Mark Carney planea adelantar unas elecciones en Canadá en las que parte como favorito
El vuelco en las encuestas provocado por Trump ha situado al nuevo primer ministro liberal por delante del conservador Poilievre


El nuevo primer ministro de Canadá, Mark Carney, planea convocar este domingo elecciones anticipadas en Canadá, que se celebrarán previsiblemente el próximo 28 de abril, según fuentes gubernamentales citadas por los medios locales. El político del Partido Liberal, sucesor de Justin Trudeau, trata de tomar la iniciativa antes de verse forzado a llamar a las urnas por la falta de confianza del Parlamento.
Las elecciones estarán marcadas por las tensiones con Estados Unidos y Donald Trump, que han provocado un auge del nacionalismo en Canadá. La crisis entre vecinos ha dado un vuelco a las encuestas. Los liberales parecían abocados a un batacazo hace solo unos meses, pero ahora algunas encuestas los sitúan ligeramente por delante de los conservadores de Pierre Poilievre, hasta hace nada favorito indiscutible a ganar las elecciones.
Se espera que el primer ministro pida este domingo a la gobernadora general de Canadá, Mary Simon, que disuelva el Parlamento y convoque unas elecciones que, de haberse agotado la legislatura, estaban previstas para octubre. La gobernadora general desempeña un papel constitucional y ceremonial como representante del jefe de Estado de Canadá, el rey Carlos III. La fecha de los comicios no está cerrada y hay medios que indican que podrían celebrarse también el 5 de mayo. La convocatoria de elecciones legislativas llegaría así un día antes de la fecha prevista para que el Parlamento retomase sus sesiones, suspendidas desde el pasado 6 de enero.
Carney, de 60 años, que fue gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, será el candidato de los liberales, tras haber sido elegido por su partido para suceder a Justin Trudeau como primer ministro. Tomó posesión el viernes pasado y acaba de formar su Gobierno, pero no tendrá tiempo apenas de mostrar su capacidad de gestión. Carney fue gobernador del Banco de Canadá durante la crisis financiera de 2008. En 2013 se convirtió en el primer ciudadano no británico en dirigir el Banco de Inglaterra, que tuvo un papel decisivo para gestionar el impacto del Brexit.
Según un cómputo de sondeos de CBC, la corporación de radiotelevisión pública canadiense, los liberales liderados por Carney se sitúan en cabeza en intención de voto, con un 37,7%, frente a los conservadores de Poilievre, con un 37,4% de apoyo. Aunque están cerca en el voto popular, la base de votantes liberales está repartida de manera más uniforme por todo el país, lo que les da una clara ventaja en el número de escaños que podrían ganar sobre los conservadores, que tienen un apoyo concentrado en Alberta y Saskatchewan, explica Radio Canada.
De hecho, esa media de encuestas proyecta 176 escaños a los liberales, lo que les daría la mayoría absoluta, por encima de los 133 de los conservadores y de los 26 de los nacionalistas de Quebec. La mayoría absoluta se sitúa en 170 escaños. La proyección adjudica una probabilidad entre dos de lograr una mayoría suficiente para gobernar en solitario a los liberales, que llevaban casi tres años por detrás en las encuestas. Canadá tiene un sistema político parlamentario en el que los diputados eligen al primer ministro.
Poilievre ha estado haciendo oposición estos últimos años con un discurso de corte trumpista y eso se ha vuelto en su contra en el momento decisivo. La errática guerra comercial declarada por Trump y las amenazas del republicano de anexión de su vecino del norte han enfurecido a los canadienses, que han estado boicoteando los productos estadounidenses y cancelando viajes al país vecino. La victoria de la selección nacional sobre la estadounidense en un torneo de hockey reciente se vivió hace unas semanas como una gesta patriótica.
El aumento del nacionalismo, unido al relevo en los liberales, ha dado un vuelco a las perspectivas electorales. Carney tiene la imagen de líder preparado para hacer frente a un momento de dificultades económicas. Polievre, de 45 años, ha tenido que añadir dosis de nacionalismo a su campaña para no quedar descolocado. Sin embargo, sus mensajes populistas de corte trumpista chirrían en el contexto actual.
Los conservadores esperaban que las elecciones giraran en torno a Trudeau, cuya popularidad se hundió por las subidas de los precios de los alimentos y la vivienda y el auge de la entrada de extranjeros. La inmigración y la xenofobia, como en el caso de la campaña de Trump, eran su receta. Sin embargo, desde el regreso del republicano a la Casa Blanca, se espera que la votación se centre ahora en quién está mejor preparado para tratar con Estados Unidos.
Trump ha impuesto gravámenes del 25% al acero y al aluminio de Canadá y amenaza con imponer aranceles generalizados a todos los productos canadienses a partir del 2 de abril. Ha amenazado con la coerción económica en sus proclamas de anexión e incluso ha puesto en cuestión las demarcaciones fronterizas. El presidente estadounidense, que tenía una especial antipatía por Trudeau, no ha hablado aún con Carney desde que este asumió el cargo. El primer ministro visitó esta semana Francia y Reino Unido para estrechar lazos ante la hostilidad estadounidense.
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