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Sí, Pilar Rubio, las tutorías son necesarias

Unas declaraciones de la presentadora abren el debate sobre la necesidad de que profesores y padres se reúnan a principio de curso, sin haber hecho exámenes. Los docentes explican que mantener una información frecuente sobre los progresos de los alumnos es bueno para una acción educativa exitosa

Pilar Rubio tutorías
Una madre recoge a su hijo de clase.andresr (Getty Images)

Durante las primeras semanas del inicio de curso es habitual que las escuelas programen encuentros entre los padres y madres y los tutores del alumnado de cada una de las líneas educativas de las etapas de Primaria, Secundaria y Bachillerato. El objetivo de estas reuniones es favorecer el desarrollo personal del estudiante y potenciar la participación e implicación de las familias en la labor educativa de sus hijos, así como su integración y participación en la vida escolar.

Sin embargo, la presentadora Pilar Rubio se ha mostrado estos días bastante crítica con este tipo de reuniones iniciales en el programa La Resistencia, de David Broncano, donde manifestó su desagrado con estas palabras: “Este jueves tengo seis reuniones con profesores. Tengo cuatro hijos, pero también tienen otras actividades. Acaba de empezar el curso, ¿qué me quieres contar? Espérate a hacer un examen o algo, ¿qué hacemos reuniéndonos ahora? Lo que pasa es que es un día libre para los profesores”.

Unas afirmaciones, las de la presentadora, que los docentes han rechazado tajantemente a través de las redes sociales, donde han hecho patente su malestar por esos comentarios. Una usuaria de nombre MissKahlo aseguraba: “Palabras como las que dijo Pilar Rubio en La Resistencia sobre las tutorías con los padres nos menosprecia a los docentes”. Otro, llamado VibrioVibrensis, afirmaba que “Pilar Rubio tiene esta opinión sobre las tutorías. La realidad es que sirven para colaborar con los padres en una educación no solo académica, sino también psicológica y social. Que sus hijos no solo puedan ser astronautas, sino también personas que no necesiten un psicólogo”. También Salva B: “Sobre Pilar Rubio y las tutorías, lo realmente alucinante es que proteste porque la tutora de su hija quiera hablar con ella. Demostrar interés docente es contraproducente para esta señora. Lo del día libre no merece comentario”

Los centros educativos quieren involucrar cada vez más a las familias en la educación de sus hijos y utilizan las tutorías para conseguirlo, una circunstancia que se ha reforzado especialmente tras la pandemia, convirtiéndolas en una necesidad. Antonio Bolívar, profesor emérito de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, sostiene que “ahora sabemos que, sin confianza mutua, entre padres y madres y los docentes, el proceso educativo no funciona”. En muchos casos, según explica, el absentismo y el abandono tienen su origen en esa falta de implicación mutua: “Antes las tareas estaban divididas; los padres y madres, una, y la escuela, otra. Hoy la escuela sola no puede, es una responsabilidad compartida. Mantener una información fluida y frecuente de los centros y tutores con los padres sobre los trabajos, objetivos y progresos de los alumnos suele ser una condición necesaria para una acción educativa exitosa”.

En el caso de las tutorías celebradas al inicio del curso, Bolívar indica que este tipo de reuniones son positivas tanto para el alumnado como para los padres, porque “ofrecen apoyo, mejora del aprendizaje de los alumnos, incrementa el compromiso de los profesores y profesoras y de la reputación positiva de la escuela por la comunidad”. Para el experto, es el momento de asumir la responsabilidad inalienable que, en coordinación implícita con el profesorado, tienen en el pleno desarrollo de la personalidad y educación de sus hijos: “Centros escolares que rompieron las barreras iniciales, colaborando activamente con las familias, han descubierto la importancia para su propia labor. Es también el momento en que se elijan a los delegados y delegadas de las familias en su grupo-aula, tan relevantes para esta fluidez en la comunicación, para quitar la desconfianza, para la convivencia, etcétera”.

Anabel Valera Ibáñez, directora ejecutiva de Redie España, empresa de gestión educativa, directora de colegio y consultora educativa y experta en Liderazgo Escolar, se muestra partidaria de mantener tutorías al inicio de curso “para que el acompañamiento del alumno a lo largo del año sea eficaz”. Además, Valera considera que en este tipo de encuentros la primera toma de contacto que se establece es fundamental para crear un vínculo entre ambos agentes educadores, familia y escuela, para caminar en la misma dirección durante todo el curso escolar: “De esta manera, con las tutorías”, prosigue la directora, “el tutor y las familias comparten e intercambian información esencial que ayude a conocer de manera profunda al alumno: sus antecedentes académicos y personales, su historia o su contexto familiar. También su adaptación al grupo o clase, su actitud ante los nuevos retos y novedades que presenta el nuevo curso escolar o las primeras dificultades que se puedan ir presentando”.

En esa labor de acercamiento, la celebración de tutorías iniciales es especialmente importante, sobre todo, como explica Daniel Albertos Gómez, profesor de Educación Secundaria en el IES Carpe Diem de Fuenlabrada, Madrid, “en aquellos alumnos que hayan manifestado dificultades de aprendizaje y/o problemas de comportamiento tanto en el presente como en el pasado”. Para el docente también es necesario en caso de alguna información o novedad importante que no haya sido recogida con anterioridad, como problemas de salud, por ejemplo. Aunque, Gómez considera que no son tan necesarias para el resto de alumnado, “hasta que no se obtenga información de su rendimiento académico o se haya manifestado algún problema de comportamiento en el aula”.

En aquellos chicos y chicas que cursan ESO en un centro nuevo, Gómez valora positivamente las tutorías al inicio del curso, porque aportan información muy valiosa: “Aunque los colegios de procedencia informan sobre los alumnos que pasan a Secundaria, siempre es interesante contrastar dicha información con los padres, sobre todo si ha sido detectado algún tipo de problema en Primaria”. En cuanto a Bachillerato, prosigue este docente de Secundaria, “si los alumnos proceden de algún CEIPSO, colegios de primer y segundo ciclo, o de otro IES, también es conveniente conocer su trayectoria cuanto antes”. Llevar a cabo tutorías requiere de una organización minuciosa por parte del equipo directivo del centro. Gómez explica que al inicio de curso, los tutores recogen toda la información del alumnado del centro del curso anterior: “Dicha información se guarda en carpetas que pasan de tutor en tutor a lo largo de la escolaridad de cada alumno. En función de la información recogida, este priorizará con qué familias debe hablar primero. Obviamente, los padres pueden solicitar tutorías cuando lo estimen oportuno”.

Existe consenso en el ámbito educativo en considerar que, entre los factores que contribuyen al éxito o fracaso escolar de los alumnos, individualmente considerados, está la implicación de las familias. “El problema se acrecienta cuando, en contextos vulnerables o con familias desestructuradas, no se acude a las tutorías. En cualquier caso, sigue siendo una tarea prioritaria revalidar socialmente la función docente y de la escuela, tan falta de reconocimiento social en los últimos tiempos, sin cuya autoridad moral no cabe educación propiamente dicha, añade Bolívar. “Los padres no son clientes de los centros educativos, sino corresponsables, dos mundos llamados a trabajar en común”.

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