¿Cómo lograr que los cuentos produzcan magia en los niños? Hay que saber leerlos y elegirlos
Las historias infantiles ayudan al menor a entender el mundo de forma lúdica y le introducen en la lectura. Pero para que cumplan su papel pedagógico deben ser adecuadas a su edad, además de ser contadas en un entorno relajado
“Érase una vez…”, “colorín colorado”, “esta historia se ha acabado”. Los cuentos pueden tener infinitos principios y finales, pero todos hacen volar la imaginación de los niños. Les animan a leer y con ellos desarrollan capacidades como la comunicación o la creatividad. La práctica de la transmisión oral de conocimientos y experiencias se remonta a los inicios de la humanidad y se ha mantenido desde entonces porque cumple funciones importantes. “Es la forma de poder acercar a los niños a la comprensión de su entorno y de cómo funciona el mundo. Si existe la tradición oral y escrita es porque el ser humano está muy vinculado a las historias para comprender la vida”, explica Belén Robles, psicóloga infantojuvenil y perinatal, socia fundadora de Escuela Afectiva, un centro de psicología e inteligencia emocional ubicado en Madrid cuyo objetivo es crear un espacio de confianza, cercanía y calidez adaptado a las necesidades y ritmos específicos de cada persona.
Los beneficios de acercar al niño al mundo de los cuentos son diversos. “De entrada, fortalecen el vínculo con los adultos que los leen porque se genera un entorno de intimidad y seguridad. También ayudan a los niños a comprender sus emociones al acercarse a ellas a través de las vivencias de los personajes de la historia”, sostiene Robles. “Se potencia, además, la creatividad, la imaginación y la iniciación a la lectura”, añade.
Los cuentos son para todos los públicos y edades, incluso para los bebés. “Desde que el niño nace se recomienda hablarle y contarle historias, aunque es importante que los cuentos estén adaptados a la edad del menor, según las recomendaciones que las editoriales indican en este sentido”, aconseja Robles. “Se mejora el vínculo con el adulto, porque aunque el niño no entienda la historia en los primeros años de vida se acostumbra a escuchar la voz y a compartir miradas, susurros y momentos de privacidad”, agrega por su parte Pedro Javier Rodríguez, pediatra, psicólogo, psiquiatra infantil y de la adolescencia en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria de Tenerife.
Cómo leer un cuento a un niño
Los beneficios de los cuentos para los niños tienen que ver, también, con la forma en cómo se narran. “Es clave que sea de un modo divertido o lúdico, alejado del contexto escolar, como cuando es en grupo con un cuentacuentos. En casa es relevante que sea un momento tranquilo, de intimidad, de calidad, que no tiene que ser muy largo, pero nunca con prisa”, aclara Robles. “El adulto debe leer el cuento hasta los cinco o seis años de menor. A partir de ahí, el niño comienza a aprender a leer y se pueden intercalar momentos de lectura del adulto con ratos en que el niño lee solo”, matiza Rodríguez, también presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (SPI-AEP).
Otro de los beneficios de la lectura de historias infantiles tiene que ver con el desarrollo físico. “El cerebro del niño está en continuo crecimiento y es muy plástico. Todos los estímulos positivos ayudan a su desarrollo neuronal. En este caso, la estimulación de la imaginación fomenta la creatividad, el pensamiento alternativo, es decir, no ver todo blanco o negro”, añade el experto.
Los cuentos pueden ser una útil herramienta terapéutica para los niños en momentos complicados de su vida. “Cuando acontece la separación de sus padres, un duelo o la llegada de un hermano, resultan útiles y potentes para ayudarles a entender lo que sucede, porque se ponen fuera los sentimientos y emociones de niño a través de la historia y de sus personajes”, explica Belén Robles.
La temática de los cuentos
En la actualidad, hay gran variedad temática de relatos infantiles, desde el medio ambiente, la cultura, los viajes o los que tienen moraleja. “Se puede acudir en familia a la librería o a la biblioteca para elegir un cuento y leerlo juntos en casa. Son recomendables las narraciones donde hay una reflexión para fomentar valores como la tolerancia o la solidaridad”, continúa Robles. La selección pasa por evitar los títulos que incluyan estereotipos o hagan referencia a emociones como la culpa o el castigo. “Es el caso de los cuentos clásicos, como Blancanieves o La cenicienta. Conviene seleccionar historias que tengan personajes variopintos para aprender sobre otras culturas o formas de vida, como a través de cuentos sobre viajes”, añade la psicóloga.
Rodríguez incide en que lo óptimo es que existan elementos imaginativos que ayuden al estímulo del desarrollo psicológico: “Por ejemplo, historias con animales que viven situaciones humanas, descripción de paisajes o países en los que se incluyan elementos fantásticos y contacto con otras culturas, que entrenan la toma de decisiones distintas a las habituales”.
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