Seis consejos sencillos para ayudar a los niños zurdos en un mundo de diestros
Lo fundamental es no obligar al menor a usar la parte derecha de su cuerpo para evitar problemas como el desarrollo de la dislexia o la dificultad con la orientación espacial
Los zurdos nacen, pero también se hacen. Existe un componente genético, aunque también influyen otra serie de factores, como los sociales y los ambientales, que determinan que un niño elija la mano izquierda para manejarse en el mundo. “Ya en el útero, el feto prefiere succionar un pulgar u otro y, antes del año de vida, los chicos utilizan, indistintamente, ambas manos. Pero, de manera progresiva, irán mostrando su preferencia por una mano, hasta que queda completamente establecida la elección, en torno a los cuatro años edad”, explica Erika Jiménez, neuropediatra del Hospital Rey Juan Carlos Móstoles de Madrid.
El hecho de que los padres sean zurdos no siempre determina que un hijo también lo sea. “Si ambos progenitores lo son, alrededor del 46% de los hijos lo heredará. Si lo es solo uno de los progenitores, habrá un 17% de posibilidades, y un 2% si el padre y la madre son diestros. Otros factores que influyen en que un niño sea zurdo son los sociales, ya que, antiguamente, se forzaba el uso de la mano derecha; y los ambientales, como la forma de coger al bebé, los utensilios o el uso del mobiliario”, comenta la experta, además de exponer que los niños zurdos pueden tener una mayor capacidad intelectual y habilidades artísticas: “Existen algunos estudios que muestran una mayor proporción de ellos con altas capacidades y creatividad. Suelen tener más habilidad con la mano derecha que los diestros con la izquierda, por lo que están más capacitados en tareas bimanuales. Por otro lado, aunque la mayoría de los zurdos tienen el lenguaje localizado en el hemisferio izquierdo, hay más casos que en diestros, que también lo tienen en el derecho o en ambos hemisferios”.
Los niños comienzan a definir su preferencia por la mano derecha o izquierda a partir de los cinco años, una edad que coincide con el inicio de la enseñanza de la lectura y la escritura en las escuelas. “En el caso de los zurdos naturales a los que no se les deja usar la mano izquierda puede retrasarse la definición con respecto al uso de su mano y desarrollar dislexia o dificultades en la adquisición y desarrollo de la lectura y la escritura“, continúa la neuropediatra Jiménez. También, afirma, pueden darse “dificultades en cuanto a la orientación espacial, la coordinación de movimientos o el equilibrio”.
Radiografía del cerebro del un niño zurdo
El cerebro humano está estructurado en torno a dos hemisferios conectados entre sí. Con respecto al movimiento, “la información se cruza, de tal manera que el hemisferio cerebral derecho dirige los movimientos del lado izquierdo del cuerpo, y el izquierdo lo hace con el derecho, pero siempre hay un lado que es más hábil que otro, lo que se conocería como el dominante, que también se aplica a la visión y el oído“, analiza Marta Furones, pediatra especialista en neuropediatría del Hospital Universitario General de Villalba en Madrid, que cuenta que por eso mismo la mayoría de los diestros usa más el campo visual izquierdo y los zurdos el derecho. Según esta misma especialista, “la mayoría de las personas tienen una lateralidad homogénea, es decir, prefieren ver, oír y usar la mano y el pie del mismo lado de su cuerpo, pero cuando no coincide, se dice que el niño tiene lateralidad cruzada”. Algo que resulta más habitual en los zurdos y en el caso de que tenga la misma destreza, sería ambidiestro.
Ayudar al niño a adaptarse a un mundo de diestros
Los niños zurdos acaban por manejar mejor su mano derecha que los diestros la izquierda, ya que tienen que adaptarse a un mundo diseñado para personas que no son zurdas. La forma de facilitar que los niños hábiles con el lado izquierdo se manejen con más facilidad en su día a día se consigue con recomendaciones como las que plantea la pediatra Furones:
- No forzar a un niño a usar un lado u otro del cuerpo. Se le debe permitir manipular con total libertad.
- Usar material escolar adaptado para zurdos, como tijeras o sacapuntas con el filo invertido.
- Sentarse en el lado izquierdo del pupitre en el colegio.
- Inclinar el papel hacia la derecha, para que no tapar con la mano lo que se escribe o usar cuadernos con la espiral a la derecha o en la parte superior.
- Trabajar en espejo, situándose enfrente del niño, para que pueda imitar mejor los movimientos, como cuando aprende a atar los cordones de los zapatos.
- Explicar al niño qué es ser zurdo, para que no piense que es algo malo ni se sienta menos capaz que sus compañeros.
Puedes seguir Mamas & Papas en Facebook, Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter quincenal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.