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Las tropas israelíes permanecerán en Yenín y en la zona desmilitarizada de Siria

El ministro de Defensa adelanta que el ejército seguirá desplegado en la ciudad cisjordana cuando acabe su amplia redada. Un dron mata a 10 palestinos, un número inusualmente alto, en una localidad cercana

Conflicto Oriente Próximo
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, durante la visita a las tropas en la cima del Monte Hermón, en Siria, este martes, en una imagen distribuida por el Ministerio de Defensa de Israel.
Antonio Pita

El ejército israelí permanecerá desplegado tanto en la ciudad cisjordana de Yenín cuando concluya la amplia redada que inició el pasado día 21 como, “de manera ilimitada”, en la zona desmilitarizada de Siria que ocupó en diciembre, aprovechando la confusión tras la caída del régimen de Bashar El Asad. Lo ha anunciado el ministro de Defensa, Israel Katz, al visitar desde el martes ambos sitios, con un denominador común: el Gobierno de Benjamín Netanyahu presentó en su momento las operaciones como temporales. El anuncio sobre Yenín forma parte del nuevo “enfoque” militar de Israel en Cisjordania, que se ha traducido en la noche del miércoles en un número inusualmente alto de muertos en un bombardeo con dron: 10, según ha informado el Ministerio de Sanidad de la Autoridad Nacional Palestina.

“El campamento de refugiados de Yenín no será lo que era. Cuando la operación concluya, nuestros efectivos permanecerán en el campamento para garantizar que no regrese el terrorismo”, ha asegurado Katz este miércoles durante una visita a las tropas. El anuncio supone un salto cualitativo: muy rara vez desde la Segunda Intifada (2000-2005) Israel ha mantenido tropas, una vez acabada la redada, en el interior de ciudades de Cisjordania, bajo control administrativo y de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina, ANP.

La ANP, cuyas fuerzas apenas entran desde hace años al campamento, lanzó en diciembre una amplia incursión, pero el ejército israelí tomó el relevo la pasada semana. Los Acuerdos de Oslo de 1993 —que técnicamente siguen rigiendo las relaciones entre Israel y la ANP, pese a todos los incumplimientos— otorgan a los palestinos su control administrativo y de seguridad, al formar parte de la denominada zona A de Cisjordania.

Este miércoles, Katz lanzó un “mensaje claro” a la ANP: “Dejad de alimentar el terrorismo y el asesinato de judíos y comenzad a luchar contra el terrorismo”. Horas más tarde, un dron militar israelí abrió fuego en Tammún, cerca de la ciudad de Tubas, en el norte de Cisjordania. El objetivo: una célula de milicianos armados, según el ejército israelí, que recurre ahora con relativa asiduidad a los bombardeos aéreos en Cisjordania tras casi dos décadas sin hacerlo, desde la Segunda Intifada (2000-2005). Como en la zona de Yenín, donde ha causado 17 muertos (entre ellos seis milicianos y una niña de dos años) en una semana de operación, según el Ministerio palestino de Sanidad.

Pico estratégico

En la víspera, el ministro visitó a las tropas en la cima del estratégico Monte Hermón. Una parte está en el territorio sirio que Israel ya tomó en la guerra de los Seis Días de 1967 y se anexionó en los años ochenta, en una decisión que no reconoce la comunidad internacional. Otra, desde la que habló, es la invadida en diciembre, también en territorio sirio. Su control pone a tiro de artillería Damasco, a unos 40 kilómetros, y facilita la vigilancia de la capital y del paso fronterizo de Masnaa, así como del sudeste de Líbano y del valle de la Becá, dos de las zonas con más presencia de Hezbolá.

El ministro adelantó que su país tendrá presencia militar en su cumbre y en otras partes de la zona desmilitarizada “por tiempo ilimitado para garantizar la seguridad de los Altos del Golán, del norte y de todos los residentes del Estado de Israel”. “No dependeremos de otros para nuestra defensa, aquí ni en ningún otro lugar”, agregó.

El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, durante la visita a las tropas en la cima del Monte Hermón, en Siria, este martes, en una imagen distribuida por el Ministerio de Defensa de Israel.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, durante la visita a las tropas en la cima del Monte Hermón, en Siria, este martes, en una imagen distribuida por el Ministerio de Defensa de Israel.

Tras la caída de El Asad en una ofensiva relámpago rebelde, la aviación israelí lanzó uno de los mayores bombardeos aéreos de su historia, para destruir las capacidades estratégicas (desde misiles a navíos) del ejército de Siria, que tardará años en recuperar. En paralelo, las fuerzas terrestres penetraron en la zona desmilitarizada de Siria, situada entre las fronteras con Líbano y con Jordania y marcada en una resolución de la ONU en 1974, casi un año después de la guerra del Yom Kipur. No puede haber allí, en teoría, más presencia militar ni armamento pesado que los alrededor de 1.200 efectivos de la UNDOF, una pequeña fuerza de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas.

Tras la invasión, la oficina de Netanyahu emitió un comunicado en inglés en el que la justificaba en evitar que “grupos yihadistas” se aprovechasen del momento de transición y señalaba que sería “temporal”, hasta el establecimiento de una “fuerza comprometida” con el armisticio y “se pueda garantizar la seguridad” de los israelíes. La versión en hebreo del comunicado no incluía la palabra temporal. Tres días más tarde, el Gobierno de Netanyahu aprobó duplicar la población en los Altos del Golán, donde ha erigido decenas de asentamientos judíos.

Es la primera vez en medio siglo, desde la guerra del Yom Kipur en 1973, que Israel se asienta en suelo sirio. El texto del armisticio lo prohíbe expresamente, pero Netanyahu lo da unilateralmente por inválido desde la caída de El Asad. Desde entonces, las tropas israelíes han ganado terreno, tratado de tomar localidades y abierto fuego y hostigado a la población.

Consciente del desequilibrio de fuerzas y centrado en la construcción de la nueva Siria, el nuevo líder de facto del país, Ahmed Al Sharaa, se ha resignado al nuevo statu quo. Asegura que Israel carece de “excusas” para ocupar territorio sirio (ya que la caída de El Asad ha supuesto el fin de la presencia iraní y de la milicia libanesa Hezbolá que combatía), pero también admite su incapacidad de confrontarlo. “No queremos una guerra con Israel ni con ningún otro país. Hemos pedido a Israel que pare y, si continúa, aplicaremos presión”, dijo la semana pasada.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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