Israel intensifica su ofensiva en Líbano y Gaza en el aniversario del ataque de Hamás
Doce meses después de la matanza, Netanyahu no ha logrado ninguno de sus objetivos: liberar a los rehenes, acabar con la resistencia armada en la Franja y garantizar el retorno de los evacuados de la frontera
A las 6.29 de este lunes 7 de octubre comenzó a sonar la sirena delante de la residencia en Jerusalén del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. A esa hora exacta (05.29 en la España peninsular), varios cientos de manifestantes, con retratos de los rehenes y en silencio, recordaron que hace un año comenzó la matanza orquestada por Hamás con el asalto a la valla que separa Gaza de Israel, el asesinato de unos 1.200 ciudadanos y el secuestro de unos 250, de los que un centenar sigue sin regresar. Han transcurrido 12 meses y el ejército de Israel, en respuesta a aquel ataque, intensifica la ofensiva sobre Líbano y Gaza, por tierra y aire.
El ejército ha desplegado este mismo lunes, coincidiendo con el aniversario, hasta 100 aviones de combate en el vecino del norte en una operación que califica de “extensa” contra intereses de Hezbolá. Al mismo tiempo, ha emitido nuevas órdenes contra la población para que salga de sus lugares de residencia si no quiere ser considerada objetivo de los ataques. Esta vez la amenaza se ha lanzado contra habitantes del entorno del litoral que transcurre desde la desembocadura del río Awali hacia el sur, lo que representa unos 60 kilómetros de costa.
Sostenidas por el régimen iraní, las milicias de Hamás y Hezbolá siguen, por su parte, lanzando proyectiles hacia territorio israelí. Avanzada la mañana, las alarmas que saltaron en diferentes regiones de Israel ya no eran conmemorativas del año de la masacre, sino alertas ante la llegada de misiles. Por la tarde, también Yemen entró en escena con un cohete lanzado por los rebeldes hutíes hacia el centro de Israel que fue interceptado.
Lejos del frente de batalla, los familiares de las víctimas y los rehenes del 7 de octubre se volcaron en las conmemoraciones. “Estoy todavía en medio de la batalla para traerlo de vuelta”, asegura Shai Wenkert, de 52 años, padre de Omer Wenkert, que cumplió los 23 años durante su cautiverio en Gaza y sufre colitis ulcerosa, una enfermedad intestinal. “Pensamos que está vivo”, defiende optimista. Poco después de pronunciar estas palabras en Jerusalén, el foro que agrupa a las familias ha confirmado la muerte de uno de los 101 secuestrados que están en la Franja. Se trata de Idan Shtivi, de 28 años, cuyo cuerpo se encuentra todavía en el enclave palestino.
Shtivi estaba a primera hora de la mañana de camino al festival Nova, a las afueras de Gaza, cuando comenzó la matanza. Ayudó a escapar a dos de los asistentes y eso, según un comunicado del foro de familias, es lo que le llevó a ser secuestrado por los yihadistas. Con 364 asesinados y 44 secuestrados, el Nova fue el escenario más letal del 7 de octubre.
“Nos encontramos aquí para recordar a nuestros líderes que todavía quedan 101 personas en los túneles de Gaza y debemos traerlos de vuelta, a los vivos y a los muertos para que reciban una sepultura digna”, reclama Eyal Kalderon, primo de Ofer Kalderon, de 53 años, secuestrado en el kibutz Nir Oz junto a sus hijos. Sahar, ahora de 17 años, y Erez, de 13 años, fueron liberados junto a otras decenas de capturados en la última semana de noviembre, en el único acuerdo que se ha logrado en un año. Sahar se trajo un mensaje que le dejó su padre en el momento en que se separaron: “Lucha por mí. Sal a la calle porque no quiero que me maten en estos túneles”, según relata Eyal Kalderon, al tiempo que añade: “Esa es la carga que Sahar lleva sobre sus hombros”.
En un hecho poco habitual, Hamás ha conseguido golpear este lunes en una vivienda del sureste de Tel Aviv, en el centro del país, tras el lanzamiento de varios misiles desde la Franja palestina, mientras que Hezbolá ha logrado impactar en Haifa y Tiberíades, en el norte. La milicia ha disparado más de un centenar de proyectiles, según datos del ejército israelí. En ningún caso hay víctimas mortales y los daños son solo materiales, pero sirve a ambos grupos para lanzar la advertencia de que no han acabado con su capacidad de intimidar a Israel, cuya sociedad continua traumatizada por el agujero de seguridad que se produjo hace un año.
