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El voto joven y una campaña centrada en la vivienda impulsan el regreso de La Izquierda en Alemania

La cabeza de lista, Heidi Reichinnek, apenas era conocida hace medio año. La formación ha logrado remontar hasta entrar en el Parlamento con un 8,7% de los votos

Elecciones Alemania
Los colíderes de La Izquierda, Jan van Aken, Ines Schwerdtner y Heidi Reichinnek celebran los resultados electorales, el domingo en Berlín.Massimo Di Nonno (Getty Images)

Nadie presagiaba hace un año que el partido La Izquierda (Die Linke) lograría remontar después de que perdiera su estatus de grupo parlamentario al marcharse su antiguo icono, Sahra Wagenknecht, para crear otro partido junto a varios diputados. A mediados de enero las encuestas auguraban que la formación poscomunista se quedaría fuera del Parlamento alemán tras ese golpe. Pero una campaña centrada en el límite al precio del alquiler, la lucha contra el aumento del coste de la vida y la defensa de medidas sociales, junto con un exitoso uso de las redes, catapultó a La Izquierda al 8,7% en las elecciones del pasado domingo. Además, obtuvo seis mandatos directos, lo que supone el segundo mejor resultado en la historia del partido en votos directos ―los alemanes votan a una lista y a un candidato de circunscripción―.

Por si esto fuera poco, la sorpresa llegó también en Berlín, donde se convirtió en la fuerza más votada con un 19,9%, casi el doble que en 2021. La capital alemana está vinculada de forma estrecha a conocidos políticos de La Izquierda, como Gregor Gysi, que ha logrado en varias elecciones el primer puesto en el voto directo a candidatos en el distrito electoral de Treptow-Köpenick.

Pero, ¿qué ha llevado a la recuperación y éxito de un partido que parecía olvidado? Mucho ha tenido que ver en ello una política que hace medio año casi nadie conocía: Heidi Reichinnek, de 36 años y copresidenta de la lista electoral junto a Jan van Aken.

Un vídeo de su discurso en el Parlamento a finales de enero en contra de la propuesta migratoria de los conservadores apoyada por los ultras de Alternativa para Alemania (AfD) fue visionado más de 30 millones de veces en internet. “Con este discurso se dio a conocer y llegó a mucha gente y votantes considerados más bien del sector progresista. Fue muy bien recibido”, explica por teléfono el politólogo Antonios Souris, de la Universidad Libre de Berlín (FU). “Un mensaje claro, encarnado por una política simpática, que luego también fue transmitido a través de los medios de comunicación y redes sociales”.

La dirigente es considerada un rostro destacado de la izquierda feminista y en el partido ha tenido una carrera fulgurante. Ha pasado de ser la diputada más joven del grupo parlamentario a ser candidata a la cancillería. Reichinnek tiene 580.000 seguidores en TikTok y 500.000 en Instagram. Sus vídeos reciben millones de me gusta, lo que hace sombra a otras figuras con gran éxito en las redes sociales como la líder de AfD, Alice Weidel.

Con memes y vídeos cortos, el partido explicó su programa, rapeó los eslóganes electorales y se mostró en raves. Se ganó así a los votantes jóvenes. Obtuvo un 27% de apoyo entre las personas que votan por primera vez ―por delante del 20% obtenido por AfD― y un 25% en electores de entre 18 y 24 años. “Lo hemos hecho muy bien en las redes sociales. Hemos roto la ola de AfD. Hemos ganado a la juventud para nosotros”, explicó Reichinnek este lunes en una rueda de prensa.

También una política social y de cercanía al ciudadano es parte de su éxito. La Izquierda convirtió una encuesta a domicilio a gran escala en una campaña electoral puerta a puerta. Al final, declaró que había llamado a más de 600.000 casas. Los temas que registraron como preocupaciones en sus visitas los convirtieron en sus principales puntos del programa: el precio excesivo de los alquileres y el elevado coste de los alimentos y de la calefacción.

También tres dirigentes con larga experiencia en la política contribuyeron al éxito electoral del partido: Gregor Gysi, Dietmar Bartsch y Bodo Ramelow proclamaron en otoño la conocida como “Misión: mechones plateados”. Su objetivo era conseguir tres mandatos directos para que La Izquierda pudiera entrar en el Parlamento, aunque no superara el umbral del 5% necesario.

Esta iniciativa entusiasmó al votante tradicional del este del país, donde surgió La Izquierda como heredera del Partido del Socialismo Democrático (PDS), sucesor del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), que gobernó en la Alemania oriental.

“Esta personalización, unida al mismo tiempo a un mensaje muy claro con el que han marcado una clara línea divisoria, sobre todo con respecto a la política migratoria, ha sido clave”, indica Souris.

El partido, que apuesta por el desarme y está en contra de aumentar el gasto en defensa, ganó así votos entre su electorado tradicional, pero también en sectores urbanos progresistas que también votan a Los Verdes, explica el politólogo.

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