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La UE eleva la presión sobre Israel ante los ataques contra los cascos azules en Líbano

Borrell advierte de que Netanyahu ha cruzado una “peligrosa línea roja” con las agresiones a la misión Unifil de la ONU

El alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en Luxemburgo este lunes, donde se ha celebrado el consejo de Asuntos Exteriores.
El alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en Luxemburgo este lunes, donde se ha celebrado el consejo de Asuntos Exteriores.EUROPEAN COUNCIL/ EFE

En plena escalada del conflicto en Oriente Próximo, los Veintisiete elevan la presión sobre Israel y han dicho este lunes basta a los ataques contra Naciones Unidas, tanto las acciones militares contra las fuerzas de la ONU en Líbano (Unifil, por sus siglas en inglés), como el largo acoso al que lleva sometiendo a la Agencia para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza. Menos de 24 horas después de una dura declaración conjunta en la que advirtieron de que los ataques a los cascos azules en Líbano son “inaceptables” y violan el derecho internacional, los ministros de Exteriores de la UE han rechazado firmemente una retirada de las fuerzas internacionales del país de los cedros, como pretende el Estado judío, y han avisado del peligro de que Líbano se convierta en una “segunda Gaza”.

El alto representante para Política Exterior, Josep Borrell, ha denunciado que Israel “ha cruzado peligrosamente otra línea roja” con los ataques a las fuerzas de Naciones Unidas en Líbano y ha asegurado que el apoyo de los Veintisiete a los cascos azules es férreo: “Los ministros han manifestado su apoyo total a la Unifil, nadie pide que la misión se retire”, ha asegurado al término de una reunión de ministros de Exteriores europeos en Luxemburgo. El jefe de la diplomacia europea ha reiterado de que la decisión de una retirada corresponde al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. “Si no se retiran, tienen que quedarse. Y si se tienen que quedar, tienen que hacerlo en condiciones de seguridad”.

La UE mantiene una postura dividida sobre Israel, con República Checa y Austria como los más cercanos al Gobierno de Benjamín Netanyahu, pero sobre los ataques a los cascos azules, los Veintisiete han hecho frente común. Viena aporta a la Unifil un centenar de uniformados y el ministro de Exteriores austriaco, Alexander Schallenberg, ha revelado que el domingo habló por teléfono con su homólogo israelí, Israel Katz, al que expresó “claramente que tienen que acabar los ataques” contra la misión de la ONU y que el ejército de Israel “tiene que diferenciar entre terroristas de Hezbolá y cascos azules”. También le dejó claro que no corresponde a Israel decidir unilateralmente la retirada de una misión importante. “Necesitamos ojos y oídos [en la zona]”, ha subrayado.

La Unifil “sigue ocupando posiciones fundamentales para permitir que no se dé un enfrentamiento todavía mayor que el que se está produciendo en estos momentos”, ha corroborado el ministro español, José Manuel Albares, que también ha reclamado a Israel el fin inmediato de los ataques. “Esto debe parar”, ha zanjado.

Desde Barcelona, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también ha sido taxativo: “No va a haber retirada” de la Unifil, ha declarado desde el congreso World In Progress Barcelona, en el que también ha insistido en su petición de que la comunidad internacional suspenda “de inmediato” el envío de armas a Israel, como ha hecho España.

Sánchez ha reiterado la petición española e irlandesa —realizada en febrero— de suspender el acuerdo de asociación con Israel si se constata que se están violando los derechos humanos, algo de lo que, según ha dado a entender Borrell desde Luxemburgo, queda cada vez menos dudas incluso entre los socios europeos más afines al Estado judío. “Me temo que el derecho internacional humanitario está también bajo las ruinas de Gaza, es otra víctima del conflicto”, ha comentado.

Durante la reunión a puerta cerrada en Luxemburgo, también Bélgica se ha manifestado a favor de celebrar un Consejo de Asociación para tratar la cuestión de los derechos humanos de Israel, según fuentes diplomáticas. Y la víspera, el primer ministro irlandés, Simon Harris, afirmó en un duro comunicado que atacar a la población civil como está sucediendo en Gaza y, ahora, en Líbano “muestra un flagrante desprecio por el derecho internacional y todas las normas de derechos humanos y constituye un crimen de guerra”. E insistió en que la comunidad internacional use todas las palancas —y el Acuerdo de Asociación es la principal de la UE— para “lograr un alto el fuego y poner fin a la terrible violencia en Oriente Próximo”.

En junio, la UE envió una invitación formal para celebrar una reunión del Consejo de Asociación con Israel para abordar su respeto de los derechos humanos en el marco de la relación bilateral. El problema es que para que dicha cita se produzca, antes se debe acordar bilateralmente la agenda, algo a lo que Israel no parece dispuesto. Ante esta situación, Borrell ha revelado que pedirá en el próximo Consejo de Ministros de noviembre, el último que presidirá como jefe de la diplomacia europea antes de que asuma su puesto la estonia Kaja Kallas, que los Veintisiete evalúen si Israel viola su compromiso en materia de derechos humanos en el marco del Acuerdo de Asociación que rige las relaciones entre el bloque europeo y la Administración israelí.

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