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Musk quiere cerrar USAID, la mayor agencia de cooperación al desarrollo del mundo

El oligarca al frente de los esfuerzos para reducir la burocracia en EE UU, califica el departamento como un “nido de víboras marxistas” y “un cesto de gusanos, sin ninguna manzana”

USAID
La sede de la agencia estadounidense de cooperación al desarrollo USAID, en Washington, cerrada a sus empleados este lunesKent Nishimura (REUTERS)
Macarena Vidal Liy

¿Puede USAID, la agencia de cooperación al desarrollo de Estados Unidos, una entidad con rango de ministerio y con el mayor presupuesto del mundo para ayuda humanitaria, desaparecer de la noche a la mañana? El oligarca tecnológico Elon Musk, al cargo de recortar el gasto federal con motosierra, dice que sí, y el presidente Donald Trump parece respaldarle. No suena a mera bravuconada: hace 10 días se congelaron casi todos los desembolsos de ayuda exterior estadounidense. Este lunes, los funcionarios de la agencia se han levantado con la sede cerrada y un correo electrónico en el que se les ordenaba no ir a la oficina. Horas más tarde, el secretario de Estado, Marco Rubio, anunciaba que asume las funciones de administrador de la entidad, en lo que parece el primer paso para que su departamento la fagocite.

El futuro de la agencia parece completamente en el aire. Que la absorba el Departamento de Estado parece lo más probable. Tanto Musk como Trump consideran que es un foco de oposición a sus ideas. El hombre más rico del mundo advertía la pasada medianoche en una conversación en su red social, X: “la vamos a cerrar”. El presidente matiza un poco más. En declaraciones desde el Despacho Oval, Trump declaraba este lunes que “como concepto, USAID es bueno, pero está llena de lunáticos radicales”.

Al anunciar que pasa a dirigirla, Rubio ha subrayado que la agencia de cooperación “no es una ONG independiente” y tiene que actuar según los intereses del Gobierno estadounidense. Tal y como está, no funciona en absoluto, ha sostenido el secretario de Estado a su llegada a El Salvador, durante su gira por cinco países de América Latina.

En su charla en X, Musk se expresó con opiniones similares a las de su jefe: USAID, donde trabajan cerca de 10.000 funcionarios estadounidenses, es “un cesto lleno de gusanos, sin ninguna manzana”. En una sarta de mensajes en su red social, ya había escrito que USAID es ”un nido de víboras marxistas de la izquierda radical”. Previamente, el Gobierno de Trump había alegado para paralizar la mayoría de los programas que la ayuda humanitaria que proporcionaban “no se corresponde” con los intereses estadounidenses.

Es una posición que contradice décadas de política exterior estadounidense. Desde que John F Kennedy creó USAID en 1961, las administraciones republicanas y demócratas en Estados Unidos han estado de acuerdo en que la ayuda al desarrollo es imprescindible para la estabilidad global. Y que la estabilidad global es fundamental para la seguridad nacional. De las partidas presupuestarias de la agencia federal depende el trabajo de innumerables organizaciones no gubernamentales en todo el mundo. Con él, las vidas de millones de personas en países en desarrollo, como recuerdan numerosos grupos de derechos humanos y cooperantes repartidos por el globo.

En el año fiscal 2023, este departamento desembolsó 72.000 millones de dólares para la cooperación en asuntos desde la lucha contra el hambre en África al combate contra la corrupción en la antigua órbita soviética, pasando por proyectos contra enfermedades infantiles en América Latina o para el acceso a agua potable en el sureste asiático. Presente en más de un centenar de países, sus programas representan el 42% de la ayuda humanitaria global a cuyos datos tiene acceso la ONU.

En la conversación en X, en la que también participaron Vivek Ramaswamy, el antiguo compañero de Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés, la entidad a la que Trump ha delegado el recorte de la burocracia federal), y los senadores republicanos Joni Ernst y Mike Lee, el propietario de Tesla y SpaceX sostuvo que USAID “es imposible de arreglar”.

El acoso a USAID había comenzado hace 10 días, cuando por orden ejecutiva del presidente estadounidense se paralizaron los programas de ayuda exterior estadounidense, con la salvedad de la asistencia militar a Israel y Egipto. Días más tarde se agregaron otras excepciones para permitir los desembolsos a programas para paliar urgencias extremas.

