La última jugada de ‘El Mayo’ Zambada desde la cárcel: pena de muerte, soberanía y un nuevo golpe mediático
El capo capitaliza las tensiones entre México y el Gobierno de Trump para atraer atención a su caso, tantear el impacto de una eventual cooperación con las autoridades y ampliar sus opciones en Estados Unidos
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El último giro en la trama judicial alrededor de Ismael El Mayo Zambada ha sido inesperado. El capo de 77 años, fundador del Cartel de Sinaloa, sorprendió con una nueva carta desde la cárcel para exigir su repatriación al Gobierno de Claudia Sheinbaum. “El Estado mexicano tiene la obligación ineludible, inmediata y categórica de intervenir de manera activa y contundente en la defensa de mis derechos humanos, de mi soberanía como ciudadano mexicano y de la soberanía de México como Estado, en virtud de que mi traslado a los Estados Unidos de América fue producto de un secuestro transfronterizo”, afirma Zambada.
El escrito fue entregado al consulado mexicano en Nueva York el 20 de febrero, apenas un día después de que la Administración de Donald Trump confirmara la designación de seis cárteles como organizaciones terroristas y en plenas tensiones diplomáticas entre ambos países. Trump presiona para que sus vecinos tomen acciones más contundentes contra el narco. Sheinbaum exige respeto a la soberanía del país en medio de amagos de intervenciones militares de Washington, bajo la excusa de la lucha antiterrorista. Y Zambada ha sido el último en sumarse al debate, con una argumentación de 33 páginas sobre por qué su caso es una afrenta contra la soberanía de México.
El Mayo repitió la fórmula que ya le había funcionado con la publicación de su primera carta desde la cárcel. El pasado 10 de agosto, el capo acusó a Joaquín Guzmán López El Güero, su ahijado e hijo del Chapo, de secuestrarlo y entregarlo en Estados Unidos. Esa misiva también fue difundida por sus abogados apenas un día después de que Washington, en voz del entonces embajador Ken Salazar, fijara su versión oficial sobre la captura del narcotraficante. “Zambada fue llevado contra su voluntad”, aseguró Salazar, sin dar más detalles.
Asesorado por su equipo de abogados, el líder del Cartel de Sinaloa se apoderó de la narrativa mediática del caso y respondió a todos los vacíos que las autoridades en ambos lados de la frontera no quisieron o no pudieron llenar. En los días que siguieron, en otro giro sorprendente, la Fiscalía General de la República (FGR) adoptó las acusaciones de Zambada como la principal línea de investigación para esclarecer qué pasó en territorio mexicano antes de que bajara de un avión cerca de la ciudad fronteriza de El Paso y fuera aprehendido sin necesidad de que se disparara una sola bala. Todos los puntos señalados por el capo fueron corroborados por la FGR, salvo la parte que supuestamente involucra al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.
Esta vez, Zambada insistió en la versión de su secuestro, pero fue más allá. Su objetivo ya no es Guzmán López, sino las autoridades estadounidenses. El Mayo basa su petición al Gobierno mexicano en varias piezas del rompecabezas sobre su caso. Alega que su captura fue “ilegal” y reclama violaciones al debido proceso, tras aterrizar en Estados Unidos sin extradición de por medio y sin que Washington aclare aún las circunstancias de su arresto.
También capitaliza a su favor la posibilidad de que la pena de muerte sea aplicada en su proceso judicial en Nueva York. El juez deslizó en una audiencia en octubre pasado que los fiscales podían solicitar el castigo capital, bajo el argumento de que El Mayo fue clave en la epidemia de fentanilo, que se ha cobrado cientos de miles de muertes en ese país. “México debe exigir de manera categórica y sin margen de discrecionalidad a los Estados Unidos de América una garantía formal, vinculante e irrevocable de que no se me impondrá ni ejecutará la pena de muerte bajo ninguna circunstancia”, reclama el capo. Además, sus abogados argumentan que el tratado de extradición entre ambos países “obligan a México a impedir la imposición de la pena de muerte a sus nacionales en el extranjero”, porque la pena de muerte es inconstitucional, según las leyes mexicanas.
