Rodrigo Prieto: “Pedro Páramo no es un villano”
El cinefotógrafo mexicano, cuatro veces nominado al Oscar, presenta en el Festival de Morelia su debut en la silla de director con una nueva adaptación de la novela cumbre de Juan Rulfo
En el papel, en los diálogos y en el imaginario del escritor Juan Rulfo, Pedro Páramo es “el rencor vivo”, representa “atroces recuerdos”, una “furia frustrada” por el amor y “un hombre que no existe”. Para su director, Rodrigo Prieto (Ciudad de México, 58 años), es una presencia que permea a todos los personajes, a cada momento. Se cuestionó, ¿qué tanto dolor puede llevar a un humano a hacer el tipo de cosas que hace el personaje en la novela de título homónimo? “Para nosotros tenía que existir con fuerza. Es un hombre con dolor, por lo tanto sí, es un rencor vivo”, afirma el director en entrevista desde el Festival de Cine de Morelia, donde ha presentado por primera vez la película.
Murmullos del pasado, historias de vivos que se entrelazan con muertos, una búsqueda disfrazada de condena y un pueblo fantasmagórico llamado Comala. La película, que se estrena en Netflix el 6 de noviembre, narra el viaje cargado de ilusiones de Juan Preciado (Tenoch Huerta) buscando la riqueza de un padre a quien no conoce. Al llegar al lugar donde le dijeron que vivía, solo encuentra los atroces recuerdos de un pueblo sometido durante décadas por ese hombre, Pedro Páramo (Manuel García-Rulfo), condenado por su violenta cruzada en pos del poder y por la furia que despertó en él su frustrado amor por Susana San Juan (Ilse Salas).
Prieto, que debuta como realizador tras haber trabajado como director de fotografía al lado de importantes directores como el estadounidense Martin Scorsese, el español Pedro Almodóvar o su compatriota Alejandro González Iñárritu, cuenta que la experiencia de Pedro Páramo fue también un viaje a sus raíces por un abuelo polémico, Jorge Prieto Laurens. Este, según cuenta su nieto, fue revolucionario, luchó con Emiliano Zapata y después se convirtió en el fundador del Frente Popular Anticomunista Mexicano. Nació en Zacatecas, pero hizo su vida en San Luis Potosí, donde llegó a ser candidato a gobernador en 1924 durante la rebelión de Adolfo de la Huerta contra Álvaro Obregón. Prieto Laurens terminó exiliado en Texas tras una dura batalla electoral.
El director debutante, nominado cuatro veces al Oscar por su trabajo en la composición de la imagen, admite que se sintió como Juan Preciado frente a Pedro Páramo al ir descubriendo estas otras vidas, que también están en su sangre de un abuelo que admiró, quiso y por el que todavía guarda un cariño “muy potente”.
“Para mí es un hombre [Pedro Páramo], no es un villano. Poderlo ver como un humano, encontrar ese punto medio, era importante. Esta película me llevó a hacer un viaje personal donde van incluidos mis emociones, mis traumas y mi sangre”, afirma el director.
Prieto, que había dirigido anteriormente dos cortometrajes, se enteró a través de una llamada telefónica que Netflix lo quería como director de la nueva adaptación de la obra cumbre de Rulfo. La novela había sido llevada al cine anteriormente en 1967, en otra versión de José Bolaños que no tiene clara su fecha de estreno —entre 1976 y 1978— y la de 1981. Su asombro fue instantáneo. Tuvo un poco de temor, pero no dudó en conversar con Martin Scorsese, su colega y amigo con el que ha trabajado el apartado fotográfico en sus últimas cuatro películas (El lobo de Wall Street (2013), Silencio (2016), El irlandés (2019) y Los asesinos de la luna (2023).
“Cuando le dije [a Scorsese], me han ofrecido dirigir esta adaptación, una obra muy importante. Le pregunté, ¿hay algo que me recomiendes? Me dijo: ‘Yo creo que sería bueno que no te desvíes demasiado del material de origen’. Encontramos, creo, un balance entre nuestra propuesta y no quiero decir respetando, pero tratamos de sí basarnos muy claramente en la obra del Rulfo. Quisimos respetar más bien nuestra sensación y nuestra visión del texto”, dice Prieto.
Aún con el consejo del también director de Goodfellas, Prieto y el español Mateo Gil, guionista de películas como Mar adentro (2004) y quien adaptó la obra de Rulfo para esta nueva versión, tenían claro la importancia de respetar el lenguaje y diálogos del texto original. “Estábamos de acuerdo en utilizar los diálogos maravillosos que escribió Rulfo, ¿para qué cambiarlos? En otras versiones sí hicieron cambios, como en la de 1967. Estudié también ese guion y pensaba, ¿por qué lo cambiaron? Sí cambiamos otras cosas, como algunas escenas que no existen en la novela, pero siempre basándonos muy atentamente en los personajes y lo que plantea la obra”, precisa.
Al ser una historia con un gran desafío para adaptar, esto hizo que Prieto tomara la decisión de enfocar su atención en la realización, pero sin dejar completamente de lado su expertise en el campo fotográfico. Fue así que recurrió al cinefotógrafo méxicano-estadounidense Nico Aguilar, quien trabajó anteriormente en películas como WitchHunt (2021) y Fool’s Paradise (2023), así como cámara adicional y en el departamento de electricidad en Asesinos de la luna junto a su ahora codirector de fotografía.
La trayectoria de Prieto a lo largo de más de 30 años y haberse rodeado de grandes directores, de la talla de Oliver Stone, Spike Lee y Greta Gerwig —más recientemente—, fueron también fundamentales para el apartado visual y cinematográfico del realismo mágico de Pedro Páramo.
“Al mismo tiempo utilicé referencias fotográficas del mismo Juan Rulfo, por ejemplo, que fue fotógrafo, y también de algunos otros como Flor Garduño y Manuel Álvarez Bravo, por ejemplo. La verdad es que sí tengo todavía dentro de mí el trabajo que he hecho con otros directores, su relación con los actores e incluso el lenguaje de la cámara lo he trabajado en conjunto con muchas personas. Entonces, seguro algo se me ha quedado. Espero que como director, las cosas que he admirado del trabajo que he hecho con otros colegas, la pasión, la entrega, incluso la diversión, hayan permeado de la forma que a mí me gusta”, complementa.
Prieto siente la presión de cara al estreno por doble partida. Por un lado, de ese público purista que descarta el hecho de que se haga una adaptación; frente a los que tienen ganas de verla y que puedan decepcionarse o se imaginen la película “muy diferente”. “Es parte de la experiencia. Esta película es compañera de la novela, no la sustituye. Al mismo tiempo creo que hay gente que nunca va a leerla, entonces también es una oportunidad de conocer a Rulfo, conocer este mundo y quizá se anime a explorar su obra, a ver esa otra forma en la que se cuenta esta historia frente a cómo la contó”, agrega.
Ese fue uno de los motivos, según admite, por el que se atrevió a asumir este reto. “Sé que no va a ser fácil y que voy a ser criticado, pero simplemente ese viaje que hicimos a Comala es muy entrañable y no lo cambio por nada”, sentencia.
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