Consensuar límites, eliminar los interrogatorios y otras claves para educar a un adolescente
Si el joven siente que no se respeta su intimidad, no se tienen en cuenta sus opiniones, sugerencias o deseos, o que no se confía en él, será muy complejo establecer un vínculo basado en el respeto y el amor incondicional
![Claves para educar a un adolescente](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BCXX7KMN6BEJ5BUO4P6AXFNMCA.jpg?auth=322e03085f454433a6997ba29ac5e475cbc22ccae9fc699d615f5e61050fa9b5&width=414)
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Educar a un adolescente es una tarea sumamente compleja. Lograr acompañarle con serenidad y empatía se convierte, en ocasiones, en una misión casi imposible para las familias. Al igual que comprender el funcionamiento de su cerebro, inmaduro y reactivo, que se encuentra en un proceso de total transformación que le hace actuar de forma poco reflexiva y eficaz. Que no está preparado aún para planificar, organizar, anticiparse a los problemas y tomar decisiones correctamente. Quien convive con un adolescente es consciente de lo agotador que resulta vivir entre conflictos casi constantes, negociarlo todo, mantener la serenidad ante los errores. Conseguir que su habitación se mantenga con un mínimo de orden y que asuma sus responsabilidades sin tenérselo que recordar cientos de veces. Acompañar emociones intensas que se desbocan con mucha facilidad o intentar no contagiarse de los cambios de humor que el joven tiene y que le hacen pasar de la risa al llanto sin poder entender muy bien por qué.
Para las familias resulta muy complicado conseguir que su hijo les escuche sin sentirse cuestionado, que entienda que todo lo que le dicen o sugieren únicamente pretende ayudarle a hacer frente a los cambios físicos, psicológicos, cognitivos, sociales y emocionales que experimenta y que tanta inestabilidad le producen. Además, ver a un hijo crecer y aceptar que sus necesidades hayan cambiado tanto y que ahora sea él quien empieza a dibujar su camino, las llena de incertidumbre, dudas y miedo. Entender que aquel niño al que le encantaba pasar el máximo de tiempo con papá o mamá ahora necesita hacerlo con su grupo de iguales, donde se siente seguro y puede compartir sin miedo todo aquello que siente sin miedo a ser juzgado.
En una etapa en la que el adolescente piensa, siente y actúa de manera muy distinta, y está centrado en la construcción de su nueva identidad y en definir qué quiere hacer con su vida, las familias deben aprender a dar al joven el espacio y la libertad que necesita, entender que ninguna de sus conductas pretende provocarles y que ahora precisa grandes dosis de empatía y comprensión.
El joven, más que nunca, necesita sentir la amabilidad y cariño por parte de sus adultos de referencia y que estos entiendan que para él es muy difícil crecer y encontrar su lugar en una sociedad sumamente exigente que, en muchas ocasiones, va demasiado deprisa y no acaba de entender. Los progenitores deben acompañarle sin reproches y ajustar sus expectativas hacia él para que pueda sentir que le aceptan tal y como es. Precisa que le eduquen sin dramatismos y grandes dosis de sentido común y de humor.
![El adolescente necesita sentir que sus progenitores están presentes y disponibles en su vida.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EXDQMXC3WFDZJFURPRFRJDYPEI.jpg?auth=d9e22452daccdd78e55e86c5fee9a2ed2364a943fc8314e67048fcde60f2e877&width=414)
Si el chaval siente que no se respeta su intimidad, no se tienen en cuenta sus opiniones, sugerencias o deseos, o que no se confía en él, será muy complejo establecer un vínculo basado en el respeto y el amor incondicional. Entonces buscará fuera de casa el apoyo y la compañía que tanto necesita en esta etapa educativa tan convulsa.
Claves para el éxito
- Las familias deben consensuar con el adolescente unos límites adecuados, porque si no lo único que construirán son muros que compliquen mucho la comunicación y el entendimiento. El joven necesita unos límites que le ayuden a estructurarse y le protejan, que le regalen seguridad y coherencia. Que le permitan crecer con la libertad que necesita para explorar el mundo que le rodea, pero, que a la vez, le recuerden las líneas rojas de lo que está bien y mal y le ayuden a asumir sus responsabilidades.
- La conexión con el adolescente será clave para que sienta que sus progenitores le apoyan y están a su lado para todo aquello que precise. Si el adulto se pasa todo el día corrigiéndole o reprochándole los tropiezos, no mostrará ningún interés por compartir en casa aquello que le preocupa o ilusiona. Eliminar los interrogatorios cuando llega del instituto o de pasar la tarde con sus amigos creará en casa un ambiente de confianza y proximidad.
- Escuchar sin sermonear, sin interrumpir o no dar consejos continuos será clave para conseguir una comunicación fluida y efectiva. Las familias deben aprender a escuchar al joven con ganas de entenderle y no de cuestionar o aleccionarle. Una comunicación asertiva que permitirá a padres e hijos solucionar problemas sin reproches o amenazas.
- El adolescente necesita sentir que sus progenitores están presentes y disponibles en su vida. Que muestran interés por saber qué le ilusiona o inquieta, dejándole el espacio necesario para que sea quien tome sus propias decisiones y asuma las consecuencias que puedan derivar de ellas. Aunque no lo demuestre o lo pida, el adolescente necesita sentir muestras de afecto constante; percibir el cariño de sus padres a través de palabras de aliento, abrazos y besos. Apreciar sus pequeños logros y animarle a ponerse pequeñas metas será fundamental para su desarrollo.
Cierto es que la adolescencia es un período evolutivo muy complejo de acompañar con serenidad, por esta razón es esencial que las familias se preparen bien antes de llegar a esta etapa y poder así acompañar esta fase de desarrollo con consciencia y estrategias que faciliten la convivencia.
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