Biden, sobre el bloqueo de Trump: “Muchas personas podrían morir si no nos coordinamos”
El presidente electo se reúne con empresarios y líderes sindicales y presenta sus prioridades para la recuperación, que pasan por controlar el virus y promover un nuevo rescate
La anomalía de la situación que atraviesa Estados Unidos desde las elecciones del 3 de noviembre, producto de la negativa del presidente Trump a reconocer su derrota en las mismas, se acentúa cada día, a medida que se alcanzan nuevos récords en la crisis del coronavirus. “Vamos a un invierno oscuro, las cosas se van a poner más difíciles antes de volverse más fáciles”, ha resumido este lunes el presidente electo Joe Biden. Bloqueada la natural transición de poder por parte de un presidente saliente atrincherado, Biden ha compartido acompañado por la futura vicepresidenta, la senadora Kamala Harris, sus prioridades para la recuperación de una economía golpeada por una pandemia descontrolada.
“Más personas podrían morir si no nos coordinamos”, ha dicho Biden, en referencia a los efectos potenciales en la pandemia de una defectuosa transición del poder. EE UU registra más de 246.000 muertes por la covid-19 y ha acumulado más de 11 millones de contagios.
La resistencia de Trump a realizar el proceso tradicional de transición, en el que la Administración saliente pone al día a la entrante en cuestiones clave, facilitando un relevo armónico en enero, mantiene a Biden y a su equipo en la oscuridad respecto a los planes y al trabajo realizado por la Administración Trump para la eventual campaña de vacunación masiva, que se desarrollará con toda seguridad el año que viene, durante la Administración Biden. Ron Klain, el experimentado político recién escogido por el demócrata como jefe de Gabinete, aseguró el domingo que los asesores científicos del presidente electo empezarán esta misma semana a reunirse con representantes de las compañías responsables de las vacunas, dos de las cuales ya han publicado resultados de sus ensayos clínicos que revelan eficacias de más del 90%. “Tenemos ahora la posibilidad de una vacuna empezando en diciembre o enero”, dijo Klain. “Hay gente en el Gobierno planeando para la implementación de la vacuna. Nuestros expertos necesitan hablar con esa gente tan pronto como sea posible”.
Antes de su comparecencia, Biden y Harris se reunieron con líderes empresariales y sindicales. El elenco de agentes con los que se reunió, incluidos los líderes sindicales y las jefas de grandes empleadores como General Motors y GAP, revela que el foco de Biden está en recuperar el empleo para impulsar la economía. “Todos estamos de acuerdo en que necesitamos poner la economía en marcha”, ha dicho Biden. Pero también están todos de acuerdo, ha asegurado, en que hay que controlar el virus primero y en que es necesario “financiar los servicios públicos de los Estados y comunidades locales”.
El presidente electo ha subrayado los principales puntos de su programa económico, entre ellos las políticas proteccionistas con las que quiso arrebatar votos a Trump en su base de trabajadores de una industria en decadencia. “Vamos a comprar productos estadounidenses, vamos a asegurarnos de que el futuro está hecho aquí en Estados Unidos”, ha dicho. La vicepresidenta electa Harris ha recordado, también, que “esta pandemia y esta recesión están golpeando desproporcionadamente a las minorías”.
Quedan aún varios meses para que la vacuna pueda distribuirse masivamente en la población. Una operación de una envergadura insólita para alcanzar una inmunización que permita recuperar una actividad económica normal. Por el momento, los contagios, las hospitalizaciones y las muertes siguen disparadas por todo el país, y numerosos Estados están imponiendo nuevas restricciones para frenar la propagación del virus. A pesar de que los mercados bursátiles volvieron a experimentar subidas tras las nuevas noticias esperanzadoras sobre la vacuna de Moderna, los indicadores económicos hablan de una contención del gasto por parte de los consumidores ante el incierto panorama.
Por eso, la prioridad del presidente electo es controlar la crisis sanitaria. Y, en paralelo, tratar de superar el bloqueo en el Congreso respecto a la aprobación de un nuevo paquete de rescate a la economía. Buena parte de las medidas más relevantes del rescate anterior, una inyección sin precedentes de tres billones de dólares aprobada en primavera, ya han vencido o están a punto de vencer, y los expertos coinciden en la urgencia de nuevos estímulos a la economía y ayudas a los ciudadanos, un paquete sobre cuya definición los legisladores republicanos y demócratas siguen sin ponerse de acuerdo.
“A millones de estadounidenses que han perdido sus salarios o sus empleos, podemos proporcionarles un alivio inmediato y debemos hacerlo rápidamente”, ha dicho Biden. “El Congreso debe unirse y aprobar un paquete de rescate de la covid”.
Biden ya ha hablado con la líder de la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y con el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, pero aún no se ha reunido con el líder de la mayoría republicana en la Cámara alta, Mitch McConnell. Este último, astuto y poderoso político veterano, sigue dando pábulo a las acusaciones infundadas de fraude de Trump (“Hemos ganado las elecciones”, insistió este lunes el presidente en Twitter), sabedor de que enfrentarse ahora al líder, que a pesar de haber perdido las elecciones cuenta con un enorme apoyo popular entre las bases del partido, provocaría una desmovilización que podría hacer peligrar los dos escaños del Senado en Georgia, cuya segunda vuelta se celebra en enero, y que determinarán quién ostenta la mayoría en la Cámara alta.
Ese rescate será la primera gran prueba para Biden. El presidente electo deberá decidir si anima a los suyos a alcanzar, ya en otoño, un acuerdo sobre un paquete de estímulo de alcance limitado, o si se decanta por tratar de sacar adelante un acuerdo más ambicioso una vez llegue a la Casa Blanca en enero.
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