El líder conservador alemán defiende una nueva política de seguridad para hacer frente al “eje de autocracias”
Friedrich Merz critica el interés de Trump en Groenlandia e insta a “evitar una espiral de aranceles que empobrezca tanto a los europeos como a los estadounidenses”
A un mes de que se celebren las elecciones generales en Alemania, el candidato conservador a la cancillería alemana, Friedrich Merz, esbozó este jueves cómo será el futuro Gobierno alemán en materia de política exterior y de seguridad en el caso de que, como apuntan todas las encuestas, se convierta en el próximo canciller y dejó claro que airear las disputas internas del Gobierno germano será algo del pasado.
Merz, que ganó su fortuna trabajando en el sector privado y fue dirigente en Alemania de BlackRock —el mayor fondo de inversión del mundo— antes de volver en 2018 a la política, con 63 años, subrayó este jueves que no se puede hacer frente a los nuevos retos con los instrumentos actuales de política exterior y de seguridad y pidió también calma al ser preguntado por el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, y sus declaraciones sobre una hipotética anexión de Groenlandia, territorio autónomo de Dinamarca.
“Supongo firmemente que Donald Trump no hará valer su interés en Groenlandia en contra de los intereses territoriales y también de las objeciones políticas de Dinamarca y la Unión Europea”, dijo el líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en un acto organizado por la Fundación Körber en Berlín. “Y si no, entonces tendremos que hablar seriamente con él al respecto”, añadió. Mientras, en el plano económico se mostró a favor de un nuevo intento de alcanzar un acuerdo de libre comercio con EE UU y “evitar una espiral de aranceles que empobrezca tanto a los europeos como a los estadounidenses”.
Estas declaraciones van en línea con su visión atlantista. Merz, que se alza primero en los últimos sondeos de intención de voto de un 34%, tiene una conexión personal profunda con Estados Unidos y el mundo anglosajón que otros cancilleres conservadores no tenían. Tras ser marginado por Angela Merkel a principios de los 2000, emprendió una carrera empresarial transatlántica y fue, entre otras cosas, presidente de Atlantik-Brücke, una organización a favor de unas relaciones más estrechas entre Estados Unidos y Alemania.
Pero a pesar de esta visión, Merz quiere que Europa sea vista como una igual por la Casa Blanca, para lo que será necesario contar con una Alemania fuerte y unida. Esto también será imprescindible para poder enfrentarse “al eje de autocracias” que ha surgido en la última década y que “está ejerciendo una influencia desestabilizadora en todas las regiones del mundo”. En este contexto, Merz explicó que el cambio se hará en tres pasos.
En primer lugar, restablecerá la plena capacidad de actuación de Alemania en materia de seguridad exterior y política europea, para lo que habrá que poner fin “a las permanentes disputas públicas del Gobierno”. “Las disputas públicas de los últimos años han hecho que ni nuestros socios ni nuestros adversarios supieran cuál era la posición de Alemania en política internacional”, criticó el político conservador sobre la fallida coalición de socialdemócratas, verdes y liberales encabezada por Olaf Scholz y que llevó a adelantar los comicios al 23 de febrero. Para ello creará un Consejo de Seguridad Nacional en la Cancillería, que centrará la toma de decisiones en todas las cuestiones clave de política exterior, de seguridad, europea y de desarrollo. Esta última deberá aplicarse para promover los intereses estratégicos de Alemania en el mundo.
Recuperar la confianza
En su opinión, una Alemania unida es también en beneficio de Europa. Recuperar la confianza de los socios y aliados en el mundo es el segundo paso dentro de este cambio de política. El tercero será definir prioridades estratégicas y aplicarlas. En este punto, buscará restablecer las relaciones con Polonia y Francia tras años de deterioro.
En pleno debate sobre el gasto en defensa, el líder de la CDU se reafirmó en su postura de que antes de hablar de más dinero lo primero es hacer una reforma fundamental del sistema de defensa europeo y de la OTAN. Criticó que existan tantos sistemas de armamento diferentes y abogó por un “auténtico mercado interior europeo de equipos de defensa”.
Esa sola voz que busca para Alemania y la Unión Europea implica que ningún dirigente europeo viaje a Washington sin coordinarse con sus homólogos, ya que, en su opinión, Europa solo será percibida como fuerte con una posición común como europeos. De momento, parece que Giorgia Meloni va por libre, ya que fue la única jefa de gobierno europea presente en la investidura de Trump. Esta buena relación entre la primera ministra italiana y el presidente estadounidense es algo que Merz quiere aprovechar.
“No entiendo las reservas en Europa hacia Giorgia Meloni”, dijo Merz en el foro de Davos. “Es una europea convencida y apoya claramente a Ucrania. ¿Por qué no hablamos con ella más a menudo?”, preguntó obviando que se trata de una política con raíces en el neofascismo y años de retórica antieuropea. Merz no es el único que lo ve así. Su postura va en línea con su compañera de partido y presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ve a la líder italiana como una nacionalista, pero pragmática, y con la que no ha dudado formar una sorprendente alianza que han autodenominado Team Europe.
Para Jana Puglierin, jefa del laboratorio de ideas European Council on Foreign Relations (ECFR), esta postura de Merz ya es conocida y recuerda que antes de la campaña electoral europea, el Partido Popular Europeo (PPE) definió las condiciones en las que puede cooperar con los partidos de su derecha. “Esto incluía explícitamente a Meloni”, indica por teléfono. Los dos criterios importantes para tomar esta decisión se basan en el apoyo a Ucrania y a la UE. “En ambos casos, Meloni coincide con la posición del PPE”, indica y señala que muchos en Alemania esperan que la mandataria italiana pueda formar “un puente con la Administración de Trump”. “En otras palabras, que también se pueda recurrir a jefes de gobierno europeos que estén más cerca de Trump que quizás otros, pero que aún puedan hablar en nombre de Europa”, agrega. No obstante, en su opinión, este acercamiento puede ser cuestionable. “Yo lo criticaría. Podría decirse que tiene demasiado poco en cuenta los planes de política interior de Meloni en Italia, la reforma del poder judicial y su trato con los medios de comunicación”, reconoce la experta.
Respecto a cómo puede acercarse Merz a Meloni y al mismo tiempo mantener un cordón sanitario con el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) —segundo en intención de voto según los sondeos—, Puglierin no tiene duda alguna. “La diferencia entre AfD y Meloni es muy clara: AfD no apoya a Ucrania, ni a la OTAN, ni a Ucrania y tiene una cercanía a Rusia que Meloni no tiene. Y esa es la diferencia decisiva para Merz”.
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