Una nueva generación de jóvenes aguarda esperanzada el retorno de Trump a la Casa Blanca
Personajes mediáticos como Charlie Kirk han sido claves para impulsar el voto joven masculino hacia el candidato republicano
Mills Goulette, de 23 años, acudió este jueves a las clases universitarias portando con orgullo una gorra del movimiento Make America Great Again (MAGA, Haz América Grande de Nuevo) de Donald Trump. “¡Qué gran W!” (de win, ganar) le gritaban algunos al verlo pasar en el campus de Tempe, en Arizona. “No la uso mucho, pero hoy se siente bien usarla. Era perfecta para la ocasión”, dice este estudiante de Finanzas en el último año en la Universidad de Arizona. Goulette, originario del Estado bisagra, es uno de los miembros de la nueva generación MAGA que ayudó a catapultar a Trump rumbo a una segunda estancia en la Casa Blanca.
Estas han sido las segundas elecciones presidenciales en las que participa. En 2020 votó por Joe Biden. No fue la única vez que marcó una papeleta por un político demócrata. Lo hizo también en 2022 para apoyar a la hoy gobernadora de su Estado. Ahora, no obstante, se declara republicano. “Creo que entonces estaba muy manipulado por las noticias. Me decían que Trump era un racista, que era homófobo, que era Hitler. Y yo creí mucho de eso. Pero entonces no sabía mucho de las propuestas. Así que las estudié y este año voté por Trump”, dice Goulette, que se prepara para ser corredor de bienes raíces.
Es uno de los jóvenes que acudió a votar con el tema de la inmigración como preocupación principal. Un análisis de la Universidad Tufts (Massachusetts) indica que los jóvenes de 18 a 29 años que citaban la crisis migratoria, la economía y el crimen como prioridades apoyaron al republicano. Los hombres jóvenes han sido decisivos en la victoria de Trump. Lo votaron el 56% de los menores de 30 años, 15 puntos más que en 2020. Es el mayor éxito de un republicano con este grupo demográfico en 20 años. La propuesta favorita de Goulette, no obstante, es la política arancelaria y proteccionista de Trump. “Está tratando de traer de vuelta al país la producción y hacernos un país más enfocado en la manufactura”, señala.
Kamala Harris ganó el voto de las mujeres jóvenes por 18 puntos porcentuales. La vicepresidenta, no obstante, perdió mucho terreno entre los jóvenes respecto a la candidatura de Biden en 2020. En Míchigan, por ejemplo, perdió un 24% de los votos. En Pensilvania, Wisconsin y Carolina del Norte, la sangría se situó entre el 14% y el 18%.
La gorra MAGA que usa Goulette no es igual a otras. Ese accesorio ayuda a entender el viraje de un votante demócrata al trumpismo en solo dos años. En la sien derecha, tiene impresa el logo de Turning Point (Punto de Inflexión), la exitosa iniciativa de Charlie Kirk, un influyente líder del movimiento conservador con legiones de seguidores entre los campus universitarios de Estados Unidos. Goulette no siguió la noche electoral por una de las 18 cadenas de televisión que la transmitieron. Lo hizo por las emisiones en directo que Kirk realizó desde Arizona por internet. “En algún punto estábamos conectados unas 300.000 personas. (…) El grupo de 18 a 24 años tiene uno de los porcentajes de votos más bajos, así que es muy importante hacer que la gente salga a votar”, dice Goulette.
El poder de convocatoria de Kirk, originario de Chicago, no se limita al mundo digital. Su organización fue responsable de organizar y llenar en tiempo récord en agosto un estadio a las afueras de Phoenix para un mitin de Trump, en respuesta a un lleno total de Harris en el mismo lugar, el Desert Diamond Arena. Resultó uno de los eventos más memorables del trumpismo en la campaña, pues fue cuando el exdemócrata Robert F. Kennedy Jr. se sumó al movimiento.
“Decir que Charlie Kirk y Turning Point son los responsables de la ola republicana en Arizona es exagerar, pero sí tienen mucho peso y han sido muy efectivos”, señala la periodista Elvia Diaz, columnista de The Arizona Republic. El miércoles, un día después de su triunfo, Trump llamó por teléfono a Kirk para darle las gracias. “El hombre es una máquina. Está listo para unificar y gobernar el país. Tiene más energía que nunca”, escribió el activista conservador en X y quien fue invitado como orador en la Convención Republicana de Milwaukee de julio.
El trabajo más importante de Turning Point se ha hecho en los campus. La organización, fundada en 2012 y que ha llegado a manejar recursos hasta por 40 millones de dólares, dice tener al menos 1.400 capítulos en diferentes universidades de Estados Unidos. Estos ayudan a impulsar una agenda basada en el libre mercado y en reducir el tamaño del Gobierno. Kirk, quien ha sido señalado por comentarios antisemitas, enfocó en 2021 la misión de la asociación en la guerra cultural que se libra en varios Estados contra la agenda progresista o woke. Desde entonces también avanza la ideología del nacionalismo populista y evangélico.
Elvia Diaz ha sido testigo de cómo este movimiento penetró en la Universidad de Arizona. “Poco antes de la pandemia comenzó a haber una radicalización a la izquierda que hizo muy difícil hablar de casi cualquier cosa en las aulas. Él vino a dar permiso para contrarrestar a esos grupos. Ahora los chicos se expresan sin miedo a que los vayan a censurar o expulsar”, señala la analista.
“Lo que más me gusta de Charlie Kirk es que busca tener un debate abierto”, señala Dakota Shakleton, un instructor de CrossFit de 30 años originario de Redwood City (California), que vive y entrena en Las Vegas. “Yo voto por republicanos, pero no me importa que tú seas demócrata. De hecho, creo que está bien que exista la derecha y la izquierda. Solo que creo que debemos tener conversaciones francas y respetar el punto de vista del otro”, añade Shakleton, un exjugador de fútbol americano universitario que ha vuelto a votar por Trump tras 2020.
Algunos de los vídeos más virales de Kirk lo muestran sentado en alguna universidad, respondiendo tranquilamente a preguntas de estudiantes de izquierdas. A una feminista le pide definir qué es una mujer. Ante otro, defiende las enseñanzas de la Biblia. A un indeciso que no quiere votar por las divisiones que han creado los políticos, le pregunta: “¿Crees que es correcto luchar contra el mal?”. Son intercambios editados y que tienden siempre a favorecer a los republicanos.
El plan de Turning Point para el futuro es penetrar en los institutos públicos para exigir un currículo “patriótico” como el que Trump impulsa en la Comisión 1776, que pone en foco en la historia blanca del país. Desde 2021, Kirk y su ejército de jóvenes MAGA se fijaron como objetivo a las juntas escolares de los planteles que pedían las mascarillas en la pandemia o que fomentaban el pensamiento crítico con el pasado esclavista de Estados Unidos.
“Creo que hubo un gran intento suyo por captar el voto blanco masculino, y me da la impresión de que son vídeos populares porque hay muchos jóvenes a los que les cuesta mucho pensar por ellos mismos”, señala Samuk, uno de los 4.000 estudiantes indios de la Universidad de Arizona. Está contento con el hecho de que las elecciones hayan pasado. “Hubo muchas emociones y pasión en las últimas semanas en todo el campus. Hay extremismo en los dos bandos. Se podía sentir la tensión”, señala el estudiante de Ingeniería, quien lleva cuatro años en Estados Unidos y ya hace planes para irse cuando se gradúe el próximo año. “No hay forma de que me quede a ver el resto de la próxima Administración”, señala.
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