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La guerra de Ucrania y el desapego de Trump impulsan la cooperación en defensa del Reino Unido y la UE

Londres y Bruselas exploran vías conjuntas de financiación y refuerzo de la industria de seguridad

El ministro británico de Exteriores, David Lammy, y la alta representante de Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, este martes en Londres.Foto: CHRIS RATCLIFFE / POOL (EFE) | Vídeo: EPV
Rafa de Miguel

La idea no era original, pero alguien tenía que empezar a tomársela en serio. El primer ministro laborista, Keir Starmer, ha apostado desde el inicio de su mandato al frente del Gobierno británico por aprovechar la guerra de Ucrania y los nuevos desafíos a la seguridad del continente europeo para comenzar a construir las bases de un acercamiento a la Unión Europea. Y desde las instituciones comunitarias han recogido el guante.

La vicepresidenta de la Comisión Europea y alta representante para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, se ha reunido este martes en Londres con los ministros británicos de Exteriores y Defensa, David Lammy y John Healey, respectivamente, así como con el jefe del Estado Mayor de la Defensa, David Radakin. El propósito era doble: coordinar el mensaje de firme apoyo a Ucrania, e impulsar el rearme de ambos bloques.

El Reino Unido acogerá el próximo 19 de mayo a los líderes comunitarios en una cumbre ampliamente anunciada que pretende comenzar a discutir seriamente el reinicio de unas relaciones que el Brexit dejó en un maltrecho estado.

“Este Gobierno quiere potenciar la seguridad europea, intensificar nuestras relaciones de defensa con la UE y los aliados de la OTAN, porque es algo clave en un periodo crítico como el actual”, afirmó Healey.

Cuando comenzó el largo y doloroso divorcio de la UE, ambos bloques quisieron preservar su cooperación en defensa. Londres y Bruselas firmaron en 2019 una declaración política anexa al Acuerdo de Retirada. El Reino Unido expresó su voluntad de concluir cuanto antes acuerdos de cooperación con la Agencia Europea de Defensa, así como con el Fondo Europeo de Defensa y con PESCO, la estructura permanente de cooperación en defensa de los 26 países miembros (Malta está excluida).

Kaja Kallas, a su llegada a Londres este martes.
Kaja Kallas, a su llegada a Londres este martes. CHRIS RATCLIFFE / POOL (EFE)

Sin embargo, el primer ministro que debía llevar a buen puerto esos compromisos, Boris Johnson, mostró un claro desdén hacia cualquier línea de acercamiento con la UE. La invasión de Ucrania fue el modo de demostrar, según pretendía Johnson, que el Reino Unido podía ser un actor clave y solitario en la geopolítica mundial.

Starmer y su Gobierno se alejaron desde el primer minuto de esa pretensión. La seguridad y la defensa eran el camino hacia una mejora de las relaciones con Bruselas, que debería incluir más adelante avances en el trato comercial.

La guerra de Ucrania, el distanciamiento de la nueva Administración de Estados Unidos de sus compromisos con Europa y con el paraguas común que era la OTAN, y la voluntad de incremento del gasto en defensa tanto de Londres como de Bruselas, han acelerado esa voluntad de reconciliación.

“Más de tres años después de la invasión ilegal a gran escala lanzada por Putin, el continente se enfrenta a un desafío histórico”, ha asegurado el ministro británico de Exteriores. “Debemos actualizar nuestra relación con la UE y trabajar juntos para poner fin a esta guerra y proporcionar seguridad a todos nuestros ciudadanos”, ha proclamado Lammy.

La amenaza de retirada de EE UU

“Ha habido un cambio de mentalidad drástico en Europa, a partir del aparente alineamiento de Estados Unidos con Rusia. La convicción de que los países europeos necesitan ser más autónomos y responsabilizarse más de su propia defensa se ha asentado ya en las suficientes capitales como para que sea algo irreversible”, explica Mujtaba Rahman, director general para Europa del Eurasia Group, consultora internacional de riesgo político.

El problema, señala Rahman, es que ese cambio de mentalidad está aún a medio camino en las estructuras de mando de la OTAN. Y el Gobierno de Starmer, que no quiere perder su “relación especial” con Washington y su relevancia en la que sigue siendo la principal organización militar de Occidente, navega entre dos aguas.

“El liderazgo europeo de la OTAN, encabezado por el Reino Unido, constituye el futuro de la defensa del continente, que protegerá a nuestros hijos y a nuestros nietos”, decía hace apenas dos semanas el secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth, al recibir en Washington a su homólogo británico, Healey.

Los expertos sugieren que el mejor modo de comenzar a construir una cooperación sólida entre el Reino Unido y la UE en esta materia pasa, en primer lugar, por trabajar en una industria europea de defensa, con financiación común. “Los activos británicos en este campo deben ser tenidos en cuenta: una cultura estratégica, unas industrias de defensa vibrantes y un claro liderazgo en este sector. Ha de permitirse al Reino Unido contribuir a la construcción de una base industrial de defensa genuinamente europea, y no solo de la UE”, defiende Armida van Rij, investigadora del Programa Europa del centro de pensamiento Chatham House.

La ministra británica de Economía, Rachel Reeves, discutió ya con sus homólogos del G-20, reunidos en Ciudad del Cabo a finales del mes pasado, “las posibilidades de movilizar financiación privada para maximizar los recursos destinados a la defensa” europea.

Su departamento ha acogido con interés la propuesta lanzada por el exjefe del Estado Mayor británico Nick Carter de impulsar un “banco para el rearme” similar al Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, al que aportarían fondos todos los países miembros para proyectos comunes de defensa.

Una financiación compartida, así como proyectos industriales y compras conjuntas, indica Luigi Scazzieri, experto en Seguridad Europea y Defensa del Centro para la Reforma de Europa, enviaría una clara señal de fortaleza tanto a Rusia como a Estados Unidos, a Ucrania y a los propios ciudadanos europeos.

Junto a ese esfuerzo, tanto la UE como el Reino Unido deberían esforzarse, indican los analistas, en tener listo un acuerdo de asociación en materia de defensa y seguridad que pudiera ser rubricado en la cumbre de mayo de Londres.

“Nuestro punto de partida es una simple verdad: la seguridad europea es indivisible. Puede que el Reino Unido ya no sea miembro de la UE, pero cuando se trata de mantener la seguridad del continente, Europa no puede permitirse ser menos que la suma de sus partes”, han asegurado Kallas y Lammy en una carta conjunta publicada este mismo martes en la página web de Politico.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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