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Israel mata en Gaza a seis empleados de la UNRWA en el peor ataque sufrido por la ONU en la guerra

Al menos 18 personas mueren en el quinto bombardeo que las tropas de ocupación llevan a cabo sobre una misma escuela que acoge a desplazados en el campamento de refugiados de Nuseirat

Un padre palestino porta el cuerpo de su hijo tras el ataque sufrido por la agencia UNRWA en una escuela convertida en refugio, en el centro de la franja de Gaza, este miércoles. Foto: MOHAMMED SABER (EFE) | Vídeo: EPV
Luis de Vega

Dos bombas israelíes han golpeado este miércoles la escuela Al Jaouni, gestionada por Naciones Unidas, que acoge a unos 12.000 palestinos, la mayoría mujeres y niños, desplazados por la guerra en el campamento de refugiados de Nuseirat (centro de Gaza), según ha denunciado la ONU. Es la quinta vez que las tropas de ocupación atacan estas instalaciones. El balance provisional de muertos asciende a 18, entre ellos seis empleados de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), según ha denunciado esta institución. Esto convierte el bombardeo en el más mortífero para trabajadores de esta agencia de todos los llevados a cabo por Israel desde que comenzó la contienda el pasado 7 de octubre, según confirma a EL PAÍS uno de sus portavoces. Con esos seis fallecidos, entre los que se encuentra el director de la escuela, ya son 220 los empleados de la UNRWA que han perdido la vida en estos 11 meses largos de guerra.

Tras este último ataque, el máximo responsable de la UNRWA, Philippe Lazzarini, se ha referido a las “matanzas sin fin y sin sentido, día tras día”, al tiempo que recuerda que los trabajadores “asesinados” estaban brindando “apoyo a las familias que habían buscado refugio en la escuela”. “El personal humanitario, las instalaciones y las operaciones han sido ignorados de manera flagrante e incesante desde el comienzo de la guerra”, ha denunciado Lazzarini a través de su perfil en la red social X (antes Twitter), donde vuelve a pedir que se llegue a un acuerdo de alto el fuego. No hay ni un solo lugar seguro para la población de Gaza, ha vuelto a recordar, constatando que los bombardeos de Israel incumplen el derecho internacional humanitario. “Cuanto más prevalezca la impunidad, más irrelevantes serán el derecho internacional humanitario y las convenciones de Ginebra”, insistió.

Israel ha reconocido el bombardeo, pero afirma que no es una escuela, sino un centro de mando de Hamás, según Avichay Adraee, portavoz militar. Las bombas impactaron sobre lo que él califica de “complejo de mando y control de Hamás dentro de lo que anteriormente se usaba como la Escuela Al Jaouni”, según un comunicado en X. El ejército, en otro comunicado en esa red social, cita a nueve “terroristas” muertos de los que tres serían a su vez empleados de la UNRWA. Y añade que ha preguntado a la agencia sobre ellos sin obtener respuesta. No es la primera vez que el Estado judío acusa de terrorismo a trabajadores de Naciones Unidas de la Franja. La UNRWA, por su parte, afirma que Israel no les ha solicitado la identidad de los empleados muertos en el ataque y que hoy es la primera vez que ve los nombres que publica el ejército en su comunicado, señala a EL PAÍS un portavoz de la agencia.

El jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, se ha mostrado “indignado” por el ataque y ha manifestado que “el desprecio de los principios básicos del derecho internacional humanitario (…) no puede ni debe ser aceptado por la comunidad internacional”, según una publicación en su perfil de esa red social. Borrell se encuentra realizando una gira por Oriente Próximo que no cuenta a Israel ni Palestina entre sus etapas después de que el Gobierno israelí no haya querido recibirlo.

