Los aliados de Fico azuzan la crispación al responsabilizar a la prensa y la oposición del intento de magnicidio
La presidenta saliente y el nuevo jefe de Estado electo escenifican un llamamiento a la calma tras el ataque
El intento de magnicidio del primer ministro eslovaco ahonda la división de una Eslovaquia ya profundamente polarizada. Y el foco de crispación, para atacarlo o para defenderlo, recae en la figura del primer ministro, Robert Fico. En Eslovaquia se está a favor o en contra de él y en la calle, las acusaciones sobre quién tiene la culpa del intento de asesinato han volado en ambas direcciones. Sus partidarios, incluidos miembros muy relevantes de su partido y sus socios de Gobierno, señalan a la oposición y a la prensa liberal. Ante la espiral que lleva la tensión a unas cotas peligrosas, la presidenta saliente y el jefe de Estado electo el pasado abril —de partidos rivales— han querido escenificar este jueves una llamada a la calma junto a algunos ministros. El culpable que señalan es el odio. Es, probablemente, lo único en lo que todos se ponen de acuerdo.
Eslovaquia vivió este miércoles uno de los momentos más tensos y delicados en los que se puede sumir un país, cuando un hombre disparó al primer ministro, el populista Robert Fico, y lo dejó entre la vida y la muerte. Todo era confusión y la información sobre el estado de salud del dirigente y la identidad del agresor iba llegando a retazos. Miembros del partido Smer, la formación de Fico, y de SNS, sus socios ultranacionalistas en el Gobierno de coalición, apuntaron rápidamente su dedo acusador hacia los medios de comunicación y la prensa. El líder de SNS, Andrej Danko, incluso habló del inicio de una “guerra política”, disparando la retórica cuando más era necesaria la contención.
El vicepresidente del Parlamento Lubos Blaha informó a la Cámara, reunida en sesión parlamentaria, del intento de magnicidio contra el jefe del Gobierno. El político, muy cercano al primer ministro, culpó inmediatamente a la oposición: “Esto ha sido obra vuestra”, les dijo. “Robert Fico está luchando por su vida por culpa de vuestro odio”, afirmó, y continuó con su retahíla, que recogen los medios nacionales: “La culpa de los progresistas y de la prensa liberal no se limpiará jamás. ¿Qué políticos van a ir ahora a mítines? Nos habéis convertido en dianas”.
En una comparecencia ante los medios, Danko, también vicepresidente del Parlamento, espetó a los periodistas: “¿Estáis contentos ahora?”. El político ultraderechista se refirió además a los informadores como “cerdos asquerosos” en la misma intervención en la que consideró el intento de asesinato de Fico como el inicio de una “guerra política”.
El principal partido de la oposición, Eslovaquia Progresista (PS) ha condenado en términos absolutos el ataque al primer ministro. La formación ha suspendido su campaña electoral para las elecciones europeas y las protestas contra el Gobierno que suelen convocar. Michal Simecka, el líder del PS, ha calificado el intento de magnicidio como “ataque a la democracia” y ha apelado a terminar “con la espiral de ataques y acusaciones”.
Seguridad reforzada para la prensa
Los medios han rechazado también al unísono, con un comunicado conjunto, el intento de magnicidio. Tras el señalamiento a los periodistas, se les ha incluido en los grupos considerados de riesgo a los que el Gobierno va a aumentar la seguridad. La radiotelevisión pública RTVS, el objetivo más reciente de las polémicas medidas del Ejecutivo de Fico, ha anunciado también que va a reforzar la seguridad de su personal y de sus instalaciones.
Como muestra del clima de desconfianza que reina, un analista habitualmente dispuesto a hablar con la prensa rechazó hacerlo en esta ocasión con nombres y apellidos. Pero en privado, en su despacho de Bratislava, opinaba que el país “puede estallar”. “No es algo nuevo; este país lleva estallando años”, añadía en referencia a los niveles de odio disparados por las redes sociales. No justificaba el ataque al primer ministro, pero recordaba que su figura ha sido fundamental en la radicalización del país y en la profundización de la polarización.
El politólogo eslovaco Peter Spác de la universidad Masayarik de República Checa recuerda en un intercambio de emails que lleva tiempo advirtiendo de que “la propagación continua del odio de muchos políticos en algún momento conduciría a algún tipo de explosión”. “Para que quede claro, Fico está entre los que hay que culpar de la polarización creciente”, subraya. Tras el ataque al primer ministro, ve dos posibles escenarios. El primero, que los partidos rebajen el tono de la conversación pública, aunque las reacciones de Blaha y Danko, junto a algún alto cargo más, ponen en duda esa opción. La segunda posibilidad es que miembros del Gobierno utilicen el intento de asesinato para mostrar a los medios y a la oposición como una amenaza para la sociedad que hay que controlar.
Entre quienes intentan impulsar un mensaje de reconciliación nacional está Zuzana Caputová, la primera mujer presidenta del país, que renunció a volver a concurrir en los comicios del pasado marzo y abril tras recibir amenazas de muerte ―junto a descalificaciones constantes por parte de Fico, que la llamó agente extranjero al servicio de EE UU—. Ya trató de templar los ánimos el miércoles con varios mensajes pidiendo calma y este jueves lo ha vuelto a intentar junto con quien le sustituirá en la jefatura del Estado, el líder de Hlas, Peter Pellegrini, el otro socio de la coalición de Gobierno. Ambos han invitado a los líderes de todos los partidos con representación parlamentaria al palacio presidencial para tratar de tener puentes.
“Lo que ha pasado es un acto individual, pero la tensión de la situación es un trabajo colectivo”, ha afirmado Caputová en una comparecencia junto a Pellegrini. La presidenta proeuropea y ecologista ha llamado a los políticos a controlar sus emociones cuando ejercen un cargo público. “Tenemos que ser mejores personas”.
Los ministros de Defensa, Robert Kalinak, y de Interior, Matus Sutaj Estok, se han dirigido juntos también a los eslovacos para pedirles serenidad y evitar los discursos de odio o la justificación de la violencia. Tras la reunión del Consejo de Seguridad de este jueves, Kalinak apeló a “abordar las causas que originaron este mal”. Quizás la democracia eslovaca “deba aprender a andar de nuevo y a tolerar distintas opiniones” después del ataque, subrayó el ministro.
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