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La inesperada elección de Kamala Harris, un antiguo profesor de instituto que habla sin rodeos

Tim Walz, candidato demócrata a vicepresidente, era casi un desconocido hasta hace dos semanas, cuando saltó a la fama por su descripción de sus oponentes republicanos: “Son raros”

Tim Waltz
El gobernador de Minnesota, Tim Waltz, habla tras una reunión en la Casa Blanca con Joe Biden después del debate que forzó la renuncia del presidente a la reelección.SHAWN THEW (EFE)
Macarena Vidal Liy

El gobernador de Minnesota, Tim Walz, no figuraba en ninguna quiniela electoral hace un par de semanas. Es más, fuera de su Estado era un perfecto desconocido, pese a un historial de 12 años en el Congreso de Estados Unidos. Pero una intervención televisada, un comentario al vuelo transformado en meme viral y casi en lema de campaña, precipitó a este antiguo profesor de instituto de 60 años a las primeras posiciones del radar demócrata, y finalmente a ser seleccionado por Kamala Harris como su número dos en la carrera hacia la Casa Blanca.

Walz no imaginaba el giro que estaba a punto de dar a su vida cuando hace dos semanas, después de que Joe Biden anunciara su renuncia a la reelección y pasara el testigo a la vicepresidenta Harris, comentara mientras hablaba de los candidatos Donald Trump y J.D. Vance que “es verdad. Esta gente es rara”.

El epíteto caló. De la noche a la mañana, se repetía en redes sociales, en comentarios de los simpatizantes demócratas, la jerarquía del partido y los propios asesores de Harris. El gobernador de Minnesota, con aspecto de abuelo guasón —aparenta más edad de la que tiene; “tantos años de profesor de adolescentes te cuestan la cabellera”, bromea sobre su oronda calva—, se había convertido en una estrella política mediática y un inmejorable portavoz de la campaña de la vicepresidenta. Su discurso captura el giro que los de Harris quieren dar al mensaje demócrata: menos centrarse en los peligros de que regrese Trump a la Casa Blanca y más en lo que prometen mejorar y cambiar si ganan las elecciones de noviembre.

Su manera de expresarse sin rodeos y con buen humor para defender los logros y las aspiraciones demócratas no son sus únicas fortalezas, ni un don exclusivo suyo. Otros aspirantes a la vicepresidencia, como el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, o el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, son considerados excelentes oradores.

La aportación única de Walz es contar con un historial diferente al de otros políticos al uso. A diferencia de Shapiro o el senador por Arizona, Mark Kelly —otro candidato en la baraja—, no proviene de un Estado por el que los demócratas tengan que luchar, pues Minnesota se inclina habitualmente por ese partido. Pero es veterano de la Guardia Nacional y, durante su etapa en el Capitolio fue el legislador de mayor rango militar en el Congreso de EE UU y llegó a encabezar el Comité de Asuntos de Veteranos, algo que le granjeó un gran respeto en el Pentágono y los halcones militares en ambos lados del espectro político.

Además, puede hacer gala de raíces en el Medio Oeste estadounidense que le conectan con el ciudadano de a pie, y de un largo historial, primero desde su escaño y después como gobernador, de apoyo a causas progresistas. Es una figura radicalmente diferente a la de su contrincante por la vicepresidencia, el republicano J.D. Vance; entre lo poco que comparten se encuentra su marca de bebida favorita, una gaseosa dietética.

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No es casualidad que en los últimos días sus respaldos hayan provenido, sobre todo, de grupos y representantes del ala izquierda del partido. El excandidato presidencial Bernie Sanders, ídolo del sector progresista, declaraba este fin de semana a la radio pública de Minnesota: “Espero que la vicepresidenta opte por un número dos que hable y haga frente a los poderosos intereses corporativos. Creo que Tim Walz es alguien que puede hacer eso”.

