Adelaida Abruñedo, experta en disciplina positiva: “Los padres no deben allanar el camino de sus hijos para que no sufran, sino prepararles para recorrerlo”
La asesora de crianza y autora de ‘Eres la gran influencer de tus hijos’ sostiene que para criar mejor los progenitores deben revisar sus creencias y comportamientos, lo que tiene un impacto positivo tanto en ellos como en las dinámicas familiares
Adelaida Abruñedo (Suiza, 48 años) llegó a la crianza positiva tras padecer una depresión por una mala experiencia en el mundo empresarial que la llevó a plantearse su falta de inteligencia emocional para afrontar las dificultades. Esa situación y el nacimiento de su primera hija —tiene dos— la animaron a formarse en disciplina positiva, mindfulness, programación neurolingüística, coaching personal y familiar. El resultado fue tan positivo que decidió dedicarse a ello y tratar de que otras personas disfrutaran de la maternidad como había aprendido a hacerlo ella. Fue así como puso en marcha el método 2PositiveKids, con el que realiza asesorías de crianza. “Los papás y mamás acuden porque no saben cómo actuar ante determinados problemas que surgen en el día a día con sus hijos”, afirma Abruñedo, licenciada en Administración de Empresas y máster de coaching profesional y personal por la Escuela D’arte Human Business School. “De esta forma, muchos se dan cuenta de su escasa inteligencia emocional y de su ausencia de herramientas para autorregularse. Comienzan así un proceso de entrenamiento (coaching), en el que con pequeños ajustes, con el cuestionamiento de creencias, ejercicios prácticos y reflexiones, logran grandes cambios, no solo a nivel personal, sino en la armonía y las dinámicas familiares”.
Apenas hace unos meses que publicó su primer libro, Eres la gran influencer de tus hijos (Almuzara, 2023), en el que recuerda que los padres y madres son las personas que más impacto, “tanto positivo como negativo”, dejan en sus hijos y “no los youtubers, ni los instagramers ni cualquier persona que salga en las pantallas”, incide.
PREGUNTA. Para educar, nada como el ejemplo. ¿Cree que los padres tienen esto claro?
RESPUESTA. Sí, lo sabemos, pero estamos tan embutidos en las rutinas diarias, en las prisas o en la hiperproductividad que no nos damos cuenta de la importancia de lo que estamos haciendo. Parar o pedir ayuda es un ejemplo muy beneficioso para nuestros hijos, igual que pedir perdón o disfrutar de las pequeñas cosas. Sin embargo, vamos como pollos sin cabeza, no delegamos, nos hablamos mal cuando nos equivocamos, echamos balones fuera o gritamos. Padres y madres tenemos que tomar conciencia de que todo lo que hacemos es un modelo en el que nuestros hijos se van a fijar, así que a veces es bueno fijarse en qué cosas (buenas y malas) hacen nuestros hijos y reflexionar: ¿de quién lo están aprendiendo?
P. Su libro es un relato sobre la crianza en el que se trata el bienestar de los padres. ¿Los progenitores deben estar bien para criar bien?
R. No solo es importante cuidarse y estar bien para poder cuidar, sino que al mismo tiempo que yo me cuido, me respeto y cubro mis necesidades, le estoy enseñando a mis hijos e hijas a escucharse, a priorizarse y a cubrir sus propias necesidades. Con mi autocuidado me permito conocerme, saber qué me recarga las pilas, qué me drena la energía, cómo protegerme de situaciones que no me favorecen, qué cosas no voy a tolerar y cómo poner límites. Nuestros hijos, al ver que realizamos conductas de autocuidado, van a replicarlas y sabrán qué pueden hacer cuando tengan momentos de tristeza y qué les ayuda a calmarse. Además, les ayudará a saber qué es una falta de respeto, cómo alejarse de personas que invaden sus límites, cómo pedir ayuda o cómo recuperar su calma.
