Ir al contenido
_
_
_
_

El Vaticano concluye que Jesús ni se apareció ni ordenó erigir una cruz de 738 metros en un pueblo de Francia

La decisión de la Santa Sede cierra décadas de controversia con la supuesta vidente Madeleine Aumont, que en los años setenta dijo haber visto a Cristo en 49 ocasiones

Dozulé
Lorena Pacho

El Vaticano ha declarado oficialmente que las supuestas apariciones de Jesús en Dozulé, un pequeño pueblo en el norte de Francia, en la región de Normandía, “no son de origen sobrenatural”, lo que significa que para la Iglesia carecen de fundamento divino y no pueden considerarse auténticas manifestaciones de Dios.

El dicasterio para la Doctrina de la Fe, el organismo de la Santa Sede que se ocupa de la ortodoxia de la fe católica, ha emitido un dictamen, aprobado por el papa León XIV, en el que explica que la Iglesia no considera que Jesús o la Virgen se hayan aparecido realmente allí, por lo que no debe promoverse el culto a estas supuestas manifestaciones: no se pueden celebrar misas ni peregrinaciones ni oraciones especiales, y las imágenes, mensajes y otro tipo de publicaciones no pueden tener ningún tipo de respaldo oficial.

Esta decisión de la Santa Sede cierra décadas de controversia en torno a la supuesta vidente Madeleine Aumont, que en los años setenta del siglo pasado aseguró que Jesús se le había aparecido en 49 ocasiones en una colina cercana a Dozulé y le había pedido que se construyera en el lugar una cruz de enormes dimensiones que garantizaría la remisión de los pecados y la salvación a quienes se acercaran a ella.

Aumont —fallecida en 2016— era una madre de familia y feligresa de la parroquia local de esta localidad que pertenece a la diócesis de Bayeux-Lisieux, y entre 1972 y 1978 declaró que Jesús le había pedido que se levantara allí la llamada Cruz Gloriosa de Dozulé, que debía estar completamente iluminada, tener una altura de 738 metros y brazos de 123 metros, y resultar visible desde muy lejos “como signo de redención universal”. Esa cruz nunca llegó a erigirse.

Como señalan los medios vaticanos, en 1985, el entonces obispo diocesano Jean-Marie-Clément Badré ya descartó declarar las supuestas apariciones como auténticas. “La acción y la agitación, la recaudación de fondos por parte de personas que actúan bajo su propia responsabilidad, sin mandato, sin ningún respeto por la autoridad del obispo, la propaganda fanática a favor del ‘mensaje’, la condena sin apelación de quienes no se adhieren a él, me llevan a considerar, en conciencia, que, más allá de toda esta excitación, no puedo discernir los signos que me autorizarían a declarar auténticas las ‘apariciones’ de las que se habla”, señaló entonces. Pero hasta ahora el caso había permanecido abierto, sin confirmación ni rechazo oficial.

El actual obispo Jacques Habert, que ha estudiado el caso desde el punto de vista teológico y doctrinal, había propuesto al dicasterio para la Doctrina de la Fe que se emitiera una declaratio de non supernaturalitate, es decir, una declaración de que las presuntas apariciones no tienen un origen sobrenatural, para cerrar de una vez por todas la cuestión.

El tono apocalíptico de los supuestos mensajes de Dozulé y la petición rocambolesca de una cruz gigante fueron los dos puntos que más recelos despertaron en la Santa Sede, que normalmente se muestra extremadamente prudente en las cuestiones relacionadas con las apariciones. La Iglesia católica ha reconocido muy pocas apariciones como auténticas a lo largo de la historia —como las de Lourdes o las de Fátima— de las miles de supuestas revelaciones reportadas.

“La Cruz no necesita 738 metros de acero o cemento para ser reconocida”, ha señalado el dicasterio vaticano. Y ha subrayado: “La Iglesia alienta las expresiones de fe que conducen a la conversión y a la caridad, pero advierte contra toda forma de ‘sacralización de los símbolos’ que lleve a considerar un objeto material como garantía absoluta de la salvación”.

La Santa Sede también considera que los mensajes supuestamente dejados por Jesús en Dozulé en los que se decía que “todos los que hayan ido a arrepentirse a los pies de la Cruz Gloriosa serán salvados”, que “la Cruz Gloriosa perdonará todos los pecados” y que todos los que “con fe lleguen allí para arrepentirse serán salvados en esta vida y por la eternidad” son “incompatibles con la doctrina católica de la salvación, la gracia y los sacramentos”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lorena Pacho
Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valladolid. Colabora con EL PAÍS desde Italia. Aprendió en Castilla y León Televisión, RTVE y la Agencia EFE. Máster en Periodismo en Televisión Instituto RTVE / URJC y Máster en Periodismo Internacional UNED / EFE Escuela.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_