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La oposición de Georgia en bloque rechaza entrar en el Parlamento al considerar las elecciones un fraude

Una protesta multitudinaria convocada por los líderes opositores reclama nuevos comicios bajo supervisión internacional y pide apoyo a la Unión Europea

Georgia
Manifestación de protesta contra los resultados de las elecciones en Georgia, este lunes en la capital, Tbilisi. Associated Press / LaPresse Only italy and SpainZurab Tsertsvadze (AP/LaPresse)
Andrés Mourenza

La oposición georgiana al completo ha decidido que sus candidatos no recogerán las actas de diputado y no entrarán al Parlamento al considerar un fraude las elecciones del sábado. Según los resultados presentados por la Comisión Electoral, los comicios revalidaron, con un 54% del voto, la mayoría absoluta del partido gobernante, el populista Sueño Georgiano, al que se acusa de arrastrar el país a la órbita de Rusia. En un acto ante decenas de miles de manifestantes, la presidenta del país, Salomé Zurabishvili, y la docena de líderes de los partidos de oposición desgranaron este lunes el plan contra lo que consideran un “robo” del voto y la voluntad popular de los georgianos.

“¡No perdisteis las elecciones! Vuestros votos fueron robados y también intentaron robaros vuestro futuro, pero nadie tiene derecho a hacerlo. Os juro que estaré con vosotros hasta el final en este camino hacia Europa”, afirmó la jefa de Estado, quien aseguró que continúa la investigación sobre las múltiples irregularidades durante la votación: “Nuestras organizaciones de observación, las ONG, los partidos políticos y todos vosotros estáis involucrados de forma activa para recabar pruebas. Podríamos incluso recibir apoyo internacional para asegurarnos de que la investigación no deja ninguna pregunta sin respuesta”.

Decenas de miles de personas abarrotaron en la tarde del lunes la avenida Rustaveli hasta congregarse frente a la imponente columnata soviética del edificio del Parlamento. Muchos portaban banderas de Georgia y la Unión Europea, carteles con mensajes a la comunidad internacional como “No nos dejéis solos”, “Somos Europa” o “Respeto para nuestro futuro, nuestro voto”. Había rabia contenida entre los asistentes, que decían sentirse estafados por el resultado de los comicios, pero todos mantenían la calma y la solemnidad de los días históricos, preparados para escuchar el plan pactado por la oposición para hacer frente al momento.

Es un plan conciso de cuatro puntos que presentaron los líderes de las cuatro coaliciones opositoras que cuentan con representación parlamentaria: las elecciones “carecen de legitimidad”; por ello los partidos de oposición renuncian a ocupar sus escaños; continuarán “luchando hasta la victoria” y exigen unas nuevas elecciones “bajo supervisión internacional”. El único punto que están dispuestos a debatir con el Gobierno es este último, pero siempre y cuando se renuncie a que las elecciones estén gestionadas por la actual Comisión Electoral, cuyos estatutos fueron modificados en los últimos meses para reducir la presencia de la oposición en ella.

“Estoy del lado del pueblo de Georgia, cuyos votos fueron robados por Ivanishvili [Bidzina, el hombre más rico del país y fundador de Sueño Georgiano]. Utilizaremos todos los instrumentos legales y políticos para cambiar estos resultados fraudulentos. No reconoceremos la legitimidad de este Parlamento ilegítimo”, afirmó durante la protesta Giorgi Gakharia, exprimer ministro con Sueño Georgiano y líder de la cuarta coalición opositora en número de votos. Con su suma al boicot de los resultados electorales, la oposición ha logrado un consenso sobre cómo actuar.

“Este no es el resultado real, es imposible creer que el 54% de los georgianos votó a Sueño Georgiano. Estoy muy enfadada y espero que nuestros socios internacionales nos apoyen”, afirmó Teo, profesora universitaria asistente a la protesta, que rehusó dar su apellido por motivos de seguridad, al igual que el resto de los entrevistados. “Lo que más me enfada es la audacia que han mostrado al falsear las elecciones de una manera tan chabacana. Nos toman por estúpidos”, se quejó Isi, de 18 años y que el sábado votó por primera vez en su vida. A su lado, su amiga Barbare se quejaba de que, si el actual Gobierno continúa por la vía antidemocrática, se les cerrarán las puertas de la Unión Europea, que congeló el proceso de adhesión de Georgia este verano debido a la aprobación de una legislación antidemocrática: “Las fronteras quedarán cerradas para nosotros, pero ellos [la élite georgiana], que tienen dinero, podrán viajar a Francia o Italia. Nosotros nos quedaremos encerrados en un país controlado por Rusia, pero ellos vivirán en Europa o Estados Unidos”.

