Pepa Bueno: “Todos los profesionales que lidian con la realidad están en la diana”

La directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, ha alertado este lunes de la amenaza que supone el “contagio de los partidos tradicionales de la estrategia de los ultrapopulismos” en la era de las fake news, que les han “entregado credenciales de jugadores en la democracia”. Bueno ha insistido en que la “industria de la mentira y del odio” busca “incendiar el debate público y pasar a la realidad”, como ocurrió con el ataque al Capitolio en Estados Unidos en enero de 2021 o las marchas racistas de este pasado verano en el Reino Unido basadas en informaciones falsas, donde “todos los profesionales que lidian con la realidad están en la diana”. Con la novedad de que “son líderes globales quienes difunden material tóxico”.

“Que partidos sistémicos, partidos de gobierno, hayan abrazado el fondo y la forma del ultrapopulismo erosiona la democracia más que el escándalo cotidiano en las redes sociales”, ha abundado la directora de EL PAÍS durante la primera edición del foro World In Progress Barcelona. Un peligro que ha hecho extensible a las “cabeceras históricas” de medios que “juguetean con la desinformación” y que hacen suya la “agenda y los usos de las redes sociales”. Se trata de un “relato irreal en paralelo a la realidad, a lo objetivable, a los hechos contrastados, que acierta en identificar todos los miedos, todas las incertidumbres, y que responde con una certeza y un culpable, por disparatada que sea la certeza e inocente el culpable”. Una batalla en la que desaparece el “consenso sobre la realidad”, lo que dificulta “cualquier otro consenso”.

Los medios que en esa refriega han “intentado seguir amarrados al mástil de los hechos” se han convertido en un nuevo enemigo. “Las campañas de descrédito, constantes y sostenidas” buscan “desacreditarlos, demonizarlos, para desactivar la fuerza de la realidad”, afirma Bueno. Igual que lo han sido los meteorólogos durante el huracán Milton o los científicos durante la pandemia. “Sembrar y multiplicar la desconfianza en la marca informativa, para desacreditar todo lo que va a viajar dentro de ella”, y acabar con cualquier “pluralidad”.

Bueno ha defendido la necesidad de que los medios sigan “pegados a los hechos y la realidad”, sin miedo a innovar, y que practiquen un “triple ejercicio de transparencia”: profesional (”contar cómo hacemos nuestro trabajo”); editorial (”cuáles son nuestros valores y qué defendemos”); y financiera (“detallar quiénes son nuestros dueños y quiénes nos financian”). También, ha recordado la utilidad de “revelar el truco de los magos de la desinformación para no caer siempre en la siguiente trampa”, y explicar como fabrican las noticias irreales que aspiran a ser realidad.

La directora de EL PAÍS ha cerrado su intervención una pregunta “incómoda”: “¿La democracia ha dejado de ser útil para determinados poderes de la era digital?”. Con la mirada puesta en la “nueva economía digital de grandes negocios en pocas manos, donde los intereses y la ideología se mezclan de una forma tan obscena como muestra cada día Elon Musk”, propietario de X. En las “autocracias dispuestas a desestabilizar”. Y en la “verdadera explosión de medios que desinforman o fomentan el odio y la deshumanización del adversario, del que es diferente o extranjero”. Ante todo ello, ha pedido una “acción decidida de las instituciones, de la sociedad civil y de los medios de comunicación”.

La mesa previa, moderada por el periodista de EL PAÍS, Andrea Rizzi, ha analizado la delicada salud de las democracias. La historiadora y periodista estadounidense Anne Applebaum, columnista de The Washington Post y premio Pulitzer, autora de obras esenciales sobre el orden mundial contemporáneo como El ocaso de la democracia, ha afirmado que el mundo está “viviendo un asalto organizado contra las democracias por una red de países que no tienen nada que ver entre sí”. Applebaum ha localizado entre ellos a “la China comunista, la Rusia nacionalista, El Irán teocrático, Venezuela…”. Y ha considerado que están “unidos en torno a su deseo de poder, sin oposición cívica, ni democrática legítima, ni transparencia, ni responsabilidad política”.

Por su parte, el profesor de la Universidad de Harvard Daniel Ziblatt, coautor junto a Steven Levitsky del exitoso ensayo Cómo mueren las democracias, así como del más reciente La dictadura de la minoría (ambos publicados en España por la editorial Ariel), asegura que “hay una intervención activa para que las democracias sean menos estables”. Respecto al escenario que propicia la erosión de la democracia, el profesor Ziblatt pone el foco en una confluencia de factores que conforman un “cóctel explosivo”. Además de esas intervenciones activas, “también hay factores medioambientales que propician que el funcionamiento de la democracia sea incorrecto y permiten ejercer la manipulación por parte de demagogos que quieren culpar a otros por su insatisfacción con los gobiernos”. Todo ello conforma “un cóctel para demagogos si añades la dinámica internacional y el uso de la diversidad cultural para estos fines”, ha declarado Ziblatt en la mesa redonda sobre ‘Democracia herida’.