La ONU aprueba por mayoría ampliar los derechos de Palestina como Estado observador
La resolución da más voz, aunque no voto, a los palestinos en la Asamblea General, pero no en el Consejo de Seguridad. Israel pide cortar la financiación de Naciones Unidas por “apoyar el terrorismo”
La Asamblea General de la ONU ha aprobado este viernes por amplia mayoría —143 votos a favor, nueve en contra, entre ellos los de Israel y EE UU, y 25 abstenciones— una resolución para ampliar el estatus de Palestina. El texto, que solo precisaba mayoría simple para salir adelante, amplía sus derechos como Estado observador, pero con límites: le da voz, pero no voto, en la Asamblea (y no en el Consejo, el órgano ejecutivo de la organización). Aunque carece del carácter vinculante que emana de las decisiones del Consejo, el apoyo mayoritario de la comunidad internacional a Palestina, de gran calado simbólico y moral, contrasta con el llamamiento de Israel a cortar la financiación a la ONU por “recompensar el terrorismo” palestino y la advertencia de EE UU sobre el “precedente” que supone un reconocimiento de este tipo.
Estado observador permanente desde 2012, el veto de Estados Unidos a su plena membresía, que Washington supedita al resultado de conversaciones directas de los palestinos con Israel, impidió hace tres semanas en el Consejo de Seguridad que Palestina tuviera voz y voto en la ONU. La resolución adoptada este viernes recomienda al máximo órgano de la ONU, encargado de velar por la seguridad en el mundo, que considere la cuestión “favorablemente”, una posibilidad remotísima dado el derecho de veto de EE UU.
Antes de someter a votación la propuesta, y en uno de sus habituales golpes de efecto —hace meses lució en la solapa la estrella de David que identificaba a los judíos en la Alemania nazi—, el embajador de Israel, Gilad Erdan, ha mostrado una fotografía del líder de Hamás, Yahia Sinwar, con el lema “patrocinado por la ONU”, y luego ha destruido en una pequeña trituradora de papel la carta fundacional de Naciones Unidas.
La iniciativa de la Asamblea ha empujado a un grupo de 23 senadores republicanos a presentar un proyecto de ley para limitar la financiación de la ONU y otras organizaciones que concedan a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP, que controla la Autoridad Palestina) cualquier estatus, derecho o privilegio que no sea el de observador. El republicano Mitt Romney ha explicado en la red social X (antes Twitter) su iniciativa: “Estados Unidos no debe prestar credibilidad a una organización que promueve y recompensa activamente el terrorismo. La ONU no debe conceder ningún derecho o privilegio adicional a la Organización para la Liberación de Palestina”, ha escrito, equiparando a la OLP implantada en Cisjordania con grupos terroristas de Gaza como Hamás o la Yihad Islámica, responsables del brutal ataque del 7 de octubre que desencadenó la guerra. Otro de los senadores firmantes es Marco Rubio.
El texto finalmente adoptado pide, “con carácter excepcional y sin que sirva de precedente”, que la Asamblea apruebe la participación del Estado de Palestina en los periodos de sesiones y los trabajos de la Asamblea General y de las conferencias internacionales convocadas bajo los auspicios de esta o de otros órganos de las Naciones Unidas.
Entre las nuevas prerrogativas, la mayoría relativas a cuestiones de procedimiento, figuran la de sentarse entre los Estados miembros por orden alfabético; inscribirse en la lista de oradores para otros temas del programa que no sean la cuestión palestina y la cuestión de Oriente Próximo; o el derecho a presentar propuestas y enmiendas e introducirlas. También figura la elección de los miembros de la delegación del Estado de Palestina como integrantes de la mesa del pleno y de las comisiones principales de la Asamblea; y la participación “plena y efectivamente” en las conferencias de las Naciones Unidas y en las conferencias y reuniones internacionales convocadas bajo los auspicios de la Asamblea General. La única limitación de este nuevo estatus es que Palestina, como Estado observador, no tendrá derecho de voto en la Asamblea General ni a presentar su candidatura a los órganos de la ONU.
Palestina no tendrá los mismos derechos y privilegios que un Estado miembro de pleno derecho, pero sí un estatus mucho más elevado que el actual. Como un Estado de facto, facultado para presentar propuestas, aunque no para votarlas. La resolución ha enfurecido al embajador israelí, que esta semana ya denunciaba, dándola por aprobada, la concesión a Palestina del “estatuto de facto y los derechos de un Estado” (se olvida de señalar que un país miembro sí puede votar mientras que Palestina no podrá). “Una vez más, los palestinos se aprovechan de la mayoría política automática y de la decadencia moral de la ONU. (…) Se saltan el Consejo y llevan la decisión a la Asamblea. Si se aprueba esta resolución”, amenazaba Erdan en las redes sociales, “nada cambiará sobre el terreno, solo demostrará cómo recompensa la ONU el terrorismo. Si se aprueba, espero que EE UU deje completamente de financiar a la ONU”. Cargar contra Palestina y cargar contra la ONU son sinónimos para Israel desde que arremetiera contra un discurso del secretario general, António Guterres, a finales de octubre, o, en enero, contra la UNRWA, al acusar —hasta ahora sin pruebas— a una docena de sus trabajadores de connivencia con los ataques del 7 de octubre.
La resolución adoptada por la Asamblea no es un paso en el vacío. Una resolución de diciembre pasado, con la guerra de Gaza en curso, reafirma “el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación, incluido el derecho a su Estado independiente de Palestina”, recordaba el borrador. Y añade algo que es anatema para Israel: “La necesidad de que se respeten y preserven la unidad, la contigüidad y la integridad territoriales de todo el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental”.
No es de extrañar, pues, el rechazo del embajador Erdan, ni el voto en contra de EE UU a la resolución por ser un nuevo espaldarazo de la comunidad internacional a Palestina. El texto es también un memorial de agravios de todas las resoluciones adoptadas por la ONU e incumplidas por Israel. Como resumen, valga la resolución 77/25 de 30 de noviembre de 2022 y todas las resoluciones pertinentes relativas al arreglo pacífico de la cuestión de Palestina, “que, entre otras cosas, subrayan la necesidad de la retirada de Israel del territorio palestino ocupado desde 1967, incluido Jerusalén Oriental, la realización de los derechos inalienables del pueblo palestino, principalmente el derecho a la autodeterminación, incluido el derecho a su Estado independiente, y el cese total de todas las actividades israelíes de asentamiento en el territorio palestino ocupado, incluido Jerusalén Oriental”. Una enmienda a la totalidad contra los planes del Gobierno israelí para con los palestinos.
El texto subraya que “el Estado de Palestina está plenamente cualificado para ser miembro de las Naciones Unidas de conformidad con el artículo 4 de la Carta”, además de tomar en consideración “las amplias afirmaciones de apoyo de los miembros de las Naciones Unidas a la admisión del Estado de Palestina como miembro”. La resolución también expresa su “hondo pesar y preocupación” por el veto de EE UU que el 18 de abril impidió que el Consejo de Seguridad ―el único facultado para hacerlo— aprobase la plena membresía de Palestina. Aunque la hipotética aprobación del estatus pleno de Palestina recaiga solo en el Consejo, la votación de este viernes de la Asamblea rebate de nuevo los argumentos en contra.
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