Israel confisca decenas de piezas arqueológicas en Cisjordania y los traslada a un museo israelí
Las autoridades ocupantes aseguran que la operación es parte de un esfuerzo para proteger el patrimonio histórico de la región

Una comitiva de soldados y representantes civiles israelíes se desplegó el jueves en un municipio al noreste de Ramala, en Cisjordania, y confiscó decenas de piezas arqueológicas. Las autoridades israelíes, que procedieron a trasladar los restos a un museo israelí ubicado en territorio ocupado, aseguran que la operación forma parte de un esfuerzo para proteger el patrimonio histórico de la zona.
La expropiación se produce en un momento de tensión alrededor de las intenciones israelíes sobre las antigüedades en Cisjordania, puesto que Israel tiene en marcha una operación similar que los expertos advierten que sería la mayor apropiación de tierras arqueológicamente relevantes en su historia.
Los hechos sucedieron en una colina ubicada en Al-Mazra Al-Sharqiya, un poblado cercano a Ramala, la capital administrativa de Cisjordania. Según han reconocido las autoridades israelíes, la confiscación incluyó capiteles, monedas y columnas de piedra —testimonios afirman que fueron alrededor de cinco—. Los vestigios han terminado en el Museo del Buen Samaritano, impulsado por las autoridades israelíes en el este de Cisjordania, uno de los tres territorios palestinos ocupados por Israel junto con la franja de Gaza y Jerusalén Este.
La Administración Civil, la autoridad israelí que se encarga de los asuntos civiles en Cisjordania, justificó el jueves la extracción mediante un comunicado. En la nota, la institución alega que residentes palestinos habían construido una villa en la colina que acoge el lugar histórico conocido como Burj Lasana, que estuvo habitado durante alrededor de 2.000 años entre la Edad de Hierro (desde el 1200 antes de Cristo) y el periodo de las Cruzadas (hasta el 1200 después de Cristo). La Administración asegura que esa construcción causaba daños en los restos arqueológicos de la zona, donde también se encuentran una fortaleza del tiempo de las Cruzadas, una iglesia bizantina y un baño antiguo.
El actual Gobierno israelí, el más derechista en la historia del país, puso al mando de la Administración Civil a Bezalel Smotrich, un israelí que no esconde su deseo de expandir la soberanía de Israel sobre el conjunto de la Palestina histórica, que reside en una colonia judía en Cisjordania y que lidera al mismo tiempo el Ministerio de Finanzas. Este Ejecutivo ha impulsado un nuevo esfuerzo para poner las antigüedades de Cisjordania bajo el control de las instituciones civiles israelíes, algo que choca con el derecho internacional al tratarse de un territorio ocupado militarmente. Muchos ven la maniobra como un paso más en la anexión de facto del territorio, en este caso a través de la arqueología.
El incidente del jueves en Burj Lasana es parte de una tendencia mayor. El mes pasado, la Administración Civil anunció su intención de expropiar grandes partes de Sebastia, un importante yacimiento arqueológico de la era romana cercano a la ciudad de Nablus, en el norte de Cisjordania, y asociado a la capital del antiguo reinado israelita de Samaria. La organización israelí Peace Now, contraria a la ocupación israelí, denuncia que la operación representaría la mayor confiscación de tierras arqueológicamente significativas en la historia de Israel.
“El plan se apropiaría de 180 hectáreas que pertenecen a los pueblos palestinos de Burqa y de Sebastia, incluyendo miles de olivos”, escribió Peace Now en un comunicado. La orden israelí para esa expropiación, que fue publicada el 12 de noviembre y a la que accedió la agencia The Associated Press, solo concedió a los propietarios palestinos de algunas de aquellas tierras 14 días para presentar alegaciones.
Como en el caso cercano a Ramala, las autoridades israelíes vinculan el proyecto en Sebastia con la protección y el desarrollo de los lugares antiguos. En 2023, el Gobierno liderado por Benjamín Netanyahu inició los planes para convertir el lugar en una atracción turística bajo control de Israel y en beneficio de la sociedad israelí, algo que desplazaría a los residentes palestinos del territorio y que pondría fin al turismo liderado por la población local de la zona.
“Preservar los lugares antiguos es una parte central de nuestro trabajo y de nuestra responsabilidad para proteger la historia de la región”, expusieron el jueves representantes de la Unidad Arqueológica israelí, que es parte de la Administración Civil, según declaraciones recogidas por el medio de comunicación israelí i24News. “Cualquier daño a un lugar antiguo no solo afecta el artefacto en sí, sino también la capacidad de entender y documentar la historia que el lugar refleja”.
El ministro de Turismo y Antigüedades, Hani al-Hayek, ha denunciado esta semana la destrucción de puntos arqueológicos a manos israelíes. Según declaraciones recogidas por agencias de noticias palestinas, la ofensiva israelí en Gaza iniciada en 2023 habría dañado total o parcialmente 226 de los 316 lugares antiguos en el enclave, algo que el ministro ha descrito como un “ataque para eliminar la identidad palestina y la memoria colectiva”.
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