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Marine Le Pen rebaja el tono de la protesta tras el pinchazo de la manifestación que convocó su partido en París

La rápida resolución de la apelación contra la inhabilitación de la líder ultra y la tibia respuesta de sus votantes el domingo calman los ánimos en el Reagrupamiento Nacional, que medita cómo afrontar políticamente las próximas semanas

Marine Le Pen
Daniel Verdú

La enorme tensión vivida durante toda la semana pasada invitaba a imaginar una plaza llena de seguidores indignados. El lunes por la mañana, Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional (RN) había sido condenada a cuatro años de cárcel ―dos de ellos en firmes con brazalete electrónico― y a cinco de inhabilitación para presentarse a unas elecciones. La dirigente ultra convocó la protesta el martes e invitó a sus seguidores a reunirse en la céntrica plaza de Vauban, en París, para mostrar su indignación por una decisión judicial que calificó de “política”. El domingo, tras una insistente llamada a filas y algunos autocares fletados con militantes venidos de otros lugares de Francia, apenas se presentaron algo más de 3.000 personas. Un indisimulable pinchazo que retrata el estado de ánimo de los franceses y de sus seguidores en esta cuestión.

Francia no es ahora mismo EE UU, donde el discurso trumpista ha calado de forma profunda. La teoría del complot judicial no ha enraizado en los ciudadanos, al menos en la primera semana. Especialmente después de que el tribunal de apelación asegurase que tendrá lista una resolución en verano de 2026, dando margen de unos diez meses a Le Pen para saber si puede o no presentarse a las elecciones presidenciales de 2027. Los sondeos, además, señalan que la mayoría de los franceses considera que no debe haber ningún privilegio para un político que ha sido condenado, incluida la propia Le Pen.

Sin embargo, la sentencia apenas ha tenido un impacto en la intención de voto al RN. Marine Le Pen o Jordan Bardella siguen a la cabeza, según una encuesta de Elabe para BFMTV y La Tribune Dimanche, realizada del 2 al 4 de abril, pocos días después de la condena en primera instancia de la dirigente. La encuesta evalúa seis escenarios distintos, con diferentes candidatos para el Partido Socialista (PS), Los Republicanos (LR) y el bloque central. En todas las hipótesis, Marine Le Pen y su sucesor lideran con comodidad, con ella obteniendo entre el 32% y el 36% de las intenciones de voto, y él, entre el 31% y el 35,5%.

Las implicaciones de la condena ―por malversación de fondos europeos―, visto el nulo efecto en la calle, podrían ahora trasladarse al Parlamento. “No está claro lo que piensa hacer. La realidad es que si Marine Le Pen empuja hacia otra moción de censura que derivase en unas nuevas elecciones legislativas, ella no podría presentarse ahora mismo”, señalan fuentes próximas al Ejecutivo de François Bayrou. En el partido no están tan de acuerdo y señalan que eso, en ningún caso, marcará las decisiones que deban tomarse en las próximas semanas.

La protesta del domingo marca una pauta clara. París nunca ha sido una plaza proclive al entusiasmo lepenista, pero las cifras de asistencia ―el partido dijo 10.000 personas― fueron mucho menores de lo que cabía esperar. El problema es que el escaso clima de opinión favorable con el que contaba Le Pen en el Parlamento se ha visto sustancialmente reducido pasada una semana. Especialmente visto el fracaso de la convocatoria del domingo. Los políticos malos leen las encuestas. Los buenos interpretan lo que no dicen”, suele decir Laurent Wauquiez, líder de Los Republicanos, citando el consejo dado por Nicolas Sarkozy hace algún tiempo. Pero la realidad es que el propio Wauquiez no siguió esa doctrina y fue de los primeros en defender a Le Pen cuando fue condenada. Este lunes, sin embargo, comenzó a matizar sus palabras, hablando de “un asunto gordo” para referirse a sus delitos.

La tensión a la que Le Pen ha sometido a sus seguidores solo ha logrado, de momento, que las amenazas de muerte a los magistrados que la condenaron sigan aumentando. Un hombre de 76 años fue arrestado este martes en La Garenne-Colombes (departamento de Hauts-de-Seine) y puesto bajo custodia en las instalaciones de la Brigada de Represión de la Delincuencia contra las Personas de la policía judicial parisina, encargada de una investigación abierta por la Fiscalía de Bobigny por “amenazas de muerte o de daños peligrosos para las personas contra un magistrado o jurado” y “ultraje mediante palabras, escritos o imágenes contra un magistrado o jurado en el ejercicio de sus funciones”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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