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El narcotráfico corroe Grenoble

La capital de los Alpes franceses, moderna y progresista, pero históricamente ligada a la mafia, ha visto aumentar la violencia por el crimen organizado ligado a la droga, al tiempo que se degrada su periferia

Un chico camina hacia el barrio de la Villa Olímpica en Grenoble, uno de los más conflictivos de la ciudad.
Daniel Verdú

Jean-Pierre Maldera, histórico capo de la mafia italiana en Grenoble (Francia), conducía el pasado 13 de marzo su BMW serie 1 plateado por una de las autopistas que circundan la capital de la región de los Alpes cuando un vehículo se colocó junto a él. Los ocupantes sacaron un Kaláshnikov por la ventanilla y abrieron fuego, hiriéndolo en un codo. Malder, de 71 años, viejo patrón del proxenetismo y el tráfico de drogas de la ciudad alpina, salió como pudo del coche para intentar huir. Pero los asaltantes dieron media vuelta y volvieron en sentido contrario para atropellarlo y acabar con su vida. También, de algún modo, para enterrar definitivamente el pasado de una ciudad siempre ligada a viejas organizaciones criminales, pero cuyo relevo generacional ha dado pie a una situación extrema que nadie parece tener medios para combatir.

“No estoy de acuerdo. Aquí no pasa nada distinto que en otras ciudades francesas”, protesta Maud Tavel, concejala de Tranquilidad Urbana, una suerte de eufemismo de “seguridad”, en su despacho del Ayuntamiento de Grenoble.

Justo delante del Consistorio, el pasado 14 de enero, un agente municipal fue asesinado a plena luz del día. Intentó detener un coche que había tenido un accidente y se daba a la fuga. El conductor del Audi RS3, uno de los preferidos de los narcos, le disparó dos veces con un arma de nueve milímetros. Solo un mes después, el 19 de febrero, un complejo de biblioteca y centro deportivo de 1.000 metros cuadrados inaugurado en diciembre en el barrio de Mistral fue incendiado: un mensaje al Ayuntamiento y a las últimas detenciones. Y el colofón: el pasado 21 de febrero, un chico de 17 años encapuchado y con un fusil de asalto lanzó una granada dentro de un bar del barrio de Villeneuve, una de las zonas controladas por los narcotraficantes. Le pagaron por “matar gente”, dijo él mismo. Falló. Pero dejó 15 heridos, seis muy graves. Los impactos, señalaron los sanitarios que les atendieron, parecían provocados en una guerra.

El narcotráfico ha inundado Francia, determinó la comisión del Senado que en 2024 se dedicó a estudiar un problema alarmante. Pero es difícil encontrar ejemplos tan violentos y constantes en otros municipios, como pretende el Ayuntamiento. “Absolutamente cada día hay disparos. Es una situación fuera de control. Parece Bagdad. Algunas veces hay muertos, y otras no. Depende de la suerte. Pero no hay otras ciudades así, ni siquiera Marsella, que tiene mucha más población y no es comparable”, señala el policía Stéphane Giansello, secretario adjunto del sindicato Alliance en Grenoble (unos 157.000 habitantes y un área metropolitana de 450.000). El agente saca del cajón un montón de pasquines con menús de droga que reparten los narcos en los barrios. “Los dejan en los buzones de las casas”. Diseños cuidados, lista de precios y sustancias, tarjetas troqueladas con el nombre y logo de las organizaciones: Arlequín, Mistral… Algunos tienen cartas de fidelidad, cada 10 compras, 50 euros de descuento. Otros incluso organizan una tómbola con los clientes e incluyen en el folleto un código QR para participar: puede tocarte desde un iPad a una televisión de 50 pulgadas. Otro tipo de nieve inunda Grenoble.

Stéphane Giansello, policía nacional en la comisaría de Grenoble, muestra uno de los folletos donde se publicitan los tipos de sustancias que venden los narcos.

La policía pide más medios. Pero, sobre todo, una legislación que termine con la impunidad de estas bandas. Y el Parlamento, impulsado por los miembros del Gobierno más a la derecha ―el ministro del Interior, Bruno Retailleau, y el titular de Justicia, Gérald Darmanin―, ultima un nuevo arsenal jurídico que, teóricamente, reducirá el tiempo de espera de los juicios, aumentará las condenas y creará cárceles especiales para los reclusos más peligrosos, tal y como se hace en Italia con la mafia. “Suena muy bien, pero veremos en qué se traduce. Aquí estamos en una zona geográfica muy particular: cerca de Bélgica, de Suiza, no lejos del sur. El eje transalpino es muy útil para los delincuentes. Siempre hemos tenido mafia. Pero esto es distinto”, insiste Giansello.