Rescatistas buscan entre los escombros tras el ataque israelí sobre la escuela Al Jaouni, en el campamento de refugiados de Nuseirat (centro de Gaza), el miércoles 11 de septiembre.
Rescatistas buscan entre los escombros tras el ataque israelí sobre la escuela Al Jaouni, en el campamento de refugiados de Nuseirat (centro de Gaza), el miércoles 11 de septiembre.Moez Salhi (Anadolu/Getty Images)
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“La carnicería de Gaza debe terminar. Alto el fuego”, ha reclamado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, organismo de la ONU, en un mensaje de condolencias por los últimos muertos publicado en X en el que, además, constata que “hospitales, escuelas y refugios han sido bombardeados repetidamente, lo que ha provocado la muerte de civiles y trabajadores humanitarios”. Solo en el último día, los muertos en la Franja ascienden a 96, lo que eleva el número total durante la contienda a 41.118, según las autoridades sanitarias del Gobierno de Hamás.

El martes Israel bombardeó la zona de acampada de Al Mawasi, junto a la ciudad de Jan Yunis (sur de Gaza) matando al menos a 19 personas. Israel citó a tres responsables de Hamás que, según su versión, eran el objetivo del ataque. Pocas horas antes, la ONU había denunciado que uno de sus convoyes destinados a vacunar a la población de Gaza contra la polio había sido bloqueado durante ocho horas “a punta de pistola” por las tropas de ocupación.

Es una advertencia que constantemente repite la ONU: cada vez que se producen ataques de este tipo, recuerdan que “las escuelas y otras infraestructuras civiles deben protegerse en todo momento, no son un objetivo”. Pero la realidad, pese a todo, indica que siguen apuntando contra ellas. “Hacemos un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que nunca utilicen las escuelas ni las zonas que las rodean con fines militares o de combate”, añaden a través de un comunicado en X. Israel defiende este tipo de bombardeos porque, según sus informaciones, efectivos de Hamás y otros grupos armados palestinos se camuflan entre la población civil.

Campaña de acoso contra la UNRWA

Desde el comienzo de la guerra, las autoridades de Israel han puesto en marcha una campaña de acoso, desprestigio y acusaciones contra los empleados de la UNRWA. En concreto, el Estado judío señaló a 12 de los 33.000 empleados de la agencia (13.000 de ellos trabajan en Gaza y 3.700, en Cisjordania) de estar implicados en la matanza de 1.200 israelíes organizada por Hamás el pasado 7 de octubre, cuando comenzó la guerra. Eso consiguió que 16 países, entre ellos los principales donantes, cancelaran el envío de hasta 400 millones de euros, lo que situó a la institución al borde del bloqueo en plena operación militar de Israel en Gaza, cuando más fondos necesitaba.

Además de las 220 muertes de los empleados de la UNRWA desde el inicio de la guerra —algunas de ellas tras ataques israelíes contra vehículos y lugares señalados como convoyes o instalaciones de la ONU—, se han llevado a cabo acusaciones de terrorismo en instancias internacionales o ataques contra instalaciones incluso en Jerusalén instigadas abiertamente desde personal del Ayuntamiento de la ciudad.

La agencia tuvo que cerrar en mayo sus oficinas en Jerusalén Este, bajo ocupación israelí, por un incendio intencionado y por los actos violentos sufridos desde meses antes por parte de ciudadanos israelíes. “No hay sitio para el enemigo en nuestra ciudad santa”, llegó a señalar el vicealcalde de la ciudad, Arieh King, en su perfil de la red social X. King es señalado por la propia ONU como el instigador de los ataques y amenazas, incluso en ocasiones con armas de fuego de por medio.

Más de 3.000 de los empleados de la UNRWA se han quedado sin casa en la Franja por ataques del ejército israelí, según datos de la institución. Además de en Gaza, el acoso y persecución de los trabajadores tiene lugar en Cisjordania, impulsado por las propias autoridades del Gobierno israelí y las tropas de ocupación, junto a colonos judíos radicales, según denunció el pasado marzo el jefe de la UNRWA en Cisjordania, Adam Bouloukos.

La agencia para los refugiados palestinos de Naciones Unidas nació a la vez que el Estado de Israel, en 1948, para proteger y atender a las víctimas y desplazados de la guerra. Desde entonces, es la principal institución que se encarga de ello sobre el terreno y se mantiene desplegada, además de en Palestina (Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza), en Siria, Jordania y Líbano.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.
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