Macronistas e izquierda moderada impulsan la idea de una gran coalición para evitar un Gobierno de extrema derecha
La izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon rechaza un posible acuerdo para un Ejecutivo técnico del que tanto centristas como conservadores quieren excluirla
La idea suena cada vez con más fuerza. Unos hablan de “mayoría diversa”. Otros dicen “múltiple” o “plural”. Algunos piensan que debería incluir a todos los partidos, salvo a la extrema derecha. Y otros, que también debe excluirse a la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon. Pero entre los partidos de centro que conforman la alianza de apoyo a Emmanuel Macron, parte de la derecha y la izquierda moderada, la opción de una gran coalición parlamentaria toma forma. Sería la manera de frenar a un Gobierno de extrema derecha si el Reagrupamiento Nacional (RN), aunque gane, se queda sin mayoría absoluta en la segunda vuelta de las legislativas de este domingo.
El proyecto de gran coalición ha ganado fuerza después de que, tras la primera vuelta del pasado domingo, el centro y la izquierda hayan pactado un cordón sanitario contra el partido de Marine Le Pen. Más de 220 candidatos han renunciado a presentarse en la segunda vuelta en distritos donde se habían clasificado tres aspirantes y podía ganar la extrema derecha. Al retirarse, evitan dispersar el voto y lo concentran en el candidato que puede batir al del RN.
En una primera encuesta tras los desistimientos, el instituto Harris Interactive señala que cuatro de cada 10 franceses creen que ningún bloque logrará la mayoría absoluta. Y reduce la previsión de escaños del RN a un máximo de 220 (la mayoría absoluta está en 289). El bloque centrista en torno al presidente Emmanuel Macron, que obtendría una horquilla de entre 110 y 135 escaños, resiste mejor de lo previsto hasta ahora, mientras la alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) se quedaría entre 159 y 183.
A la espera de qué responden finalmente en las urnas los franceses, llamados a votar no a favor de alguien, sino en contra del RN, aunque sea apoyando con la nariz tapada a un candidato que no les gusta, las grandes formaciones empiezan a analizar escenarios para el día después.
La posibilidad, inédita en la historia reciente de Francia, de una gran alianza parlamentaria sobre la que pudiera apoyarse un Gobierno técnico, empieza a ser la más mencionada por partidos moderados. Según el primer ministro saliente, Gabriel Attal, una “Asamblea plural” alternativa al RN podría agrupar a “varios grupos políticos de derechas, izquierdas y de centro que, proyecto a proyecto, trabajen juntos al servicio de los franceses”. Se trataría, abundó François Bayrou, líder del centrista MoDem, aliado del macronismo, de “encontrar respuestas inéditas” para evitar un bloqueo institucional si ninguno de los bloques logra la mayoría suficiente para gobernar. Ahí entrarían en juego, ha dicho, los “republicanos” y “demócratas” que estén dispuestos a sentarse a negociar y “asumir sus responsabilidades”.
Ante la constatación de que ni siquiera el NFP, el segundo bloque con más fuerza tras el RN en la primera vuelta, tiene posibilidades de lograr la mayoría absoluta o rozarla, el pragmatismo se impone. Socialistas, ecologistas y hasta los comunistas están retomando la idea de la gran coalición. Pero reclaman que su probable mayor peso parlamentario que el centro macronista sea reconocido en el futuro acuerdo. Un primer ministro para un gobierno de ese tipo debería salir de entre sus filas, afirman, si bien todos coinciden a llamar a la prudencia a cuatro días de la nueva cita ante las urnas.
“Lo importante es votar para descartar a la extrema derecha y que haya el máximo número posible de diputados de izquierda en la Asamblea Nacional”, ha dicho el expresidente socialista y candidato a diputado François Hollande en la emisora France Info. Una vez logrado ese escenario, se podría discutir la posibilidad de un acuerdo provisional de un año, hasta que se pueda volver a convocar elecciones legislativas, o incluso de tres, hasta las presidenciales de 2027. Y, según Hollande, se debería “decidir qué propuestas considera esenciales cada grupo” para gobernar con ese programa mínimo común.
