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El Partido Verde, el invitado necesario para Morena

La sexta corcholata, Manuel Velasco, defiende la unidad de las formaciones aliadas con el partido guinda para lograr éxitos como el del Estado de México

Manuel Velasco tras registrarse como precandidato, el 16 de junio en Ciudad de México.
Manuel Velasco tras registrarse como precandidato, el 16 de junio en Ciudad de México.HENRY ROMERO (REUTERS)
Carmen Morán Breña

México tiene Partido Verde para rato. Fundado en 1986, la formación del tucán ha sido la gran aliada de todas las ideologías, con una estrategia de intercambio de fuerzas que le ha consolidado en el ámbito político, donde hoy sitúa 16 diputados y seis senadores, piezas clave para el juego legislativo de mayorías. Cuando el sexenio toca a su fin y los morenistas se rearman para la batalla presidencial de 2024, un invitado se cuela entre los aspirantes a la gran encuesta del partido guinda, Manuel Velasco, 43 años, senador y exgobernador de Chiapas por el Verde. El Güero Velasco defiende los logros obradoristas y la “unión” de los tres partidos aliados, Morena, PT y Verde, cóctel infalible, asegura, para ganar lo que sea. Su nombre se va a escuchar mucho en las semanas que siguen porque está en el epicentro del ruido mediático. El Verde está en la línea de salida al lado del caballo ganador. Morena lo necesita más que nunca si quiere reconquistar una mayoría calificada para sacar adelante las reformas que le ha frenado la Suprema Corte.

Antaño fiel aliado del PRI y del PAN, Velasco justifica este giro político hacia el obradorismo, donde no todos le miran con buenos ojos, tirando de ejemplos prácticos: “El PAN se fundó para combatir al PRI y ahora son aliados, y lo mismo el PRD; también Movimiento Ciudadano estuvo al lado de Morena en 2006 y 2012. En 2018, cuando López Obrador ganó con contundencia, decidimos no regatear su agenda de transformación, porque así es el sentir de los mexicanos, y luego hicimos una alianza. Ya son cinco años, esto no es reciente, y se ha demostrado la efectividad de la unión”, comenta Velasco por teléfono cuando se le pregunta si sus electores entenderán estos bandazos ideológicos. “La unidad trae buenos resultados cuando se da sin regateos ni condicionamientos”, afirma. Los ejemplos están a la mano, dice: el Estado de México se ganó así, Coahuila se perdió de otro modo.

Morena perdió su mayoría calificada en las elecciones intermedias de 2021 y espera mejores resultados el año que viene, no solo presidenciales, también en el Congreso, donde el presidente está empeñado en sacar adelante reformas clave, como la ley electoral o la de la Guardia Nacional, para lo que ha pedido al electorado apoyos suficientes para reformar la Constitución e impedir que la Suprema Corte eche abajo sus planes, como está ocurriendo. El Verde será un aliado necesario, por más ascos que le hagan algunos morenistas. Los del tucán son expertos en movilizar a sus huestes. Hace dos semanas lo demostraron con un acto a favor de Claudia Sheinbaum, donde aseguraron que el 95% de su electorado está con la exalcaldesa capitalina para convertirla en presidenta. “¡Viva el Partido Verde!”, gritó ese día la candidata mejor posicionada.

Las alianzas políticas con el Verde pueden causar desazón, pero no constituyen sorpresa para nadie, tal es la trayectoria del partido, al lado de unos y de otros. La formación acumula multas por saltarse las normas electorales y diversos escándalos de toda índole han rodeado a este partido desde su formación, cuando el Niño Verde y su padre lo manejaban con unos estatutos leoninos. No son pocos quienes le critican su oportunismo político, que empieza, dicen, por la propia bandera del ecologismo. El Verde fue expulsado de la Global Green, la organización internacional que agrupa a los partidos ecologistas, insatisfechos con las noticias que llegaban de México, inmersas en escándalos de corrupción y con algún cadáver en el armario. Asuntos feos que le han conferido mala fama, pero no han podido restarle pulso político.

Hoy, Velasco dice tener una sola dirección, crecer en las encuestas. “Soy consciente de que los demás [aspirantes] llevan hace años en promoción y en campaña. Yo fui el último invitado. Ahorita tenemos 80 días para recorrer el país y estar cerca de los ciudadanos”. ¿No cabe la posibilidad de que finalmente concurra en solitario para presidente por su partido? “Firmamos un convenio al registrarnos [como aspirantes a candidatos] para respetar los resultados de la encuesta. Yo voy a cumplir ese compromiso”, afirma. “Estoy a favor de los gobiernos de coalición”.

