, arropado por una tranquilizadora aritmética que Carmen Calvo le dio en una bandeja de plata, nos ha traído la buena nueva de la única política posible, la que nos llevará a la ignota, pero indeclinable Nueva Normalidad, un pedazo de concepto digno de Montesquieu.

Los muchos seguidores de san Cucufato, o san Cugat, hemos tomado un pañuelo y lo hemos atado con un cordel, para decir: “San Cucufato, los cojones te ato, y hasta que no me encuentres el discurso, no te los desato”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_