‘Sharenting’: qué deberías saber antes de colgar fotos de tus hijos en redes sociales
La exposición diaria de los menores en estas plataformas por parte de sus progenitores es una realidad, pero muchos no piensan en las consecuencias: baja autoestima y alta frustración. En el caso de que los padres estén separados, es necesario el acuerdo mutuo para poder exponer la vida del menor
“Mostrar a otros”. Bajo esta premisa, la abogada especializada en derecho de familia, con más de 25 años de experiencia, Adriana Auset, certifica que muchos padres usan las redes sociales de forma habitual para presumir de hijos, denominado también sharenting, algo que antes se hacía por medio de las fotografías que se enseñaban en mano. “El problema de todo esto surge cuando se vulnera el honor o la intimidad del menor, ya sea por padres influencers que requieren generar contenido a través de sus retoños y conseguir seguidores o marcas con fines económicos o por familiares o progenitores, con o sin el consentimiento del menor”, afirma la profesional.
Auset recuerda el marco legal que ampara este asunto: “La Constitución Española (art. 18.1) garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. También, valerse de la imagen de otro requiere de permiso, como apunta la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”. Además, aclara que las decisiones que afecten al hijo, como es el caso de exponer o divulgar fotografías en plataformas digitales o redes sociales, “deben ser tomadas de común acuerdo por los progenitores”.
La abogada también explica que el menor, con 14 años, siempre y cuando sus condiciones madurativas lo permitan, puede prestar consentimiento para el tratamiento de sus datos personales, esto es, para que se publiquen o divulguen fotografías o vídeos donde él aparezca en medios o redes sociales. “Tanto a partir de los 14 años como cuando cumpla la mayoría de edad, se tendrá en cuenta la opinión del joven, máxime si el contenido supone un menoscabo a su honra o reputación o es contrario a sus intereses”, confirma.
La experta recuerda un caso en Holanda, en 2018, en el que un Tribunal del Distrito de La Haya obligó a una influencer a retirar de sus redes sociales las fotos de sus hijos de 2 y 4 años. Además, le impulso una multa, con prohibición expresa de no publicar más en el futuro, tras una demanda interpuesta por el padre que aludía que esa exposición podía generarles serios problemas. Según Auset, los padres o personas creadoras de contenido digital pueden no ser conscientes de que ciertas publicaciones, actitudes o actos pueden vulnerar el derecho al honor de los niños, la intimidad o la propia imagen, incluso su derecho a la educación. Para ella, un claro ejemplo es que algunos llegan a posibilitar que los menores no asistan varios días a las clases para atender algún viaje programado para generar publicidad o contenido y obtener ingresos.
“Cambiar el pañal a un bebé para publicitar marcas infantiles o exponerlo en la bañera, puede resultar una auténtica vulneración de los derechos del hijo menor de edad y deberían establecerse mecanismos de control”, expone. Subir fotografías de menores en las redes sociales sin el consentimiento de los progenitores o representantes legales de los menores, fue declarado por el Tribunal Supremo ilegal en su sentencia del 30 de junio de 2015. “Hay que priorizar el interés superior del menor y garantizar la protección de su intimidad. Esto es, si entre los padres no se resuelve de mutuo acuerdo, ha de hacerse judicialmente mediante un procedimiento de jurisdicción voluntaria de controversia de patria potestad. Las resoluciones judiciales en este sentido lo tienen muy claro a la hora de resolver: no permitirán las publicaciones por parte de ninguno de los padres”, asevera la jurista.
Los padres como modelo de conducta
Gloria R. Ben, psicóloga experta de Qustodio, plataforma líder en seguridad online y bienestar digital para familias, certifica que hay que proteger la seguridad de los hijos en internet y que los padres y madres son sus modelos a seguir: “Si nos ven compartir nuestra vida sin filtro (en las redes sociales) y sin seguridad, van a aprender a que ellos también pueden hacerlo”. Asimismo, según informa, una buena educación tecnológica empieza en ser ejemplo de una buena relación propia con estas plataformas y una buena comunicación con los hijos. Para Icíar Casado Fernández, psicóloga con especialización en neuropsicología, máster en logopedia y directora del gabinete de Psicología y logopedia Bla Bla, muchos de los progenitores nacidos en un mundo analógico, tienen serias dificultades y sienten una falta de control en un terreno en el que sus hijos transitan como pez en el agua.
“Algunos padres carecen de la formación oportuna para darles indicaciones claras sobre el uso de las modernas tecnologías, sus implicaciones, sus ventajas y, desde luego, sus innegables amenazas. No solo no aportan información adecuada a sus hijos, sino que incurren ellos mismos en comportamientos de riesgo. Nos encontramos con el hecho paradójico de adultos que publican fotografías de menores que probablemente estos últimos nunca publicarían”, señala Casado. Para esta experta, la exposición de una realidad muy poco real, ceñida exclusivamente a emociones positivas y situaciones de éxito, puede generar graves problemas en personas con la identidad y la autoestima en construcción.
Los progenitores pueden ser conscientes de las consecuencias psicológicas en los menores al exponer su vida públicamente, como el acoso, pero también, según explica Casado, pueden tener una sensación de carrera de obstáculos y frustración en cuanto a intentar ir al ritmo de la tecnología y no alcanzar. “Escuchando a nuestros hijos podremos conocer de primera mano a lo que se exponen. Con ese conocimiento y nuestro bagaje como padres que han vivido y crecido fuera de la exposición a las redes sociales, podemos enseñarles a valerse de lo mejor de ambos mundos”, confirma Casado. Esta psicóloga, madre de dos menores de edad, considera que la relación de afecto y confianza que se construya con los hijos es el mejor protector frente al mal uso de las redes sociales.
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