Al mismo tiempo, la aviación del Estado judío ha llevado a cabo sobre Líbano en las últimas horas una “extensa operación aérea”, atacando “más de 120 objetivos terroristas” con hasta un centenar de aviones de combate, según el ejército. Israel, a su vez, sigue presionando a los gazatíes para que abandonen sus casas porque consideran el área en la que habitan o se refugian como zona de guerra.
Este lunes han vuelto a lanzar advertencias hacia los residentes del norte de la Franja porque están operando allí con “intensidad” las tropas de ocupación. Los bombardeos se suceden por todo el enclave. Las autoridades locales de Gaza elevan a más de 41.900 la cifra de muertos, la mayoría civiles, en el último año.
La masacre liderada por Hamás de la que ahora se cumple el primer aniversario es el día más sangriento de la historia del Estado judío, una humillación que lleva a una parte importante de la sociedad israelí a apoyar y justificar los planes bélicos del jefe del Gobierno, que no pierde fuelle en las encuestas, especialmente tras la ofensiva contra Hezbolá de las dos últimas semanas, invasión terrestre incluida.
Finalmente, el acto más multitudinario previsto para el 7 de octubre, un concierto y acto de homenaje en Tel Aviv del que se habían vendido 48.000 entradas, se ha celebrado en la tarde noche del lunes sin ese público y con el acceso únicamente a familiares de víctimas y prensa por el clima de inseguridad imperante.
Los concentrados ante la vivienda de Netanyahu en Jerusalén recordaron también este lunes que, tras 12 meses, ninguno de los objetivos que se ha planteado con mano de hierro se han cumplido: acabar con Hamás y la amenaza desde Gaza; liberar a los rehenes, y el retorno a sus casas de los evacuados de la frontera con Líbano. Mientras tanto, la guerra no ha hecho más que ampliar sus frentes y elevar la preocupación e inestabilidad a nivel mundial. Israel da por segura una respuesta a la ofensiva lanzada el pasado martes por Irán sobre su territorio.
“Nuestro contraataque contra nuestros enemigos en el eje del mal de Irán es necesario para asegurar nuestro futuro y garantizar nuestra seguridad”, ha insistido el primer ministro durante una reunión gubernamental. “Estamos cambiando la realidad de seguridad en nuestra región, por el bien de nuestros hijos, por nuestro futuro, para asegurarnos de que lo que sucedió el 7 de octubre no suceda de nuevo”, ha agregado, según Reuters. A su vez, Netanyahu ha convocado una reunión considerada de urgencia de su gabinete de seguridad, informa Times of Israel citando fuentes oficiales.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha afirmado en un comunicado este lunes: “Hoy, más que nunca, tenemos el profundo compromiso de seguir tomando todas las medidas necesarias para derrotar a nuestros enemigos y defender nuestra patria”. En la nota no se hace referencia, como reclaman muchos ciudadanos, a posibles responsabilidades por parte de los más altos representantes del Gobierno israelí, el ejército y los servicios secretos tras el ataque de hace un año.
En medio de la incertidumbre sobre la que recae el primer aniversario de la guerra, las alarmas del amanecer sonaron a duelo y a protesta, pero también a esperanza. Por un lado, se acumulan los reproches a las autoridades, porque consideran que no hacen lo suficiente. Por otro, se aferran a todo para seguir pensando que van a recuperar a sus familiares. Para ellos, los que todavía mantienen a algún ser querido en Gaza, el 7 de octubre es otro día más, otro de los 366 que han transcurrido, según han explicado varios en la ceremonia de Jerusalén, en paralelo a otras organizadas en Tel Aviv o en la explanada que hace un año acogía la celebración del festival Nova. No sienten que haya diferencia alguna entre unas jornadas y otras mientras no tengan de regreso a casa a los rehenes.
En el festival de música se hallaba también Omer Wenkert cuando se escondió junto a unos 40 jóvenes dentro de un refugio junto a la parada de un autobús, explica su padre. Los atacantes empezaron a lanzar granadas al interior y acabaron con la vida de todos menos 12. Solo Omer sigue secuestrado, agrega su progenitor. Hamás grabó un vídeo en el que se le ve tirado en la parte de atrás de un vehículo todoterreno tipo pick-up, rodeado de hombres armados vociferando que lucen distintivos del grupo yihadista palestino.
“Lo estoy esperando”, insiste Shai Wenkert, su padre. “Sí, hoy es 7 de octubre, otro día más para nosotros. Nada ha cambiado. Estamos repitiendo siempre los mismos días en bucle, una y otra vez, cada día, cada hora, cada segundo”, describe Eyal Kalderon, convencido de que Israel no tiene futuro sin el regreso de los rehenes.
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