P. En su libro también habla de la paradoja de la crianza. ¿Qué es?
R. Consiste en querer educar de la mejor forma posible a tus hijos y, al mismo tiempo, no saber cómo hacerlo. Queremos que sepan tomar decisiones, poner límites, hablar con asertividad, negociar, priorizarse, saber decir que no, etcétera y, sin embargo, nosotros no sabemos cómo hacerlo. Entonces, ¿cómo puedes enseñar una cosa que tú no sabes hacer?
P. Los padres y madres suelen educar mucho con los premios y los castigos. ¿Son en realidad las dos caras de la misma moneda?
R. Sin duda. La utilización de premios y castigos para que nuestros hijos hagan o dejen de hacer algo es un mecanismo que utilizamos porque no tenemos desarrolladas las capacidades de negociación, comunicación y liderazgo que necesitamos para educar y criar con responsabilidad, respeto y consciencia. Ambos son mecanismos de motivación extrínseca: algo con lo que motivo desde fuera. El problema es que llegará un momento en el que el premio dejará de ser suficiente aliciente y buscarán la forma de hacer lo que les prohíbes, pero a escondidas, sin que le pilles, te mentirá o incluso tendrá consecuencias graves para su autoestima que aún no estás viendo. Lo que promuevo es que los niños y niñas entiendan que las cosas correctas se hacen a pesar de que nadie les esté mirando. Y eso no pasa por la utilización ni de premios o castigos o sus primas cercanas: chantajes y amenazas.
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♬ Get You The Moon - Kina
P. Son muchos quienes creen que la disciplina positiva es decir a todo que sí. ¿Qué opina de a esta idea?
R. Es una batalla que me encuentro a diario. Los padres y madres tienen miedo a coartar la libertad de sus hijos, quieren que fluyan, que se expresen libremente, que expandan sus alas, y les consienten todo o les ríen todas las gracias. De este modo, les quitamos la oportunidad de practicar una habilidad maravillosa que es la de manejar la frustración. La sociedad está llena de adultos que no saben manejar sus frustraciones porque nunca han recibido un “no” como respuesta. Y entonces gritan, rompen cosas, abusan psicológica o físicamente de otros, sienten inseguridad, ansiedad, miedos, sentimientos de incapacitación.
P. Los padres están obsesionados con que sus hijos no sufran. ¿Es esta una forma correcta de criarles?
R. En absoluto. La responsabilidad que tenemos como madres o padres no es allanar el camino de los hijos para que no sientan dolor o evitarles dificultades, sino prepararles para el camino: entregarles herramientas y estrategias para que, cuando se encuentren con problemas y sufrimientos, sepan cómo transitarlos y salir reforzados de esas situaciones.
Siete claves para criar correctamente, según Adelaida Abruñedo
- La crianza pasa, en primer lugar, por saber qué ocurre en cada etapa vital, qué podemos esperar de la infancia, de la preadolescencia y de la adolescencia.
- Dejar de lado las prisas. Poder criar desde la serenidad, respetando los ritmos del menor. Huir de las comparaciones es un plus.
- Invertir tiempo en explicarles por qué les hacemos determinadas peticiones, para que lo puedan entender y permitirles que expresen su opinión y argumentos y respetar que nos digan que no a una petición.
- Dejar de lado el perfeccionismo y la autoexigencia que volcamos en los hijos. Es demasiada carga y a futuro se paga un alto precio en salud mental y emocional.
- Abrazar y besar mucho a los hijos, mirarles desde el amor y enseñarles responsabilidades. El amor no malcría, al contrario: protege y establece unos estándares adecuados para cómo quieren relacionarse en sociedad.
- Buscar la necesidad real de su malestar en lugar de solo observar su comportamiento, porque normalmente cuando hacen algo mal o se portan mal es porque se sienten mal.
- Hacerles saber que son importantes y valiosos y que les querremos siempre a pesar de enfadarnos con ellos o aunque no estemos de acuerdo en alguna cosa.
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