Grenoble, cuna de Stendhal, es hoy una ciudad estudiantil, rica, progresista y cuya calidad de vida en la periferia residencial y en el llamado hipercentro sigue siendo alta (entre las diez mejores del mundo, según Oxford Economics). Los tranvías atraviesan en silencio la urbe, llena de carriles bici y zonas verdes. Pero también es un ejemplo perfecto de esa Francia de dos velocidades que se manifiesta de forma severa en las periferias. Un país donde la educación cada vez ejerce menos de ascensor social ―el 80 % de los hijos de padres con estudios superiores también acceden a esa educación, mientras que solo el 25% de los hijos de padres sin título lo logran― y cuya fractura, entre pobres y ricos, es cada vez más evidente.

Vista de la ciudad francesa de Grenoble.

Encajonada Grenoble entre los Alpes franceses, es un cruce de caminos particular. Pero su desarrollo urbanístico, lleno de cités [barrios de protección oficial de los años setenta] construidas tras el proceso de descolonización de Argelia en 1968, y de algunos barrios surgidos de una cierta idea de utopía colectivista, tiene mucho peso. En particular, la vieja Villa Olímpica y la Villeneuve, construidas antes y después de los Juegos de Invierno de ese mismo año. Lugares cuya estructura laberíntica y hoy degradada, casi medio siglo después, se ha convertido en un lugar perfecto para los narcotraficantes. “Ha habido una ausencia de presencia de los poderes públicos y las autoridades estatales y municipales desde hace varias décadas. Pero no le echaría la culpa al urbanismo, sino más bien a una crisis económica en barrios de obreros poco cualificados. La solución no es derribarlo todo, sino un proceso mucho más lento”, señala Grégory Busquet, sociólogo, urbanista y profesor de la Universidad de Grenoble.

Una mujer pasa por delante del cartel de la película 'La Haine', en la Villa Olímpica de Grenoble.

La Villa Olímpica de Grenoble fue también el escenario de uno de los puntos de inflexión del relato de esta ciudad. En la noche del 16 al 17 de julio de 2010, Karim Boudouda murió tras una persecución en el laberinto de este barrio popular y un intercambio de disparos con la policía. Esto dio lugar a tres días de disturbios, un refuerzo policial en consecuencia y un discurso sobre seguridad del entonces presidente, Nicolas Sarkozy, conocido hoy como el “discurso de Grenoble” en el que, entre otras cosas, culpó de la delincuencia al fracaso en la integración de los inmigrantes. Un vínculo entre crimen e inmigración jamás manifestado de forma tan directa por un mandatario de la República, que cinco años antes, siendo ministro del Interior, había llamado “chusma” a los habitantes de una banlieue parisina en revuelta.

Grenoble, conocida ya por muchos como la pequeña Marsella por su nivel de criminalidad, tiene como alcalde desde hace 10 años al ecologista Éric Piolle, favorable a la legalización de las drogas y, como la concejala que recibe a este periódico, convencido de que las cuestiones de seguridad no son competencia del Ayuntamiento (de ahí que la concejalía se llame “tranquilidad urbana”). En el diario Libération, el alcalde aseguró que es necesario “resistir al torbellino mediático” y restó importancia a la situación. “Tiros hay en todas partes”, eludió el regidor, que, desde su elección en 2014, se ha negado a armar a la policía municipal y se opone firmemente al despliegue de cámaras de videovigilancia. El rifirrafe con los sindicatos policiales, de tendencia conservadora, es constante. “Cuando oigo que somos la pequeña Marsella, respondo que en realidad Marsella es una gran Grenoble. Toda una ciudad gangrenada por el tráfico de drogas, políticos laxos que no quieren afrontar la cuestión de seguridad, armar a su policía municipal y apoyar a la nacional, y todo va empeorando”, denuncia Yannik Biancheri, secretario del mismo sindicato policial. La edil responde que el consistorio se centra en asuntos de prevención y sociales.

Un grupo de chicos pasea por la Villa Olímpica de Grenoble.

Durante la última década, los delitos han aumentado en la ciudad, pasando de 14.016 en 2016 a 18.255 en 2019. Si bien la criminalidad disminuyó drásticamente en 2020 debido al confinamiento por el coronavirus, volvió a aumentar hasta alcanzar 16.371 delitos en 2023, para una población de cerca de 157.000 habitantes. Las cifras sobre el tráfico de estupefacientes en el departamento de Isère, del que forma parte, son más reveladoras. Especialmente el aumento de esta actividad, con un 72% más en 2024, según el informe de delincuencia del Ministerio del Interior. Un millar de personas fueron procesadas por este delito el año pasado.

El pasado lunes, dos jóvenes resultaron heridos por disparos en los barrios de L’Arlequin y Mistral, dos zonas relativamente periféricas. Pero los puntos de venta se encuentran también en barrios centrales como Saint Bruno o en pleno centro histórico. En la calle de Alma, por ejemplo, a 100 metros de la catedral y de la comisaría de policía, cuatro tipos controlan la plazuela, donde un goteo de compradores trapichea con el jefe del lugar, sentado en una sillita de playa. “Ayer por la noche vino la policía. Corrieron, y no encontraron nada”, denuncia Marie, vecina de esta calle. A la mañana siguiente ya volvían a estar ahí.

Complejo de edificios en el barrio de L'Arlequín, en Grenoble. DANIEL VERDÚ

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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