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Por qué no hay que demonizar que los bebés usen chupete

Calmar al niño o ayudarle a conciliar el sueño son algunos de los beneficios del uso del chupón. Pero este también tiene desventajas, como la malformación de los dientes o la dependencia. Los expertos aconsejan usarlo de manera ocasional y su abandono sobre los dos años

Bebé chupete
Cada familia debe tomar la decisión sobre si usar o no chupete que mejor se ajuste a sus circunstancias y a las necesidades de su bebé. SBenitez (Getty Images)

Han pasado ya algunos años desde que en casa nos enfrentamos a la retirada del chupete. Desde su nacimiento, mi hijo tuvo un fuerte apego a él. Aunque lo utilizaba de manera intermitente, siempre esbozaba una sonrisa cuando, tras pedirlo insistentemente, se lo ofrecíamos. Varias veces consultamos con la pediatra cómo quitarle este hábito y su consejo fue elegir bien el momento para iniciar el tránsito y no desfallecer en nuestra posición una vez tomada la decisión. El chupete no es un elemento baladí en el desarrollo de los bebés. “Los recién nacidos tienen un hábito instaurado ya desde el nacimiento, denominado hábito de succión, que les procura tranquilidad”, explica Pepe Serrano, secretario general de la Sociedad Catalana de Pediatría y autor del libro Bebepedia: Guía imprescindible para sobrevivir a la crianza con humor y rigor (Rocaeditorial, 2024). Esta costumbre de succionar hace que de forma invariable busquen algún objeto que contribuya a calmarles. “Por tanto, les aporta seguridad y sosiego”, añade Serrano.

No obstante, algunos progenitores optan por no utilizarlo. “Cada familia debe tomar la decisión que mejor se ajuste a sus circunstancias y a las necesidades de su bebé, teniendo en cuenta los pros y los contras”, opina la doctora Raquel Jiménez García, jefa de sección de pediatría general del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, en Madrid. En aquellos recién nacidos que reciben lactancia materna sugiere que no se utilice durante los primeros días de vida; “hasta que la lactancia materna está bien establecida, generalmente, esto ocurre a partir del mes de vida”.

La utilización de este objeto resulta útil en ciertas situaciones, aseguran los especialistas, como, por ejemplo, cuando el pecho de la madre no está disponible o si el bebé está nervioso porque no se engancha al pecho. No obstante, durante sus primeras semanas de vida su uso puede disminuir el estímulo al pecho “porque el bebé succiona el chupete en lugar de mamar, lo que puede afectar la producción de leche y la lactancia en general”, afirma por su parte Ana García Legarra, enfermera pediátrica y asesora de lactancia materna del Hospital Universitario de La Paz, también en la capital. La elección de facilitarle el chupete varía según cada madre y bebé, “pero generalmente ocurre cuando ambos se sienten cómodos y la alimentación fluye sin problemas”, asegura.

Además de las ventajas que ofrece el uso del chupete —como calmar al bebé, ayudarle a conciliar el sueño, durante la aparición de los primeros dientes o cuando tienen un dolor de oídos—, “algunos estudios sugieren que utilizarlo durante el sueño reduce el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante”, afirma Jiménez García. Sin embargo, un uso abusivo del mismo tiene algunos inconvenientes: “Puede afectar al desarrollo de los dientes y que estos estén mal alineados. También es importante no impregnar el chupete con sustancias dulces, lo que puede dañar los dientes y crear malos hábitos alimenticios con preferencia por alimentos dulces. Algunos bebés se vuelven dependientes del chupete, lo que puede hacer difícil quitar este hábito. Y, además, es una fuente de bacterias si no se limpia adecuadamente”.

El uso abusivo del chupete puede afectar al desarrollo de los dientes y que estos estén mal alineados.
El uso abusivo del chupete puede afectar al desarrollo de los dientes y que estos estén mal alineados. MoMo Productions (Getty Images)

A la hora de elegir el chupete, hay que tener en cuenta algunos factores. “Si nuestro objetivo es promocionar la lactancia, un chupete de forma redonda y más parecido al pezón puede parecer el más adecuado, ya que permite una colocación correcta de la lengua durante la succión”, ejemplifica García. Sin embargo, “estos succionadores pueden causar más alteraciones en el desarrollo de los dientes a largo plazo y están desaconsejados por los odontopediatras”, agrega. Por tanto, “desde la perspectiva de la salud bucodental, el chupete más adecuado es pequeño y plano”, expone.

En cualquier caso, se advierte que su empleo sea algo ocasional y no se use como sustituto del pecho o del contacto físico. “Siempre que sea posible, deberíamos volver a amamantar al bebé o proporcionarle el contacto cercano que busca. La crianza es una tarea compleja donde el chupete debe ser una herramienta más, que muchos padres pueden encontrar muy útil y que no hay que demonizar”, apunta García. Sin embargo, limitar su uso a situaciones puntuales o durante el sueño, continúa, ayuda a evitar que interfiera con la lactancia, disminuye el riesgo de otitis, facilita su retirada cuando el niño crece y permite satisfacer las necesidades emocionales y físicas del bebé de manera más efectiva.

Por eso, se recomienda su retirada alrededor de los dos años. La tarea, apuntan los pediatras, no resulta nada fácil ni para los padres ni para el propio bebé. Por tanto, la decisión de apartarlo “no debe coincidir con ningún otro cambio importante, como quitarle el pañal, retirarle el biberón, un cambio de habitación o el tránsito de la cuna a la cama”, aconseja Serrano. Es conveniente que cada una de esas modificaciones se realicen de una en una. De la misma manera, cuando se decida quitarle el chupete, no es beneficioso dar marcha atrás. La decisión debe afrontarse hasta el final. “Una buena medida es poner una fecha, que puede ser especial, con la llegada de los Reyes Magos, las vacaciones o un evento familiar, y explicárselo. Hacerles partícipes”, expone.


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