Los votantes envían un rotundo voto de castigo a Trump en Virginia y Nueva Jersey
El descontento de los estadounidenses sobre la economía ha impulsado el triunfo demócrata en las elecciones a gobernador


No ha habido paliativos. Los demócratas han ganado en todas las elecciones relevantes de este martes en Estados Unidos. Las candidatas demócratas Abigail Spanberger y Mikie Sherrill se han impuesto con rotundidad en sus contiendas en Virginia y en Nueva Jersey, respectivamente, los dos Estados donde este martes se disputaba el puesto de gobernador. Los comicios se interpretaban como un referéndum inicial sobre los diez primeros meses de mandato de Donald Trump en la Casa Blanca, y una prueba para que determinar si los demócratas tienen opciones de victoria en las elecciones de medio mandato el año próximo, en la que estará en juego el control del Congreso de Estados Unidos.
Con el 85% de los votos escrutados en Nueva Jersey, Sherrill se imponía a su rival, Jack Ciattarelli, por un 56% frente al 43 %. En Virginia, donde los colegios electorales habían cerrado una hora antes, Spanberger derrotaba a su oponente Winsome Earle-Sears por un 57,2% frente a un 42,6%, con un 94% escrutado, y arrebataba al Partido Republicano la primera gobernación de este ciclo electoral.
Las dos triunfadoras presentaban un perfil similar, candidatas del ala moderada que debutaron en política durante la ola demócrata de oposición a Trump en las elecciones legislativas de 2018 y con un pasado profesional centrado en la seguridad nacional: Spanberger fue agente de la CIA, Sherrill piloto de helicópteros de la Marina. Ambas se habían centrado en su campaña en un mensaje anti-Trump -aunque sin nombrarle, en la mayoría de sus discursos- y promesas de atajar los problemas diarios de las familias.
Es una apuesta muy diferente del progresismo que ofrecía el ganador de las elecciones a la alcaldía de Nueva York, Zohran Mamdani. Pero que este martes se ha demostrado igualmente eficaz en un clima en el que los votantes han dejado clara su rabia por la marcha de la economía, la subida de los precios y -especialmente en Virginia, donde buena parte de la población trabaja directa o indirectamente en la administración- las consecuencias del cierre del Gobierno, ya ha convertido oficialmente en el más largo de la Historia.
Si la jornada electoral representaba un referéndum sobre Trump, el presidente lo ha perdido de manera contundente: los candidatos a los que había dado su respaldo explícito, Jack Ciattarelli en Nueva Jersey, o incluso Andrew Cuomo en Nueva York, han recibido duros varapalos del electorado. Cuatro de cada diez votantes en Nueva Jersey y en Virginia declaraba que iba a las urnas para castigar al presidente. En ambos Estados, cerca de dos tercios de los votantes están insatisfechos o enfadados con el rumbo político, según las encuestas a pie de urna.

En cambio, ha sido una gran noche para los demócratas, que tratarán ahora de capitalizar el éxito en las diversas citas electorales de este martes para tratar de repetir unos resultados similares dentro de doce meses. Además de los dos puestos de gobernador, también han renovado el mandato de tres jueces demócratas que les permite mantener el control del Tribunal Supremo de Pensilvania. En Georgia, se han arrebatado dos asientos a los republicanos en una elección local. En California se concretaba una victoria arrolladora de la propuesta demócrata para cambiar las delimitaciones de las circunscripciones electorales, de modo que ese partido pueda garantizarse más escaños en la Cámara de Representantes y contrarrestar una reforma similar ya acometida en Texas en favor de los republicanos.
“Hemos enviado un mensaje a Estados Unidos y al mundo”, comenzaba una Spanberger exultante su discurso de victoria en Richmond, la capital del Estado. “Virginia ha elegido el pragmatismo en lugar de las divisiones partidistas, la comunidad en lugar del caos, y un liderazgo que se centrará en las cosas que de verdad importan”, ha sostenido la candidata demócrata, que ha hecho historia al convertirse en la primera mujer al frente de un Estado que durante décadas fue profundamente conservador.
En Nueva Jersey, su antigua compañera de piso y amiga personal Sherrill también lanzaba en su discurso un mensaje de unidad. “La prosperidad debe ser para todos. Estoy decidida a que la libertad y la prosperidad sean algo de todos, y colaboraré con todas nuestras comunidades”, sostenía la antigua militar.
Impulsada en parte por el triunfo de Spanberger, también ganaba su propia carrera la candidata demócrata a vicegobernadora, Ghazala Hashmi, frente al aspirante republicano, John Reid. Hashmi pasará a ser la primera vicegobernadora de Virginia de religión musulmana.
E incluso la figura más débil de la terna demócrata en Virginia, el candidato a fiscal general Jay Jones, se imponía también en su lucha contra el republicano Jason Miyares, actual ocupante del cargo. En su caso, por un margen algo menor, de seis puntos porcentuales.
La candidatura de Jones había quedado rodeada de la polémica después de que el mes pasado, ya con el voto por anticipado en marcha, salieran a la luz una serie de mensajes de texto suyos en los que expresaba su deseo de que un rival republicano y su familia fueran víctimas de disparos.

Además, los demócratas aumentaban su mayoría en la cámara de representantes estatal: de controlar 51 de los cien escaños pasan a dominar 63.
Las encuestas a pie de urna habían indicado que la economía, y el rechazo a Trump, fueron los grandes factores que movilizaron a los votantes en este Estado, vecino a Washington y que tiene una de las mayores proporciones de residentes empleados por el Gobierno federal o son contratistas dependientes de las licitaciones federales. Este segmento de la población se ha visto muy afectado por la política de recortes presupuestarios y despidos adoptada por la Administración republicana. Muchos de ellos expresaban su preocupación por el efecto del cierre del Gobierno en sus economías domésticas.
Solo un 12% de los encuestados por la cadena de televisión NBC indicaban en las encuestas a la salida de los colegios electorales que sus familias se sienten desahogadas económicamente, mientras que el doble alerta de que no llega a fin de mes. Un 39% declaró que los recortes federales han afectado moderadamente su economía casera, y un 20% asegura que les han perjudicado mucho. Solo un 15% en el Estado declaró haber querido enviar un mensaje de apoyo al presidente. En el Estado vecino de Nueva York, ese porcentaje se reducía al 13%.
Pero en un mensaje en su red social, Truth, el presidente estadounidense rechazaba la idea de que los resultados electorales tuvieran nada que ver con él. O sí: las derrotas de su partido, venía a decir, se debían a que él no había participado. “Que Trump no estaba en las papeletas, y el cierre del Gobierno, fueron las dos razones por las que los republicanos perdieron elecciones esta noche”, escribía en mayúsculas.
La presidenta del comité de campaña del Partido Demócrata Suzan DelBene, declaraba por el contrario en un comunicado: “los resultados de esta noche son una clara señal de que los demócratas están listos para recuperar la Cámara de Representantes el próximo año.”
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