La plataforma de observadores My Vote —que aúna a 30 asociaciones— afirmó el lunes que ha recabado pruebas de violaciones “consistentes, repetitivas y de naturaleza sistemática” en 189 colegios electorales, que suman un total de 300.000 votos (más de un 10% del total), cuyos resultados ha pedido anular a la Comisión Electoral. Entre las irregularidades, destacan la entrega de más de una papeleta a votantes, personas que votaron con carnets de identidad de otras, individuos votando varias veces… “En el colegio en el que voté yo, me pusieron en el dedo el líquido de marcado [utilizado para prevenir que una misma persona vote más de una vez] únicamente porque se lo pedí yo, pero a la mayoría de la gente no se lo ponían”, explicó una joven que el sábado votó en Tbilisi.

Fuera de las grandes ciudades del país, las irregularidades fueron aún mayores. Los análisis estadísticos sobre la base de los resultados de cada colegio electoral muestran una distribución sospechosa de los votos y la participación. Este tipo de análisis ha sido utilizado por expertos como el ruso en el exilio Roman Udot para probar elecciones fraudulentas en Rusia o Azerbaiyán. Su conclusión respecto a las elecciones en Georgia es que mientras los votos en las ciudades muestran una distribución normal, en las zonas rurales es muy sospechosa y compatible con fraude electoral.

Una fuente diplomática extranjera explicó a EL PAÍS que, en su opinión, Sueño Georgiano entró en pánico temiendo una victoria de la oposición y “se pasó de frenada” con la manipulación electoral. Antes de los comicios, incluso los propios dirigentes del partido gobernante esperaban un voto cercano al 45%, lo que les habría dejado con en torno a la mitad de los escaños del Parlamento, uno o dos arriba o abajo. “Parece que Sueño Georgiano forzó los límites. Esperaban que hubiera una participación superior de los votantes de la oposición […] así que Sueño Georgiano calculó el fraude para adaptarse a un mayor número de votos opositores y voilá, ni siquiera sus simpatizantes se creen el 54%”, escribió Marika Mikiashvili, de la opositora Coalición por el Cambio, en la red social X.

La respuesta de la UE

Ahora todos los ojos están puestos en la Unión Europea. Una fuente diplomática consultada tacha de “jugarreta” el hecho de que, el sábado, el primer ministro húngaro, el prorruso Viktor Orbán, felicitase a Sueño Georgiano por su victoria, incluso antes de que se conociesen los primeros resultados oficiales. El gesto, dado que Hungría ostenta la presidencia rotatoria del Consejo Europeo, ha sido utilizado por el actual Gobierno georgiano como una medida de legitimación. Más aún cuando Orbán aterrizó este lunes en visita oficial en Tbilisi (si bien se tuvo que tragar los abucheos de miles de georgianos porque el hotel en que se alojó se halla en la misma avenida en que se desarrollaba la protesta).

“Esta visita es un apoyo claro, supone el reconocimiento de la importante victoria de Sueño Georgiano”, afirmó el vice primer ministro y titular de Economía del Gobierno georgiano, Levan Davitashvili. Por su parte, Orbán, que comenzará el martes sus actos oficiales en Tbilisi, dijo en redes sociales que “Georgia es un estado conservador y cristiano” y que lo que necesita “no son sermones, sino apoyo en su vía europea”. El alto representante para la Política Exterior, Josep Borrell, así como otros representantes de la UE en Georgia, han advertido de que la visita de Orbán no se hace en representación de los Veintisiete.

Del otro lado, están los países bálticos y Polonia, que se han puesto en contacto con la presidenta georgiana y se han alineado con su postura de no reconocimiento de las elecciones. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, incrementó el lunes el tono y exigió una investigación de las irregularidades: “El pueblo georgiano […] tiene derecho a saber lo que ocurrió el sábado”. Igualmente, 13 gobiernos europeos, entre los cuales están Alemania, Francia, Países Bajos, Suecia y Portugal (no así España), publicaron una declaración conjunta en la que condenan “todas las violaciones de las normas internacionales para unas elecciones libres y justas” y exigen “una investigación imparcial” y una “reparación” de la situación. Asimismo, cargan contra la “prematura” visita de Orbán a Georgia.

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