“En unos pocos días, el Departamento recibió miles de millones de dólares en peticiones de excepciones. Muchas de estas solicitudes están aún bajo revisión, pues (sus casos) no están considerados de emergencia o que se ocupen de vidas en peligro. Pero incluso en esta primera fase se ha evitado dedicar más de 1.000 millones de dólares a gastos no alineados con la agenda de Estados Unidos primero”.

Pero los comentarios desde la Casa Blanca, y desde DOGE, dejaban claro que la agencia era uno de los grandes objetivos en la guerra que Trump ha declarado a la Administración federal desde su llegada al poder el 20 de enero, bajo la premisa de recortar gastos y hacer más eficiente la burocracia nacional, en la que trabajan cerca de dos millones de personas. Ha cancelado los programas de igualdad, ha ofrecido ocho meses de paga a los empleados federales que dimitan esta semana, y promete futuros recortes: en su conversación en X aseguraba que el año próximo podría ahorrar un billón de dólares en el presupuesto nacional.

Trump está convencido de que los funcionarios federales forman parte de un “Deep State” —literalmente, un “Estado profundo”, algo así como las cloacas del poder que manejan los hilos entre bambalinas— que bloqueó muchas de las cosas que él quiso hacer en su primer mandato.

Apoyo de Trump

En sus declaraciones en X, Musk aseguró que el presidente está de acuerdo con su idea de cerrar USAID. “Repasé los detalles con él, y él estuvo de acuerdo en que deberíamos cargárnosla”, sostenía el multimillonario. “Lo comprobé varias veces con él: ‘¿Estás seguro?’ ‘Sí’. Así que vamos a cerrarla”.

Por su parte, Trump ha dejado claro que arremeter contra USAID no le parece nada mal. Preguntado por la prensa el domingo si Musk está haciendo un buen trabajo, el presidente estadounidense declaró que sí. “Es un gran recortador de gastos. A veces no estamos de acuerdo con algo y no vamos por donde él dice. Pero creo que está haciendo un gran trabajo. Es un tipo listo. Muy listo. Y está muy interesado en recortar el presupuesto, nuestro presupuesto federal”. Acerca de la agencia de cooperación, opinaba que “ha estado gestionada por una panda de lunáticos radicales, y los vamos a sacar”.

El sábado desaparecía de internet la página web de USAID. También el sábado, según medios estadounidenses, la Administración republicana cesó a dos responsables de seguridad en la agencia de cooperación, después de negarse a permitir el acceso de representantes de DOGE a un área restringida, que se utiliza para revisar información clasificada. Varios de los empleados de la entidad dirigida por Musk carecían del permiso oficial de las agencias de inteligencia para acceder a ese tipo de datos de alto secreto. Finalmente, se les permitió la entrada. Una portavoz de DOGE, Katie Miller, ha escrito en X que “no se accedió a material clasificado sin los permisos de seguridad apropiados”.

Este lunes, los funcionarios de la agencia se despertaban con un correo electrónico en el que se les informaba de que la sede de USAID permanecería cerrada, según ha publicado The Washington Post. “El personal asignado normalmente a trabajar en la sede trabajará a distancia… con la excepción del personal con funciones esenciales de mantenimiento y en las oficinas, a los que la dirección contactará individualmente”.

La carga contra USAID es una de las maniobras que dejan claro hasta qué punto Musk se ha infiltrado en los hilos de funcionamiento del Gobierno federal. Trump le ha dado un acceso sin precedentes a las tripas de la administración federal sin tener en cuenta los conflictos de interés que ello suscita —sus empresas mantienen numerosos contratos con el Gobierno federal—, sin que la entidad que encabeza haya recibido el respaldo oficial del Congreso ni a él le haya votado nadie.

Este fin de semana, contratistas de DOGE también han accedido a los sistemas informáticos de pagos del Departamento del Tesoro con los datos de millones de personas, de sus impuestos y de desembolsos de entidades como la Seguridad Social o la agencia tributaria, según publicaba The New York Times. El Tesoro envía pagos por valor de más de seis billones de dólares cada año en nombre de las distintas agencias federales.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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