Más allá de los argumentos legales, Zambada y su equipo plantean una serie de hipótesis a raíz de su caso, que resuenan en el plano político y mediático. “Si el Gobierno de México no actúa, el suscrito seré condenado a pena de muerte sin lugar a ninguna duda y además, esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier gobierno extranjero pudiera, de manera impune, violentar nuestro territorio y soberanía interviniendo para la detención de cualquier persona, incluso políticos o funcionarios”, plantea el capo, justo cuando el Gobierno mexicano tiene serias preocupaciones sobre posibles vulneraciones a su soberanía y acusa la adopción de medidas unilaterales de Trump. “[El Estado mexicano] debe intervenir a fin de que el presente asunto no resulte en un colapso en la relación bilateral entre ambos países, puesto que no se debe de perder de vista la irregular e ilegal manera en que el suscrito fui puesto a disposición de las autoridades de Estados Unidos”, agrega.
Estas hipótesis son el punto más controvertido de la carta por las distintas lecturas que han detonado y el margen a la interpretación sobre a lo que se refiere Zambada con el “colapso”. “La amenaza del Mayo es muy clara”, asegura Ricardo Pascoe, exembajador en Cuba. “Lo que está diciendo es ‘si no me sacan de aquí, yo voy a hablar, porque no voy a dejar que me ejecuten acá”, agrega. Pascoe sostiene que las revelaciones sobre el contubernio entre los políticos y los cárteles de la droga pueden ser devastadoras para el Gobierno mexicano y la relación bilateral. Otras interpretaciones, en cambio, están más en la línea del argumento de la soberanía, bajo la idea de que si México no impone límites, Estados Unidos no se detendrá y seguirá con medidas unilaterales bajo el pretexto del combate al crimen organizado. La insinuación de que “políticos o funcionarios” pueden correr el mismo destino que el capo también ha dado rienda suelta a la polémica.
Tras el arresto, se ha hablado durante meses sobre la posibilidad de que El Mayo llegue a un acuerdo de colaboración en Estados Unidos, para delatar y contar todo lo que sabe a cambio de una pena reducida y otros beneficios. Sus abogados, incluso, deslizaron en enero pasado que no descartaban que se declarara culpable para evitar ir a juicio. La admisión de culpabilidad no lo convertiría automáticamente en cooperante, pero acerca esa posibilidad. Ante el dilema de hablar o callar, el periodista Javier Garza Ramos plantea que la hipótesis de que Zambada esté explorando una tercera opción: hablar, pero no decir todo lo que sabe. “Es posible que El Mayo esté consciente de que no va a regresar a México, pero no hay que perder de vista que sus hijos están en disputa con Los Chapitos y quizá esté buscando un ángulo de negociación para ver por el futuro de sus intereses”, comenta Garza Ramos.
Sheinbaum reconoció que su Administración recibió el documento y adelantó que dará más información el próximo martes, tras consultar el asunto con la FGR y el equipo jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores. “Hay un tema en la carta que tiene que ver con la soberanía”, declaró la mandataria. “Nadie está defendiendo al personaje, sino al hecho”, agregó. Pascoe asegura que es probable que la presidenta busque ganar un poco de tiempo, aunque su margen de acción es reducido.
El exdiplomático plantea también que en estricto sentido, una solicitud formal tendría que ser recibida y resuelta por las autoridades ministeriales. “Es una carta muy inteligente y muy bien pensada”, afirma. A pesar de que existe el antecedente de la repatriación de Salvador Cienfuegos, el exsecretario de Defensa detenido en Los Ángeles por supuestos vínculos con el narcotráfico en 2020, Pascoe coincide en que es altamente improbable que Zambada regrese a México. “No es lo mismo un exgeneral mexicano que el jefe narco más importante del mundo, menos con toda la retórica de Trump contra los cárteles”, comenta.
En medio de las presiones de la Casa Blanca, los amagos de una guerra arancelaria y la batalla por la sucesión de Sinaloa, la segunda carta del Mayo tiene posibilidades remotas, pero impacta de lleno en la relación bilateral. Zambada ha dado una muestra más de que es un viejo lobo, que está bien asesorado y que entiende a la perfección el momento político y mediático para atraer atención a su causa. Su próxima audiencia está prevista para el 22 de abril, la primera durante la presidencia de Trump.
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