Trump y Biden, historia de dos campañas
Los candidatos a la presidencia de EE UU muestran en sus actos electorales en Florida dos estilos radicalmente opuestos
De un lado de la acera en el Biscayne Boulevard de Miami hay mucho ruido y gritos, los seguidores de Donald Trump se han apostado para mostrar su apoyo al presidente. Enfrente, otro grupo con carteles a favor del candidato demócrata, Joe Biden, apenas se escucha y solo parece reaccionar a la movilización de la otra acera. Trump y Biden han visitado esta semana Florida y tanto sus actos de campaña como las acciones de sus seguidores muestran dos estilos de campaña opuestos: el republicano, aferrado a movilizar a las multitudes a pesar de la pandemia del coronavirus; el demócrata, enfocado en las reuniones con pequeños grupos, casi pasando desapercibido en los lugares que visita.
La batalla por el voto se ha concentrado en Florida en los últimos días. Trump ha viajado dos veces en la misma semana al Estado sureño y Biden, con una precisión quirúrgica, ha celebrado allí actos hasta en tres ocasiones en el último mes. Florida es uno de los Estados pendulares con más trascendencia en estos comicios: tiene 29 de los 270 votos electorales que cualquiera de los dos candidatos necesita para convertirse en el presidente de Estados Unidos. El próximo lunes comenzará la votación anticipada en persona en el Estado; hasta ahora unos dos millones de personas ya han enviado su voto por correo, más del doble que hace cuatro años. Está claro por qué es Florida donde los candidatos están concentrando gran parte de los actos presenciales de sus campañas.
Biden estuvo el miércoles en el condado de Broward, al norte de Miami, visitando una residencia para jubilados. Su equipo mantuvo en secreto la ubicación del evento, invitó solo a algunas decenas de personas e impidió la entrada a seguidores del demócrata que, a través de las redes sociales, lograron descifrar la ruta del candidato. Eugene Pérez, un extrabajador de cruceros de 59 años, se enteró a través de un vecino de que Biden llegaría en cualquier momento a la residencia de Pembroke Pines. “Vivo aquí al lado y es muy emocionante que Biden esté aquí. Donald Trump está desesperado por los votos porque sabe que Biden le está ganando”, dice. “¿Creen que vaya a salir a saludarnos?”, preguntaba Pérez al grupo de unas 15 personas que se acercaron a merodear por el acto del demócrata.
Biden lo resumió en un mitin que los participantes siguieron desde sus coches: “Si ganamos Florida, entonces esto está resuelto”. El demócrata ha optado por los actos pequeños pero enfocados a los sectores en los que cree tener más posibilidades. Semanas antes estuvo en Orlando apelando al voto puertorriqueño y luego en la Pequeña Habana y la Pequeña Haití buscando a los cubanos y haitianos. Su equipo de campaña ha distribuido anuncios en la radio dirigidos a hispanos y que cambian de acento según el condado de Florida donde se emiten. Los latinos representan un 20% de los votantes de Florida y tienen su origen en países diversos como Venezuela, Cuba, Colombia, Puerto Rico y República Dominicana.
Una estrategia muy distinta a la campaña de Trump. El presidente volvió el lunes a los grandes actos de campaña con un mitin en el aeropuerto de Sanford, al norte de Orlando, donde la mayoría de sus simpatizantes no llevaba mascarilla y tampoco respetaba la distancia social recomendada por los expertos. Trump se mantuvo alejado de la multitud, pero su equipo de campaña alentó la presencia de simpatizantes. Lo mismo ocurrió en Miami, donde el presidente participó el jueves en una reunión con votantes organizada por la cadena NBC. A las puertas del Museo de Arte Pérez donde se celebró el encuentro, sus seguidores no dejaban de gritar “cuatro años más” en apoyo a Trump. Martha Méndez, una trabajadora farmacéutica de 62 años, era una de las integrantes del grupo en favor del presidente. “Él está haciendo lo que puede en medio de la pandemia, que por cierto es culpa de China, pero es el mejor presidente que hemos tenido en años, lo que él ha hecho no lo ha hecho absolutamente nadie”, comentaba.
Lejos de las crispaciones que los televidentes vieron en el primer debate entre Trump y Biden, los encuentros con los ciudadanos del jueves dejaron también en evidencia el contraste entre los dos candidatos. El demócrata, un político de la vieja escuela, ajeno al mundo del espectáculo televisivo, se mostró cómodo en el formato y respondió con claridad y en detalle a las preguntas de los asistentes. No hubo cuestiones que lo pusieran en un terreno incómodo, más allá de un joven afroamericano que le echó en cara su desafortunada frase de que si un negro vota por Trump “no es negro”. El republicano, en cambio, tuvo que hacer frente a temas de los que regularmente no habla —como inmigración, impuestos y el supremacismo blanco— y padeció la presión de la presentadora Savannah Guthrie para intentar que no se saliera por la tangente ante las preguntas de los asistentes. Los datos sobre las audiencias de la noche del jueves muestran que 12,2 millones de televidentes vieron a Joe Biden en la cadena ABC, mientras que Trump atrajo a 10,4 millones en la NBC.
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