MSF denuncia la “total impunidad” de los ataques a misiones médicas en zonas de conflicto
En 2024 se produjeron más de 1.600 agresiones a hospitales y personal sanitario, principalmente en la franja de Gaza, Líbano, Siria y Ucrania
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Médicos Sin Fronteras España ha alertado este martes, con una campaña de sensibilización desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, que los ataques a personal sanitario, a hospitales y a población civil se han vuelto cada vez más frecuentes en zonas de conflicto armado en los últimos cinco años. Ucrania, la franja de Gaza, Líbano y Siria suman la mayoría de las agresiones, pero estas también fueron habituales en países con conflictos más olvidados, como Sudán o República Democrática del Congo. “Hacemos un llamamiento al Gobierno español para que asuma un rol de mayor responsabilidad en la comunidad internacional, con el fin de que se respete el derecho internacional humanitario”, ha remarcado Paula Gil, presidenta de Médicos Sin Fronteras España. “Año tras año vemos un incremento de los ataques a misiones médicas en contextos de conflicto armado”.
Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a un incremento de los ataques violentos o de obstrucción de asistencia de casi el 94% en los cinco últimos años. En 2018 —cuando la OMS empezó a contabilizar de forma continuada estos sucesos en conflicto— ocurrieron 802 incidentes; en 2024 fueron 1.617 en 16 países, de los que 968 fueron sobre instalaciones sanitarias. Provocaron 937 muertes (entre trabajadores sanitarios y pacientes) y 1.774 heridos.
Se trata, ha dicho Gil, de ataques ejecutados “con total impunidad y a ojos de toda la comunidad internacional”. La ONU, según ha afirmado la máxima responsable de la ONG en España, es el organismo responsable de velar por el cumplimiento de los principios básicos del derecho internacional humanitario. MSF pide, en concreto, “investigaciones independientes y acciones claras a nivel internacional que combatan la impunidad de los ataques contra los servicios de salud”.
Con uno de los icónicos coches todoterreno blancos que la ONG utiliza en sus misiones internacionales y gafas de realidad virtual, que simulan la presencia de un ataque en una zona de conflicto armado, MSF ha lanzado la campaña Nuestra Línea Roja, una iniciativa de sensibilización sobre la importancia de las misiones médicas frente a los ataques reiterados que su personal ha sufrido los últimos años.
Dos carteles en los que se lee “esta ambulancia va a ser atacada”, ubicados a ambos costados de la instalación, un altavoz que simula el ruido de un bombardeo y una línea roja rodeando el coche han servido para que decenas de estudiantes, profesores y transeúntes se detuvieran a firmar este martes la petición que será presentada al Ejecutivo de Pedro Sánchez. En ella, el colectivo llama a un mayor compromiso a la comunidad internacional para que las misiones médicas no se conviertan en objetivos militares en las zonas en guerra.
Situación en Gaza
Pese al alto al fuego alcanzado hace más de un mes entre Hamás y el Gobierno de Benjamín Netanyahu, y tras una ceremonia propagandística en la que Hamás ha entregado cuatro ataúdes a Israel —un hecho que, según el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, constituye una violación del derecho internacional humanitario—, el nivel de destrucción de las infraestructuras sanitarias alcanza niveles “catastróficos”, en palabras de los representantes de MSF. Según la organización, desde octubre de 2023, han tenido que abandonar más de una docena de hospitales y clínicas.
“En los centros donde siguen operando, los equipos trabajan en condiciones de extrema precariedad e inseguridad. Desde el inicio de las hostilidades, nueve trabajadores de la organización han perdido la vida, víctimas de bombardeos, disparos de artillería o fuego intencional contra edificios y vehículos identificados con el emblema de la organización y notificados al ejército de Israel”, asegura la ONG en un comunicado. En las últimas horas, seis bebés han muerto por hipotermia y otros tres menores están en estado crítico.
Sudán y Ucrania
A inicios de año, MSF suspendió todas sus operaciones en el Hospital Universitario de Bashair, en Jartum, capital de Sudán, por los frecuentes incidentes, entre ellos la irrupción de combatientes armados y las “amenazas al personal médico” para obligarles a atenderles antes que a otros pacientes. El país africano se encuentra inmerso en una guerra que enfrenta desde hace más de un año al ejército regular de Sudán y a las Fuerzas de Apoyo Rápido, de corte paramilitar.
El conflicto ha provocado la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con 12,5 millones de personas desplazadas de sus hogares, según el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur), y ha dejado a 26,4 millones de personas —casi la mitad de la población— en situación de inseguridad alimentaria aguda. Además, al menos cinco regiones se enfrentan a la hambruna. El 12 de enero, una ambulancia de MSF —identificada como tal con el logo y la bandera— fue tiroteada en la localidad sudanesa de El Fasher, durante un traslado de mujer de parto, provocando la muerte de una trabajadora sanitaria.
En Ucrania, MSF afirma haberse visto forzada a evacuar equipos y pacientes de hospitales en varias ocasiones desde el inicio de la invasión rusa, de la que se acaba de cumplir el tercer aniversario. La oficina de la organización en Donetsk sufrió un ataque con misiles en abril del año pasado, y en agosto de 2023 varios bombardeos del Kremlin acabaron con la vida de un médico y causaron heridas a cinco sanitarios.
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