‘Black Hawk Derribado’| Primer positivo en clase
Una sola semana y la clase de mi hija inauguró la temporada de virus en el colegio. Un honor precoz que habríamos esquivado con gusto
Una semana.
Una sola semana y la clase de mi hija inauguró la temporada de virus en el colegio. Un honor precoz que habríamos esquivado con gusto.
“Ya tenemos positivo en clase” será el nuevo “Ya es primavera en El Corte Inglés”. Nos avisó la madre de la criatura por WhatsApp, porque el centro esperaba la respuesta de Sanidad/Salud/quien-sea-el-responsable para informarnos con detalle y respuestas concretas. (Habíamos recibido una circular genérica pero no te la miras hasta que no te afecta.)
Entre el aviso de la madre y la recogida de nuestros hijos pasaron tres horas. 180 minutos en los que, además de la intranquilidad del emocional “por-favor-que-mi-hija-esté-bien” y el práctico “¿cómo-demonios-gestionamos-estas-semanas?”, recibimos un goteo de mensajes, mientras íbamos preavisando a la gente con la que habíamos tenido contacto. (Si pongo lo de rastreador en mi LinkedIn, me llueven ofertas.)
Los móviles se saturaron con disparidad de opiniones, varios padres contribuyeron con informaciones de distintas fuentes oficiales que se contradecían y, para darle más vidilla al giro de guion, otros padres informaron de que sus hijos no habían ido a clase porque estaban enfermos (pero seguramente “enfermos normales clásicos”, que en otoño es normal pillar de todo. Y si van por primera vez a guardería o colegio, eso es la fiesta vírica.)
Al final la rueda de prensa fue presencial en la puerta del centro, con la directora, la coordinadora y la profesora manteniendo el ánimo y la calma y todos los padres preguntando a la vez como el típico grupo de periodistas de las pelis a las puertas de los juzgados.
Todos vivimos esa situación por primera vez, pero ellas van a tener déjà vu de comerse el marrón con distintas clases y distintas familias durante todo el curso. (Spoiler: las medidas funcionan y solo ha habido otro caso en otro grupo semanas después.)
La parte buena es que una unidad móvil se desplazaría para hacerles la PCR en clase y los adultos podríamos acompañar a los alumnos. Así en grupo con sus amigos y un progenitor quizá sería menos traumático (Spoiler: acabaron jugando a hacerse PCR).
Pero no sabían cuándo vendrían porque los sanitarios ya estaban saturados en el sexto día de curso. (Spoiler: tardaron cuatro angustiosos días, donde todos pensábamos que los niños se encontraban bien, pero nunca se sabe.)
En el mejor de los casos (todos los resultados negativos) igualmente tienen que aislarse sí o sí. 10 días de confinamiento al carrito. Aún con el alivio de que tu crío está sano, esto es un dolor de cabeza para la conciliación, el trabajo y la rutina ya creada.
Y si sale positivo… además de sufrir por la salud infantil, toca cuarentena y pruebas para toda la unidad familiar que conviva junta.
Aunque nos planteemos este curso semana a semana, estar constantemente en el bombo del virus con una lotería que se juega a todas horas agobia hasta al más despreocupado.
Ánimos y PCR rápidas para todos.
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