Un cura combativo con la mafia en Nápoles recibe una bala en un pañuelo en plena misa
Maurizio Patriciello es el párroco de Caivano, localidad que simboliza el plan de mano dura de Meloni contra la criminalidad juvenil organizada


Maurizio Patriciello, célebre cura del municipio de Caivano que se ha enfrentado a la Camorra en Campania, la región de Nápoles, ha recibido siempre muchas amenazas y lleva años con escolta, pero nunca le habían lanzado una señal tan directa en plena misa: este domingo, en el momento de la comunión en la iglesia de San Pablo Apóstol, un hombre se acercó, le entregó un pañuelo hecho un ovillo y dentro había una bala, de calibre 9x21. El párroco ha recibido mensajes de solidaridad del presidente de la República, Sergio Mattarella, y de la primera ministra, Giorgia Meloni, entre otros. El ministerio de Interior le ha reforzado la escolta.
El individuo se largó a toda velocidad de la iglesia, pero fue detenido por los agentes de seguridad del párroco. Era Vittorio De Luca, de 75 años, suegro de un capo de un clan de la zona, los Ciccarelli-Sautto. Ha sido acusado de acto persecutorio con la agravante de método mafioso. La verdad es que es alguien del que se sospecha que no está bien de la cabeza ―en 2024 ya fue sorprendido con un cuchillo en el templo― y los expertos han indicado que es una forma anómala de proceder en la Camorra. Tiene otras formas de intimidación más discretas y eficaces, como el resto de mafias italianas. Por ejemplo, la semana pasada, la periodista Giorgia Venturini, que se ocupa de mafia en el diario digital Fanpage, recibió en su casa de Monza, en el norte del país, un saco negro con una cabeza de cabrito despellejada.
Pero de todos modos el incidente de Caivano es una señal de cómo es la situación en el barrio de Parco Verde de Caivano, que no es un lugar cualquiera. De hecho, el casquillo puede ser de una de las balas usadas el sábado por la noche en el último incidente: un grupo de jóvenes a bordo de ciclomotores disparó tiros al aire cerca de la iglesia, en la entrada de un parque inclusivo inaugurado esa misma mañana y en el que trabaja una de las asociaciones de voluntarios que trata de cambiar las cosas en el municipio. Fue una señal más de intimidación de los clanes locales de baby gang, bandas juveniles, contra quienes se oponen a ellos.

Este municipio de 35.000 vecinos en la gran periferia urbana de Nápoles es, para su desgracia, un símbolo de la degradación de uno de tantos enclaves en manos de la delincuencia organizada y el narcotráfico. Y también de las soluciones extremas para combatirla. La localidad saltó a los titulares de los medios en el verano de 2023 por un atroz suceso, la violación de dos chicas menores a manos de un grupo de seis jóvenes. El Gobierno de Meloni, que llevaba pocos meses en el poder, lo tomó como la ocasión de dar una señal de autoridad y mano dura contra las bandas violentas de adolescentes. Aprobó un controvertido decreto, que se bautizó como decreto Caivano, con duras penas para delincuentes menores y juveniles, pero también con medidas contra el abandono escolar, educativas y sociales. Además, envío el ejército a limpiar y reconstruir el polideportivo abandonado donde tuvo lugar la agresión.
El decreto luego ha sido muy criticado, por ejemplo, por el escritor Roberto Saviano, que lo ve solo como una solución punitiva que llena las cárceles de chavales y no les da ninguna esperanza. En cambio, Maurizio Patriciello, el cura ahora amenazado, alabó desde el principio la iniciativa y la implicación personal de Meloni con el problema, aunque ya advirtió que el aumento de agentes está bien, pero necesitarían “un ejército de profesores y trabajadores sociales”. Ahora, de hecho, ha achacado el aumento de amenazas a los progresos realizados: “En Caivano y alrededores, el crimen organizado, arraigado desde hace años, ha sufrido un duro golpe en los últimos meses (...) A pesar de un trabajo hasta ahora nunca visto, los delincuentes intentan llenar el vacío que dejan los detenidos. Es un mecanismo ya engrasado”.
El gesto intimidatorio contra el sacerdote puede ser una respuesta a las duras palabras que había tenido el día anterior en redes sociales, que tampoco son nuevas, tras el tiroteo registrado en las inmediaciones de la iglesia. “Los terroristas que han sembrado el pánico en Caivano eran todos muy jóvenes. ¡Chicos, en el nombre de Dios, deteneos! Disfrutad de vuestra bella juventud. El camino que habéis elegido es un callejón sin salida. Acaba siempre en la cárcel o en el cementerio. Siempre. Vosotros los sabéis. Tontos, no os hagáis ilusiones. No sois más despiadados de quien os ha precedido. En Caivano algo está cambiando”, escribió Patriciello.
En 2023, en una comparecencia parlamentaria, el sacerdote explicó que las raíces de la degeneración de Caivano son lejanas, pues nació del traslado de emergencia de vecinos de barrios pobres de Nápoles tras el terremoto en 1980: “Me pregunto cómo el Estado permitió que existieran barrios como Parco Verde. No hace falta mucho para darse cuenta de que estos barrios solo podían producir estos frutos, quien lo quiso así merece ir a la cárcel. Hacinar a todas las familias pobres de los barrios más pobres y degradados de Nápoles en un solo lugar y abandonarlas a su suerte fue una terrible tragedia de la que nadie puede lavarse las manos ahora”.
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