Kamala Harris bate récords de recaudación de donantes demócratas en apenas dos días desde la retirada de Joe Biden
La vicepresidenta superó los 100 millones de dólares el lunes, una cifra impulsada por grupos de mujeres partidarias de su candidatura
El camino de Kamala Harris hacia la candidatura demócrata ha animado las donaciones hacia su campaña. A última hora del lunes, su primer día efectivo como aspirante a la presidencia, la vicepresidenta había logrado una cantidad superior a los 100 millones de dólares (92 millones de euros). Según la consultoría progresista MiddleSeat, se trata de “la mejor recaudación en la historia del partido” demócrata. Donantes multimillonarios al margen, el éxito se debe en buena parte al grupo de mujeres donantes que durante décadas la han acompañado en su carrera, avanzando con ella. Incluso cuando Harris seguía insistiendo en que Biden sería el candidato del partido, estas fieles aliadas empezaron a mover ficha para asegurarse de que su campaña no partiera de cero. Esa cantidad se suma los 96 millones de dólares que Joe Biden ya atesoraba en las arcas de la campaña, y que un puñado de republicanos intentará bloquear para torpedear la carrera de la actual vicepresidenta, ya que considera que la sucesión automática vulnera las reglas del juego.
El candidato republicano, Donald Trump, declaró haber recaudado más de 50 millones de dólares en las 24 horas que siguieron a su condena por el caso Stormy Daniels, el 30 de mayo. Biden cosechó a finales de marzo más de 25 millones en un solo acto, en Nueva York, y 38 millones en los cuatro días posteriores a su desastrosa actuación en el debate que le enfrentó a Trump el 27 de junio. Pero el récord absoluto lo ostenta Kamala Harris, a la que han arropado importantes donantes de Wall Street, Silicon Valley —el multimillonario Reid Hoffman a la cabeza, aunque otros grandes nombres de las Big Tech como Elon Musk se han rendido a Trump— y Hollywood. El total incluye también donaciones modestas, de cientos de miles de nuevos donantes espoleados por el recambio. Y en un lugar preeminente, las donantes de la denominada área de la bahía, como se conoce a San Francisco, que han construido la plataforma para el gran salto.
Apenas unos minutos después de que el partido presentase los documentos necesarios para modificar el nombre del comité de campaña (de Biden for President a Harris for President), el domingo, asesores demócratas se vieron desbordados por un rosario de llamadas de donantes hasta entonces desanimados, dispuestos a financiar a Harris. Un emprendedor de Silicon Valley recaudó más de un millón de dólares en 30 minutos. Alexandra Acker-Lyons, asesora de donantes demócratas que ha pasado los últimos días preparando el terreno para Harris ante las crecientes especulaciones sobre una retirada de Biden, dijo que había «recibido un aluvión de correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas» con promesas. «Gente que no había donado nada preguntaba dónde hacerlo», dijo el domingo.
Importantes donantes
Importantes donantes demócratas, de los capaces de extender un cheque de siete u ocho cifras y que hasta el domingo apoyaban sin reservas a Biden, se sumaron inmediatamente a la candidatura de Harris, como Hoffman y Alex Soros, hijo menor y heredero del famoso filántropo —y bestia negra de los republicanos— George Soros. El delfín de la familia colgó en la red social X (antes Twitter) una fotografía suya con Harris y un mensaje entusiasta, “¡larga vida al sueño americano!”
Los apoyos no solo proceden de particulares, también es clave el papel de plataformas demócratas que orientan a los grandes donantes hacia determinadas causas; es decir, de grupos de presión políticos, también dominados por las mujeres. Emily’s List, que agrupa a grandes donantes que defienden el derecho al aborto y que respaldó a Harris durante su vicepresidencia, ofreció contribuir en el acto. Way to Win, un grupo con el mismo objetivo en el que se integran muchas partidarias de Harris, también se volcó con la vicepresidenta.
El origen étnico de Harris también sirve de banderín de enganche. Raj Goyle, un influyente demócrata de origen indio, anunció “un nivel sin precedentes de apoyo surasiático” a la aspirante a la nominación. Harris también cuenta con sus propios donantes, los que la respaldaron en las primarias de las elecciones de 2020 hasta que tiró la toalla en favor de Biden. Uno de ellos, Steve Phillips, seguidor histórico suyo, afirmó el domingo que estaba animando a los donantes y grupos con los que trabajaba a respaldar públicamente a la candidata, así como a disuadir a quienes estuvieran pensando en disputarle la titularidad, para que cerraran filas en torno a ella. Porque, así como no todos los donantes demócratas han manifestado su apoyo a Harris, también es cierto que ninguno ha respaldado a otro aspirante a la nominación presidencial. Son en su mayoría quienes prefieren una convención abierta, una suerte de miniprimarias en las que participen otros candidatos más moderados que el perfil liberal, demasiado para algunos, de Harris.
Pero el llamativo silencio de algunos dirigentes del partido, como Barack Obama, y la renuencia de destacados donantes van a la par, y de momento la candidatura a la presidencia está lejos de proclamarse. Reed Hastings, director ejecutivo de Netflix, se mostró partidario de que los delegados demócratas elijan un candidato de uno de los Estados bisagra o basculantes, si bien expresó su optimismo por el cambio. El inversor de capital riesgo Vinod Khosla defendió “un proceso abierto en la convención y no una coronación” como la de Harris. Mike Novogratz, inversor en criptomonedas —un sector que se ha pasado con armas y bagajes a los republicanos—, manifestó sus dudas sobre la idoneidad de Harris, pero le concedió el beneficio de la duda: “La comunidad de donantes con la que hablo no cree que sea la mejor para ganar, pero todos piensan que merece una oportunidad justa”.
Lo cierto es que la candidata designada por Biden parte con una enorme ventaja financiera, dada su base actual de donantes, y sus hipotéticos rivales empezarían de cero, lo cual no tendría por qué ser necesariamente un obstáculo insalvable. En el caso de que otro demócrata lograse la nominación, podría reclamar los 96 millones recaudados por la campaña de Biden en los tribunales, pero el proceso llevaría años. Otra solución menos radical, pero igualmente ardua, sería que Biden transfiriera los fondos al Comité Nacional Demócrata, o bien elegir a un candidato multimillonario, como el gobernador de Illinois J. B. Pritzker, heredero de la cadena de hoteles de lujo Hyatt, que sería capaz de autofinanciarse sin necesidad de donaciones.
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