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Bielorrusia libera a 123 presos políticos, entre ellos el premio Nobel de la Paz Ales Bialiatski

Es la mayor liberación de prisioneros llevada a cabo por el régimen de Aleksandr Lukashenko desde que inició conversaciones con la Administración Trump. Washington se compromete a levantar sanciones al mineral de potasa

Ales Bialiatski, junto a Svetlana Tijanóvskaya, este sábado en Vilnius (Lituania).

El presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, ha puesto en libertad este sábado a 123 prisioneros políticos, incluidos tres grandes líderes de la oposición: el premio Nobel de la Paz Ales Bialiatski, el excandidato presidencial Viktor Babariko y la activista Maria Kolesnikova, destacada figura de las protestas contra el fraude electoral en los comicios presidenciales de 2020. Esta iniciativa se enmarca en el acercamiento del régimen bielorruso, protegido por el Kremlin, a la Administración de Donald Trump, que ha permitido la liberación anterior de otros cientos de presos políticos. Sin embargo, a los liberados les espera el exilio y en las cárceles bielorrusas todavía hay más de un millar de detenidos, según la organización de derechos humanos de Bialiatski, Viasná.

Las autoridades bielorrusas y una delegación estadounidense encabezada por el enviado especial de Trump, John Cole, negociaron durante dos días, según han comunicado Washington y el entorno de los liberados. A cambio, Estados Unidos ha acordado con Minsk el levantamiento de las sanciones a la potasa bielorrusa. La potasa es un componente clave de los fertilizantes, y el antiguo Estado soviético es un productor líder mundial. Esta liberación es, con mucho, la mayor realizada por Lukashenko desde que el Gobierno de Trump inició conversaciones este año con el veterano líder autoritario, aliado cercano del presidente ruso, Vladímir Putin.

Las fuerzas de seguridad de Lukashenko encarcelaron a los opositores bajo cargos como “extremismo”, “organizar acciones grupales que socavan el orden público” e “intento de toma del poder”. “Los defensores de derechos humanos no se habían declarado culpables de ninguno de los cargos que se les imputaba”, enfatiza Viasná al recordar la firmeza de sus activistas liberados.

Bialiatski, de 63 años coganador del Nobel de la Paz en el año 2022, es un activista de derechos humanos que luchó durante años en favor de los presos políticos. Esta era la segunda vez que el régimen bielorruso le encerraba en prisión. En la anterior, durante tres años, desde 2011 a 2014, había sido acusado de una supuesta evasión de impuestos como excusa para su internamiento.

El activista fue detenido en julio de 2021 y condenado a 10 años de prisión. “Los presos políticos han sido transportados a la fuerza desde sus centros de detención al territorio lituano”, remarca Viasná. En algunos casos, como sucedió en Rusia con el intercambio de presos políticos por espías en 2024, algunos disidentes rechazan ser enviados al exilio, donde su acción política queda diluida.

“¡Acabo de hablar con Maria por vídeo! ¡Está libre! ¡No puedo describir mi felicidad!“, festejaba la hermana de Kolesnikova, Tatsiana Jomich, a través de su perfil de la red social X. La activista, de 41 años, se convirtió en 2020 en una de las líderes de las protestas por el masivo fraude electoral de Lukashenko en las elecciones presidenciales de aquel año.

Kolesnikova era la jefa de campaña del candidato opositor Viktor Babariko. El régimen bielorruso detuvo y condenó al político a 14 años de cárcel poco antes de los comicios bajo la acusación de un supuesto fraude fiscal. Kolesnikova tomó su testigo y mostró su apoyo a la nueva candidata única de la oposición, Svetlana Tijanóvskaya, cuyo marido era otro opositor detenido. Arrestada por la policía de Lukashenko, Kolesnikova rompió su pasaporte antes de ser expulsada por la frontera y fue condenada a 11 años de prisión.

Algunos de los presos políticos liberados este sábado han sido enviados a Ucrania. “Damos las gracias a este país y al presidente Volodímir Zelenski por aceptarlos. Espero que pronto todos puedan abrazar a sus familias”, ha manifestado Tijanóvskaya a través de su perfil en X, donde ha colgado también una foto de Kolesnikova haciendo con las manos el gesto del corazón en el autobús que la llevaba a la libertad junto con otros disidentes.

El régimen bielorruso, atado a Moscú por su dependencia económica, trata de no vincular su futuro al Kremlin y ha intensificado este año sus contactos con Occidente. Hace seis meses, en junio, Lukashenko liberó a otra de las caras visibles de la oposición, el disidente Serguéi Tijanovski, marido de Tijanóvskaya. Asimismo, comenzó a mostrar a algunos de los presos políticos de los que se temía por su vida tras haber estado desaparecidos durante años. Kolesnikova y Babariko reaparecieron visiblemente desmejorados tras haber sido recluidos en un régimen de absoluto aislamiento desde su detención.

Según el diario Nasha Nova, las autoridades bielorrusas trasladaron a Kolesnikova de su celda a un centro de detención preventiva un tiempo antes de su liberación para que ganase peso “y pudiera estar más presentable”.

La lista de liberados por el régimen bielorruso incluye también otras figuras críticas como Maksim Znak, abogado y colaborador de Babariko, Marina Zolotova, redactora jefe del mayor diario independiente bielorruso, Tut.by, y Alexander Feduta, politólogo y exasesor de Lukashenko al que las autoridades rusas apresaron en Moscú durante su exilio.

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