Velasco, casado con la famosa cantante Anahí, fue gobernador en Chiapas, el gran bastión de los verdes junto con Quintana Roo, donde la familia González Torres, los fundadores, tienen negocios. Y es Chiapas el laboratorio del que el ahora candidato extrae sus propuestas de Gobierno, que comienza con la agenda ecologista: concientización, conservación de la naturaleza, combate a la contaminación y cuidado del agua, son las cuatro vertientes que la articulan. Por lo demás, el Güero Velasco se detiene en la seguridad, donde plantea un mando único policial, en los programas de bienestar y desarrollo del presidente Obrador, como las becas Benito Juárez o la atención a los adultos mayores, “que hay que llevar a un siguiente nivel” y el apoyo a las madres solteras, entre otras políticas. “El Gobierno ha sido humanista”, alaba el candidato, “ha consagrado en la Constitución derechos que hay que seguir impulsando”. El gran reto, insiste, es “mantener la unidad y que cada quien exprese sus ideas, pero sin provocaciones ni ocurrencias”, deja caer.

Las propuestas del partido Verde, sin embargo, se hacen inverosímiles para quienes han estudiado a fondo la trayectoria de esta formación y la forma de vida que representaban los jóvenes que han ido dando nombre al partido, desde el Niño Verde, los mirreyes, como les llamaban, promocionando un bienestar ligado a la buena vida, pico fino y lujos, por resumir. No en vano, los fundadores son de una familia con posibles. La mafia verde, se titula el libro editado por Ariel que firman Paula Sofía Vásquez Sánchez y Juan Jesús Garza Onofre, recién salido de imprenta. El tucán y la V comparten la portada con un brillante billete de dólar. Y el subtítulo remacha la idea que estos investigadores extraen del partido: Traición, política y escándalos del partido verde ecologista. “Velasco está jugando una estrategia a tres bandas”, comienza Vásquez Sánchez: “Primero, se ha montado en un proceso electoral que le proporciona amplísima cobertura mediática, para posicionarse ante el electorado; se trata también del cobro de un favor, ha sido una concesión de Andrés Manuel López Obrador tras el asunto de Coahuila [el partido declinó a favor de Morena para las elecciones del Estado]; y es, por último una estrategia con miras a 2024: las encuestas le van a decir cuánto vale él y su partido para establecer alianzas después, porque ya han dejado claro que no se van”, explica la autora y analista política.

Los que, como Vásquez Sánchez, están convencidos de que esta candidatura de Velasco es otro golpe de fuerza para, más tarde, vender caros sus votos, sostienen que Chiapas es un Estado clave en todo esto. “Ya Velasco negoció en su día que [el morenista] Rutilio Escandón fuera gobernador en Chiapas, incluso se le acusó de vender a su propio candidato en favor de Escandón”. Ahora es el director general del IMSS, Zoé Robledo, quien se ha postulado para gobernador del Estado sureño, de donde es original. “Ahí habrá que ver si pierde Robledo o pierde el Verde”, dice la analista. En todo caso, Velasco ya no será.

¿Aspira la corcholata verde a una secretaría en un posible nuevo sexenio con Morena? “Más allá de eso. Queremos que esté representada nuestra coalición, desde luego, pero también mujeres y hombres que militen en otros partidos”, afirma Velasco.

La fortaleza del partido verde nació con su nombre, “se han quedado con el sello del ecologismo en pleno cambio climático”, un gran acierto, reconoce Vásquez Sánchez. “Y en un primer momento utilizaron bien el descrédito de los viejos partidos: “no voten a un político, voten a un ecologista”, era uno de sus eslóganes. Han sabido capturar a un electorado joven que no sabe de política, pero que se siente atraído por esos rostros también jóvenes y bien parecidos, que saben manejar las redes sociales”, dice la coautora de La mafia verde. Ahora, sostiene, ya están robustecidos y se han incorporado a las prácticas clientelares clásicas en diversos Estados, lo que les garantiza una base electoral, explica. Sabrán acomodarse en alianzas benéficas. “Morena los necesita más que nunca porque su apuesta por una mayoría calificada es muy alta. Es indispensable que jueguen con el Verde”.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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