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Canadá devuelve el golpe a Trump con la imposición de aranceles del 25% a los coches estadounidenses

El primer ministro Carney anuncia tasas recíprocas después de que Washington excluyera al vecino del norte de la última ola de gravámenes

El primer ministro canadiense, Mark Carney, llega a la sede del Parlamento en Ottawa, este jueves.Foto: Adrian Wyld
Iker Seisdedos

El reparto global de castigos arancelarios de Donald Trump resultó mejor de lo que prometían los peores augurios para Canadá, que quedó exenta de los gravámenes recíprocos del 10% que, como base, impuso Estados Unidos a decenas de sus socios comerciales. Con todo, al vecino del norte le afectan las tasas del 25% a los coches, así como al acero y el aluminio. El cierto alivio que eso supuso el miércoles no quitó para que el primer ministro canadiense, Mark Carney, anunciara al día siguiente una represalia contra su principal socio comercial: aranceles del 25% para los automóviles estadounidenses que su país importe a partir de ahora.

Carney se reunió este jueves con los primeros ministros de las provincias canadienses para diseñar la respuesta a Trump. Los coches que crucen la frontera sur tendrán que pagar el nuevo gravamen, salvo que entren dentro del acuerdo de libre comercio (TMEC) que ambos países comparten con México. La última andanada arancelaria de Trump, que amenaza con desatar una guerra comercial global e hizo que se desplomaran los mercados, también incluyó la salvedad del TMEC, motivo por el que tanto Canadá como México se libraron de la tasa mínima del 10%.

El primer ministro ―que dijo: “Nos llevamos el mejor trato de un conjunto de tratos complicados y malos”― garantizó en una comparecencia en Ottawa, la capital, que las medidas de respuesta adoptadas están pensadas para tener el máximo impacto en Estados Unidos y causar el mínimo daño en Canadá. También, que no se aplican a los componentes automovilísticos para no perjudicar a los fabricantes de su país. Carney advirtió de que la guerra comercial que se abre ante el país será “difícil”. Calcula que los nuevos aranceles generarán “8.000 millones de dólares”, que se destinarán directamente a los trabajadores del sector automovilístico canadiense y a las empresas afectadas por los aranceles.

Sobre el posible impacto de la guerra comercial en la economía de su país, dijo: “Cuando Estados Unidos sufre una recesión, es muy difícil para Canadá evitar algo parecido”. Aunque, añadió, hay “excepciones”, como la de la crisis financiera de 2008. “Entonces, yo era gobernador del Banco de Canadá y evitamos una recesión”.

Carney sucedió hace un par de semanas a Justin Trudeau al frente del Partido Liberal y al frente del país norteamericano. El miércoles suspendió los actos de campaña que tenía previstos durante la jornada que Trump bautizó como el “Día de la Liberación”, concepto que en Canadá se asocia al papel de sus tropas en Países Bajos al final de la II Guerra Mundial, para quitarse la gorra de candidato a las próximas elecciones, que él mismo convocó para el próximo 28 de abril, y coger el bastón del primer ministro.

Mientras Trump anunciaba sus aranceles, de mayor cuantía para China o la Unión Europea, Carney estaba reunido con el Consejo de Relaciones Canadá-Estados Unidos, y a la salida de esa reunión dijo a los periodistas en Ottawa que estudiaba “combatir” los gravámenes a los coches y al aluminio y el acero con “medidas de represalia”. “Vamos a proteger a nuestros trabajadores y vamos a construir la economía más fuerte del G-7″, declaró después Carney en un vídeo publicado en X, antes Twitter. “En una crisis, es importante unirnos y es esencial actuar con determinación y con firmeza, y eso es lo que haremos”.

Las primeras consecuencias de los aranceles a la importación de coches y de componentes de automoción, que entraron en vigor por orden de Trump en la madrugada del jueves, fue el cierre durante dos semanas de la planta que tiene Stellantis en Windsor, la ciudad que está al otro lado de la frontera a la altura de Detroit. Como esta en Estados Unidos, es conocida en Canadá como la ciudad del automóvil. La multinacional decidió suspender operaciones mientras estudia la nueva situación.

Stellantis también suspenderá temporalmente de empleo a 900 trabajadores en cinco plantas estadounidenses, y paró hasta nuevo aviso la producción de una unidad de ensamblaje en México. En la fábrica de Windsor, se fabrican las minivans Chrysler Pacifica y Voyager, así como el Dodge Charger Daytona.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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