Los sindicatos también le apoyan como alguien que defiende los derechos de los trabajadores. Junto con el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, ambos eran considerados los “mejores para los derechos laborales y la clase trabajadora”, señaló el domingo Shawn Fein, presidente de UAW, una de las grandes centrales sindicales, en el programa Face The Nation de la cadena CBS.

Antiguos colegas en el Capitolio se han declarado asimismo a su favor. “La gente de Minnesota me dice que es un gran gobernador… Pero más importante todavía, es una buena persona. Es natural, es un tipo normal, lo que ves es lo que hay. No hay nada de falso en él, llama a las cosas por su nombre. Y yo agradezco esa franqueza”, apuntaba el congresista por Massachusetts, Jim McGovern, el demócrata de mayor rango en el poderoso Comité de Normas, al periódico The Hill. Incluso la propia expresidenta de la Cámara de Representantes y gran poder fáctico demócrata, Nancy Pelosi, parece estar de su lado. Preguntado por los candidatos a vicepresidente, un portavoz declaraba que ella “siempre tiene especial cariño a sus antiguos colegas”.

Walz empezó tarde en el mundo político. Nacido y criado en una pequeña población de Nebraska, se graduó en Ciencias antes de comenzar una carrera en la enseñanza. Sus primeros pasos como maestro fueron para enseñar inglés en China en 1989, el año de la matanza de Tiananmén: allí aprendió mandarín, una lengua en la que aún puede conversar.

A su regreso a EE UU, enseñó primero en Nebraska, donde conoció a su esposa, Gwen, también profesora en el centro. “Me molestaba su vozarrón, que se oía desde mi aula”, ha reconocido ella. Ambos han tenido dos hijos, Hope (Esperanza, en español) y Gus, por fecundación in vitro. “Llamamos a nuestra hija Hope con toda la intención”, ha contado él.

Casados en 1994, se mudaron dos años más tarde a Minnesota, el Estado de origen de ella, para enseñar en el instituto de Mankato West. Allí se convirtió en un profesor muy popular, famoso por insistir con aquellos alumnos que no querían hacerle caso hasta conseguir que se interesasen por sus clases de geografía. Se hizo entrenador del equipo de fútbol americano del instituto y lo llevó a ganar el campeonato del Estado. Apadrinó la primera asociación de alumnos de alianza gay-heterosexual.

Su debut en política llegó en 2006, cuando se presentó como candidato al Congreso por un distrito hasta entonces fielmente republicano y ganó por sorpresa. Mantuvo su escaño, ganando los comicios cada dos años, hasta 2018, cuando se lanzó a por el puesto de gobernador de un Estado de marcada tendencia demócrata. Volvió a imponerse y a ser reelegido en 2022. Hoy es presidente de la Asociación de Gobernadores Demócratas.

Bajo su mandato, y apoyado por una mayoría demócrata en el parlamento local, Minnesota ha aprobado una lista considerable de medidas progresistas, desde la legalización del consumo de la marihuana a la protección del derecho al aborto, pasando por la gratuidad de las comidas en las escuelas. También ha aprobado legislación contra las armas de fuego; aunque cuenta con licencia de armas y ha sido un ávido cazador que recibía donaciones para su campaña de la Asociación Nacional de Rifle (NRA, por sus siglas en inglés, el grupo de presión en favor de las armas de fuego). Desde la matanza de 2017 en Las Vegas, empezó a entregar esas cantidades a organizaciones benéficas. Hoy, la NRA le considera un gobernador negativo para sus intereses.

Entre sus errores, se le achaca el haber tardado en desplegar a la Guardia Nacional ante los graves disturbios en Minneapolis tras la muerte de George Floyd a manos de agentes de la policía en 2020.

Tras la selección de Harris, Walz será reemplazado como gobernador por su segunda al mando, Jenny Flanagan. La hasta ahora vicegobernadora será la primera mujer de origen nativoamericano al frente de un Estado del país.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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