El diputado comunista Sébastien Jumel comparte la idea: “Podríamos fijar objetivos simples, no estamos obligados a estar de acuerdo en todo”. La coalición, según el comunista, abarcaría “un arco desde el gaullismo social a los comunistas, pasando por gente de izquierdas de buena voluntad”.
También la secretaria general de los ecologistas, Marine Tondelier, dice no cerrar la puerta a esta posibilidad ante el “riesgo de que el país sea ingobernable”, lo que hace que “seguramente haya que hacer cosas que nadie antes ha hecho”. Como que un primer ministro conservador, Édouard Philippe, el primer jefe de Gobierno de Emmanuel Macron en 2017, vaya a votar el domingo que viene al candidato comunista de su circunscripción para frenar al del RN, según ha revelado este miércoles. Eso sí, el jefe del partido Horizons, aliado con el macronismo, también ha puesto, desde el comienzo de la campaña, el límite a la izquierda radical bajo el principio “ni-ni”: “Ni el RN, ni LFI”.
Las alternativas “no son solo una mayoría del RN o el bloqueo de la Asamblea”, ha indicado en la cadena France Inter Xavier Bertrand, peso pesado de la derecha tradicional de Los Republicanos (LR), partido hermano del PP español. Y ha añadido: “Hay otra solución: un gobierno provisional que reúna en la Asamblea a los hombres y mujeres de buena voluntad capaces de abrirse a un proyecto concreto”. LR, el partido tradicional de derechas, vive una crisis profunda tras la decisión de su aún presidente formal, Éric Ciotti, de aliarse con el RN en contra de la voluntad de sus barones, entre ellos Bertrand.
Las reticencias, no obstante, siguen siendo enormes en todos los campos. Tanto LR como el macronismo excluyen explícitamente de un acuerdo de gobierno múltiple a los insumisos de Mélenchon. “No gobernaremos con La Francia Insumisa”, ha recalcado el presidente, Emmanuel Macron, durante el último Consejo de Ministros antes de las elecciones, según varios medios que citan fuentes presentes en la reunión. “Combatir al RN hoy no es aliarse a LFI mañana”, ha explicado tras la cita la portavoz del Gobierno, Prisca Thevenot. “No podemos hacer de LFI el alfa y omega de la izquierda en Francia”, ha agregado. Poco después, también Attal ha dicho en X: “No hay ni habrá jamás alianza con LFI”. Por su parte, la ecologista Tondelier excluye, como otros miembros del NFP, que el primer ministro de un eventual gobierno de ese tipo pueda venir de las filas macronistas.
De todos modos, el partido de Mélenchon rechaza unirse a un acuerdo de ese tipo. “Los insumisos solo gobernarán para aplicar su programa”, ha dicho al respecto el coordinador nacional de LFI, Manuel Bompard. El diario Le Monde resalta que, de los 81 desistimientos de candidatos macronistas para la segunda vuelta, solo una veintena beneficia a un candidato insumiso, mientras que una cincuentena lo hace para otros postulantes del Nuevo Frente Popular (socialistas, ecologistas y comunistas). Algo que, indica el rotativo, está calculado para “reducir la influencia del partido de Mélenchon en la izquierda” y permitir así poner las bases de una eventual coalición con los socialdemócratas.
El RN es el claro favorito el domingo, aunque sin lograr la mayoría absoluta que reclama su candidato a primer ministro, Jordan Bardella, para gobernar. La líder de la formación de extrema derecha, Marine Le Pen, dijo tras la primera vuelta que si obtiene solo una mayoría relativa de en torno a los 270 escaños, buscará una alianza para llegar a la mayoría absoluta con diputados de la derecha.
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