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Biden y Netanyahu intentan avanzar hacia el alto el fuego en su reunión en la Casa Blanca

El primer ministro israelí tiene previsto entrevistarse por separado con Kamala Harris un día después de defender ante el Congreso de EE UU su gestión de la guerra en Gaza

Biden y Netanyahu
Benjamín Netanyahu y Joe Biden posan para los fotógrafos antes de reunirse a puerta cerrada, este jueves en la Casa Blanca.SAMUEL CORUM / POOL (EFE)
María Antonia Sánchez-Vallejo

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha recibido este jueves en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, un día después de que este se dirigiera al Congreso para defender su guerra total contra Gaza. En su breve comparecencia ante la prensa, antes de reunirse a puerta cerrada, Netanyahu agradeció a su anfitrión, como había hecho la víspera, los “50 años de apoyo a Israel y los 50 años de servicio público”. El mandatario demócrata acogió bienhumorado una nueva alusión del israelí a sus orígenes irlandeses (”un orgulloso sionista irlandés-estadounidense”, le llamó el miércoles) y se limitó a señalar: “Tenemos mucho de qué hablar”.

“Los líderes hablarán de la evolución de la situación en Gaza y de los avances hacia un alto el fuego y un acuerdo de liberación de rehenes, así como del férreo compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Israel, incluida la lucha contra las amenazas de Irán a Israel y a la región en general”, había anticipado la secretaria de prensa de la Casa Blanca en un comunicado. El primer punto del orden del día fue el alto el fuego, en conversaciones patrocinadas durante meses por Washington, ya que funcionarios estadounidenses creen que podría estar a punto de cerrarse. “Estamos más cerca que nunca”, dijo una fuente de la Administración demócrata a la CNN; “depende de los israelíes aceptarlo”. Tras la entrevista privada, ambos tenían previsto reunirse con las familias de los rehenes estadounidenses en poder de Hamás: la liberación del resto de los rehenes es condición para la firma del alto el fuego, y viceversa.

La vicepresidenta y aspirante demócrata a la nominación para las elecciones de noviembre, Kamala Harris, tenía previsto entrevistarse por separado con Netanyahu a lo largo de la tarde (medianoche en la España peninsular). La reunión con Harris, en su despacho oficial de la Casa Blanca —es decir, como vicepresidenta y no como candidata a las elecciones—, reviste especial interés por su postura, más dura que la de Biden, con respecto a la guerra. Fue el primer alto cargo de la Administración demócrata en pedir un alto el fuego en Gaza, antes incluso que el presidente.

No obstante, tras el discurso de Netanyahu al Congreso, en medio de un clima de tensión en el interior y el exterior del Capitolio, Harris condenó con dureza una manifestación propalestina, en la que alrededor de 5.000 asistentes enarbolaron carteles que llamaban al israelí genocida y criminal de guerra, por considerarla “antisemita” y “antipatriótica”. Al menos seis personas fueron detenidas durante la protesta, en la que se quemó una bandera estadounidense. Harris, casada con un judío, calificó los actos de “despreciables y peligrosa retórica de odio”. En su condena, vinculó la protesta a Hamás, como hizo repetidamente Netanyahu en su discurso. “Las pintadas y la retórica pro-Hamás son aborrecibles, no podemos tolerarlas”, dijo la vicepresidenta. La Casa Blanca se ha rodeado este jueves de vallas de seguridad adicionales para protegerla de posibles protestas.

Un “amigo”

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En una comparecencia ante la prensa mientras Biden y Netanyahu permanecían reunidos a puerta cerrada en el Despacho Oval, John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, abundó en los comentarios de Harris. El primer ministro israelí, dijo Kirby, no es “criminal de guerra”, sino un “amigo” de Estados Unidos. “No le consideramos un criminal de guerra, es un aliado, un socio y un amigo. No consideramos que las conclusiones del Tribunal Penal Internacional sean adecuadas o relevantes”, concluyó el portavoz sobre la petición del tribunal de La Haya a los jueces de detener al primer ministro israelí y a la cúpula de Hamás por la presunta comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad en Gaza.

La reunión con Harris se seguirá especialmente de cerca, no solo porque será, con toda probabilidad, la candidata demócrata a la presidencia, sino también por apreciar cuánto va a diferenciarse su programa de la política de Biden: todo parece indicar que, en Israel y otros asuntos de política exterior, no habrá rupturas y se impondrá el continuismo, pero se mueve en un difícil equilibrio: apoyar el derecho de Israel a defenderse y a la vez condenar la difícil situación humanitaria en que se hallan los palestinos en la Franja, de la que Netanyahu culpó el miércoles a Hamás “por puro cálculo político”. Los comentarios de Harris sobre la protesta propalestina del miércoles parecen haber impreso el primer giro a su discurso.

La visita de Netanyahu es la primera al aliado más importante de Israel desde que regresó al poder, para un sexto mandato, a finales de 2022. Los dos mandatarios han mantenido tensas relaciones en los últimos meses a causa de la brutalidad de las acciones militares de Israel en la Franja, que han causado más de 39.000 muertos y unos 90.000 heridos, además de desencadenar una crisis humanitaria sin parangón. Mientras protegía los intereses de Israel en votaciones críticas de la ONU, con repetidos vetos a resoluciones de alto el fuego, Washington, uno de los principales proveedores de armas de Israel, tomaba también la decisión de paralizar el envío de 3.500 bombas pesadas, una medida criticada con especial dureza por Netanyahu y una de las causas del creciente desencuentro con Biden. El primer ministro israelí pidió el miércoles en su discurso al Congreso más armas “para acabar cuanto antes” la guerra, es decir, para acabar por completo con Hamás, aunque ello suponga arrasar Gaza.

No obstante, la pérdida de influencia de Biden aunque aún le queden seis meses de mandato —es un “pato cojo”, el término utilizado en la política estadounidense para definir a quienes no volverán a ser reelegidos— o las incógnitas sobre el futuro de Harris, empatada en muchas encuestas con el republicano Donald Trump, plantean dudas sobre el alcance real de las entrevistas y, sobre todo, sobre su influencia real sobre las acciones de Netanyahu ante el elusivo acuerdo de alto el fuego. Tras su visita a Washington, el primer ministro israelí viajará a Mar-a-Lago (Florida) para encontrarse con Trump este viernes. Será el segundo líder extranjero, tras el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que visita al candidato republicano en el último mes.

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