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Biden gana las primarias demócratas en Míchigan pero recibe un elevado voto de castigo por su política hacia Gaza

Donald Trump se impone con comodidad a su rival Nikki Haley en la batalla republicana en ese Estado bisagra clave

Primarias de Míchigan 2024: Joe Biden y Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos
Joe Biden y Donald Trump.AP / Reuters
Macarena Vidal Liy

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ganado con comodidad las primarias demócratas de Míchigan y Donald Trump, las republicanas, en las que se ha impuesto con el 68% de los votos a su rival Nikki Haley, que se queda en el 26%. Pero el inquilino de la Casa Blanca ha recibido un fuerte voto de castigo por su política proisraelí en la guerra en Gaza. En un 13,3% de las papeletas, más de 101.000, se ha marcado la casilla “no declarado”, equivalente a un voto en blanco. Una campaña lanzada por la numerosa comunidad árabe en ese Estado y por grupos progresistas había instado a los simpatizantes demócratas a elegir esa opción para reclamar un alto el fuego permanente y advertir a Biden que su rechazo a un armisticio puede costarle la reelección.

El porcentaje de votos “no declarados” ha superado ampliamente los objetivos que se había marcado la campaña Listen to Michigan (”Escuche a Míchigan”) y pone en evidencia los puntos débiles del demócrata para lograr el apoyo de la frágil coalición de centroizquierda ―jóvenes, minorías, sindicatos, grupos progresistas― que le llevó al poder hace cuatro años. A sus posiciones sobre Gaza se suman las preocupaciones por su edad, 81 años, o la economía. La popularidad del mandatario en todo el país ronda mínimos del 38%.

Míchigan es clave para las aspiraciones de ambos candidatos. Trump ganó aquí en 2016 por poco más de 10.000 votos. Biden le arrebató la plaza en 2020 por 150.000 papeletas. El Estado cuenta con una población de 300.000 residentes de origen árabe, que hace cuatro años se inclinó mayoritariamente (un 64%) a favor del actual presidente.

Listen to Michigan se había fijado la meta de 10.000 votos en blanco, la cifra de papeletas que el magnate republicano obtuvo de ventaja sobre Hillary Clinton en 2016. En las tres últimas primarias demócratas en el Estado, se registraron unos 20.000 votos “no declarados”.

“Hemos antepuesto las vidas humanas al partido. Hemos antepuesto las vidas humanas al presidente”, se felicitaba el alcalde de la localidad de Dearborn, Abdullah Hammoud, uno de los políticos demócratas que han apoyado la campaña de voto en blanco, durante el recuento de los resultados. Dearborn, una ciudad en las afueras de Detroit donde el 55% de la población es de origen magrebí o de Oriente Próximo, ha sido el lugar de nacimiento de la campaña, que busca demostrar a Biden que para ganar Míchigan, clave en su camino electoral para continuar en la Casa Blanca, necesita los votos que reclaman un alto el fuego. En el condado de Wayne, donde se encuentra Dearborn, el voto “no declarado” alcanzaba el 75%.

En un comunicado sobre los resultados de las primarias, Biden no ha mencionado la campaña Listen to Michigan ni los votos en blanco. Su equipo electoral, en otro comunicado, tampoco. El presidente ha optado por centrarse en las críticas a las políticas de su previsible oponente republicano, Donald Trump, para concluir: “Esta lucha por nuestras libertades, por las familias trabajadoras, y por la democracia va a necesitar que nos unamos todos. Sé que lo haremos”.

Los colegios electorales cerraron a las 20.00, hora local (02.00 del miércoles en la España peninsular) tras 12 horas abiertos. En Dearborn, lo que a comienzos de la mañana era un mero goteo de personas en la tarde iba cobrando ritmo. Más de un millón de personas habían votado por anticipado, en un Estado de diez millones de habitantes; en Dearborn, los funcionarios electorales comentaban que la participación había sido superior a lo esperado. “Nos estamos quedando sin formularios para registrar votantes”, indicaban en el distrito número 2, cuando aún faltaba una hora y media para dar por terminada la votación.

“Queremos demostrar que somos un bloque electoral con el que hay que contar”, había apuntado el alcalde Hammoud en uno de los colegios electorales durante la jornada. “Son nuestros padres, nuestros hermanos, nuestras familias y amigos quienes están siendo bombardeados [en Gaza]. Queremos utilizar esta oportunidad que tenemos para enviar un mensaje: que a menos que el presidente corrija el curso de su política, corre el riesgo de arruinar no solo su presidencia, sino al final incluso la propia democracia estadounidense con la elección de Donald Trump”, continuaba. “Esta comunidad se siente traicionada. Elegimos a un presidente para liderar con humanidad, con decencia, con empatía, y hemos recibido todo lo contrario”.

El presidente estadounidense, que al comienzo de la guerra contra Gaza se puso decididamente del lado israelí, ha modulado gradualmente su posición, aunque mantiene su resistencia a un alto el fuego permanente y continúa el envío de armamento a Israel. En las últimas semanas, ha declarado que el Gobierno israelí “se ha pasado” en su guerra en la Franja, donde han muerto ya cerca de 30.000 palestinos, ha sancionado a colonos judíos que atacaron a palestinos en Cisjordania y ha advertido contra una ofensiva en Rafah, la última ciudad gazatí por atacar. Este lunes expresaba su esperanza de cerrar antes de una semana una tregua temporal que pueda servir de primer paso para un alto el fuego permanente.

Un gesto que los votantes de Dearborn declaraban que no cambiaría sus posiciones. “Demasiado poco, demasiado tarde”, opinaba Khalid Turaani, de la Michigan Task Force of Palestine y uno de los organizadores del movimiento Abandon Biden, que promueve la derrota del presidente estadounidense en las elecciones del próximo noviembre. El alcalde Hammoud también se mostraba escéptico: “Es extraño que mientras estás comiéndote un helado sea el momento para hablar del alto el fuego. Y mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha presentado a su Gabinete un plan para invadir Rafah durante el Ramadán, el mes más sagrado musulmán”.

“Hace cuatro años voté a Biden. Esta vez voy a votar por Trump”, aseguraba a la salida de su colegio electoral Emad Said, desempleado de 48 años. Su motivación, aseguraba, no eran únicamente los acontecimientos en Gaza. “Ha aumentado el crimen, se está enviando muchísimo dinero a Ucrania y aquí falta… América primero”, apuntaba, repitiendo el lema que Trump ha hecho famoso.

“Vamos a seguir subrayando las diferencias entre Biden y Trump y, una vez que queden claras, creemos que los votantes que se han distanciado del presidente volverán”, declaraba a la agencia Reuters LaShawn English, directora regional del sindicato del automóvil UAW.

La gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, copresidente de la campaña de Biden, ha advertido que un voto de castigo ahora contra el presidente puede traducirse en un triunfo para Trump en noviembre. También ha señalado, en declaraciones a la cadena de televisión MSNBC, que “va a ser importante que la Administración continúe en contacto con los líderes e individuos en las comunidades palestina, musulmana, árabe estadounidense, así como la judía”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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